miércoles, 29 de agosto de 2018

MONS. VIGANÓ SE DEFIENDE


FUENTE

Viganó se defiende de las calumnias de los ‘defensores del Papa’

Monseñor, ¿cómo está?
Gracias a Dios muy bien, con gran serenidad y paz de conciencia: es la recompensa de la verdad. La luz siempre vence a las tinieblas, no puede ser reprimida, especialmente para aquellos que tienen fe. Por eso tengo mucha confianza y esperanza en la Iglesia.
¿Cómo valora las reacciones a la publicación de su memorándum?
Como sabe hay reacciones opuestas.
Hay quienes ya no saben de donde sacar el veneno para destruir mi credibilidad. Hay hasta quién ha escrito escribió que he sido hospitalizado dos veces para tratamiento obligatorio por consumo de drogas; hay quienes imaginan conspiraciones, complots políticos, complots de todo tipo, etc…
Pero también hay muchos artículos de agradecimiento, y he visto mensajes de sacerdotes y fieles agradeciéndome este testimonio; que ha sido para ellos un destello de nueva esperanza para la Iglesia.
¿Qué responde a quién en estas horas objetan que tendría razones de rencor personal contra el Papa y por esta razón habría decidido escribir y difundir el memorándum?
Tal vez sea ingenuo,  y piense siempre lo mejor de la gente, pero confieso que es un regalo que me hizo el Señor, y que nunca he tenido sentimientos de venganza durante todos estos años en que he sido puesto a prueba de tanta calumnia y falsedad contra mí.
Como escribí al comienzo de mi testimonio, siempre creí que la jerarquía de la Iglesia encontraría en sí misma los recursos para sanar tanta corrupción. También lo escribí en mi carta a los tres cardenales enviados por el Papa Benedicto para que investigaran el caso Vatileaks. En una carta que acompañaba el informe que les entregué, les dije: “Ustedes lo sabían, pero guardaron silencio. Al menos ahora que tienen esta orden del Papa Benedicto, tengan el coraje de informar fielmente sobre lo que han descubierto relativo a tantas situaciones de corrupción.
¿Por qué decide publicar y difundir su testimonio?
Hablé porque la corrupción ha llegado a lo alto de la jerarquía de la Iglesia. Y apelo a los periodistas: ¿por qué no preguntan qué pasó con el caso de los documentos que, como todos sabemos, fueron entregados en Castelgandolfo por el Papa Benedicto XVI al Papa Francisco? ¿Todo fue inútil? Hubiera sido suficiente seguir mi informe y el informe que fue puesto a mi disposición antes del de los tres cardenal a cargo de la investigación del caso Vatileaks (Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi) para empezar a hacer algo de “limpieza” en la curia.
¿Pero saben lo que el Cardenal Herranz me respondió cuando le llamé desde Washington, dado que había pasado mucho tiempo desde que el Papa Benedicto nombró a esta Comisión, sin haber sido informado de nada por ellos? Le dije: “¿No crees que tengo algo que decir sobre la cuestión de mis cartas, publicadas sin mi consentimiento?” Él respondió: “Ah, si realmente quieres”.
¿Qué responde a quién afirma que usted sería el “cuervo”, o uno de los “cuervos”, en el origen del caso Vatileaks?
¿Yo el cuervo? Como has visto con mi testimonio, ¡suelo hacer cosas a la luz del día! Estuve en Washington un tiempo y ciertamente tenía otras cosas en qué pensar. Por otro lado, siempre he tenido la costumbre de sumergirme por completo en mi nueva misión. Así lo hice cuando fui enviado a Nigeria: ya no leí las noticias italianas. Tanto es así que cuando, después de seis años, fui llamado a la Secretaría de Estado por San Juan Pablo II me tomó unos meses darme cuenta de dónde estaba metido antes, a pesar de que ya estuve en la Secretaría de Estado once años entre 1978 y 1989.
¿Qué responde a los que dicen que habrían sido expulsado ​​de la Gobernación y que esto también provoca sentimientos de rencor y deseo de venganza en usted?
Como ya dije, el rencor y la venganza son sentimientos que no me pertenecen. Mi resistencia a dejar mi trabajo en la Gobernación fue motivada por un profundo sentimiento de injusticia por una decisión que sabía que no correspondía a la voluntad que el Papa Benedicto XVI me había manifestado.
El cardenal Bertone sólo para alejarme había cometido una serie de graves abusos de autoridad; en relación a la comisión inicial de tres cardenales que el Papa Benedicto había designado para investigar las graves acusaciones hechas por mí como Secretario General y por el Secretario General Adjunto, monseñor Giorgio Corbellini, por los abusos cometidos por Monseñor Paolo Nicolini. En lugar de esta comisión, el cardenal había creado una comisión disciplinaria alterando en su composición la institucional de la Gobernación; y antes incluso de crear esta comisión, me había convocado para decirme que el Santo Padre me había nombrado nuncio en Washington; y a pesar de que dicho comité disciplinario había decidido el 16 de julio de 2011 el despido de Monseñor Paolo Nicolini, Bertone había manipulado abusivamente dicha decisión para evitar su publicación.
Al hacerlo, me había impedido continuar el trabajo de lucha contra la corrupción en la administración de la Gobernación.
¿Qué responde a quién habla de su  fijación por  convertirse en cardenal y afirma que ahora ataca al Papa también porque no ha recibido el cardenalato?
Puedo decir con toda sinceridad ante Dios que en realidad he renunciado a ser cardenal.
Después de mi primera carta al cardenal Bertone, que le envió al papa porque hizo lo que él pensaba que era más apropiado, el Papa Benedicto me llamó y me recibió en audiencia el 4 de abril de 2011, e inmediatamente me dijo estas palabras: “Creo que sé que nombramiento podría servir mejor a la Santa Sede como presidente de la Prefectura para asuntos económicos, en lugar del cardenal Velasio De Paolis”.
Le agradecí al Papa la confianza que me mostró y agregué: “Santo Padre, ¿por qué no espera seis meses o un año? Porque si ahora me promociona, el equipo que ha confiado en mí para sanar la situación en la Gobernación será inmediatamente dispersado y perseguido (como de hecho sucedió).
También agregué algo más: Al final de la audiencia, el Papa me dijo nuevamente: “Sin embargo, sigo opinando que el lugar donde mejor puedes servir a la Santa Sede es como presidente de la Prefectura para asuntos económicos”. El Cardenal Re puede confirmar esta noticia. Entonces renuncié al cardenalato por el bien de la Iglesia.
¿Qué responde a quienes involucran a su familia hablando de “saga” bajo la bandera de grandes intereses económicos?
El 20 de marzo de 2013 mis hermanos prepararon un comunicado de prensa, y yo me opuse a la publicación para evitar involucrar a toda la familia. Puesto que ahora se sigue repitiendo la acusación a mi hermano Lorenzo, a saber, que le habría mentido al Papa Benedicto escribiendo sobre mi necesidad de irme porque tenía que cuidar a mi hermano enfermo, he decidido hacer pública ahora la declaración. De su lectura se hace evidente que sentí la grave responsabilidad moral de cuidar y proteger a mi hermano.