La
Divina Providencia nos ha permitido celebrar, el domingo 8 de julio, el trigésimo aniversario de la consagración episcopal de Su Excelencia, Monseñor
Richard Williamson. Más de doscientas personas provenientes de 17 localidades
(Estados) de los EE UU estuvieron presentes para dar homenaje a la integridad que S.E. ha demostrado al preservar el combate por la Fe Católica de acuerdo al espíritu y fortaleza
del mismo Monseñor Lefebvre. No menor ha sido la generosa presencia de parte
del clero proveniente de cinco continentes de alrededor del mundo, a fin de no
sólo de dar ánimo al Prelado celebrante sino también de hacer una acción de
gracias por los sacrificios y ultrajes afrontados con ecuánime valor durante
los treinta años de episcopado, haciendo parte de un testimonio viviente de
fidelidad del cual somos herederos.
La Misa Pontifical fue preparada en el poblado de Brewster, Estado de
Nueva York, al norte de la ciudad principal. La liturgia que conlleva
ésta ceremonia condujo el tema central de la celebración episcopal: la
preservación del auténtico Sacerdocio Católico instituido por Nuestro Señor
Jesucristo, expresado por el Rito Latino, proclamado por la Tradición Católica,
y transmitido heroicamente por las consagraciones episcopales del 30 de junio
de 1988 por el Prelado por antonomasia, de feliz memoria, Monseñor Marcel
Lefebvre. Las palabras de Monseñor Williamson, pronunciadas
durante el sermón, son dignas de recordar en éste momento para mantenerse fiel a
través de la crisis actual de la Iglesia y del mundo.
Después
de la ceremonia se presentó la biografía de Monseñor Richard Williamson, La Voz de Trompeta - una sinfonía inconclusa, con una previa intervención escrita por el Doctor
David Allen White, autor de 360 páginas. Desafortunadamente,
el Dr. White no pudo estar presente debido a que, cinco días antes del evento, tuvo una intervención de cirugía que no podía ser pospuesta. A Dios
gracias, la salud del Dr. White se mejora paulatinamente día tras día.
Finalmente,
la recepción del banquete giró en torno a una variación musical - sin
faltar los típicos estruendos de los Mariachis al sazón mexicano - que
comenzó con la melodía singularmente bella del violín, terminando con la
magnífica ejecución de música clásica de altura por un inolvidable y magistral
concierto de piano.
Que
éste sincero homenaje sea para Su Excelencia un aliciente para continuar fiel
al pie del cañón en el combate por la defensa del Depósito de la Fe por la
sagrada Tradición de la Iglesia Católica. Así como se lee en su blasón
episcopal "Ut Fidelis Inveniatur" (Para ser encontrado Fiel)