El castigo de Sodoma y Gomorra
Fuente: Rorate Caeli vía Adelante la Fe (extracto)
A
continuación damos un resumen pertinente del informe final del gran jurado que investiga
los «generalizados abusos de menores en seis diócesis de la Iglesia
Católica de Pennsylvania»:
La investigación ha sacado a
la luz un encubrimiento institucional generalizado de abusos sexuales por todo
el estado. A partir de investigaciones realizadas en las diócesis de
Altoona-Johnstown y Filadelfia en anteriores ocasiones por otros grandes jurados,
las del 40º Gran Jurado estatal abarcaron las diócesis restantes:
Allentown, Erie, Harrisburg, Greensburg, Pittsburg y Scranton, poniendo de
manifiesto el panorama completo de abusos ubicuos en diócesis de todo el
estado. El Gran Jurado averiguó lo siguiente:
–301 sacerdotes católicos
identificados como abusadores sexuales de menores mientras eran ministros
activos de la Iglesia.
–Informes detallados de más
de 1000 menores víctimas de agresiones sexuales por parte de sacerdotes. El
gran jurado señaló que creía que las verdaderas cifras de víctimas ascendían a
varios millares.
–Autoridades eclesiásticas,
obispos y otros prelados incluidos, tenían conocimiento de los abusos
perpetrados por sacerdotes pero por norma los encubrían a fin de evitar
escándalos, demandas judiciales contra sacerdotes y el pago de compensaciones
económicas por parte de las diócesis.
–Sacerdotes cometían abusos
sexuales a menores y eran destinados más tarde a otras parroquias mientras los
feligreses desconocían que había abusadores entre ellos.
En sus 884 páginas, el
informe del gran jurado documenta numerosos casos de agresiones sexuales y
violaciones de menores a manos de sacerdotes, junto con el encubrimiento de las
autoridades eclesiásticas. Entre otras cosas:
–En la diócesis de Erie (se
enumeran 41 sacerdotes), el padre Chester Gawronski masturbaba a menores
asegurándoles que «era una forma de comprobar que no tenían cáncer».
Gawronski facilitó al obispado una lista de 41 posibles víctimas,
y confesó numerosos abusos. A pesar de todo, entre 1987 y 2002 permaneció en el
ministerio activo, siendo reasignado en varias ocasiones a otras parroquias.
–En la diócesis de Allentown
(se enumeran 37 sacerdotes), el padre Michael Lawrence dio un masaje tan brusco
en los genitales a un muchacho de 12 años que le hizo sentir dolor. Pidió ayuda
a un superior, reconociendo que había abusado de un menor, y se tomó nota de
ello en una circular confidencial. Aun después de haber reconocido el hecho, la
diócesis dictaminó que la experiencia no causaría necesariamente un trauma
terrible al chico. Tres obispos en total mantuvieron a Lawrence en su
ministerio.
–En la diócesis de Greensburg
(se enumeran 20 sacerdotes), el padre Raymond Lukac dejó embarazada a una chica
de 17 años, falsificó la firma de otro clérigo en un certificado de casamiento
y procedió a facilitar el divorcio de la muchacha poco después de que diera a
luz. Pese a todo ello, Lukac permaneció en su ministerio mientras la diócesis
buscaba un obispo comprensivo en otro estado para que
acogiera al degenerado ocultándolo a la justicia.
–En la diócesis de Harrisburg
(se enumeran 45 sacerdotes), el padre Joe Pease agredió sexualmente a un
muchacho en repetidas ocasiones mientras la víctima tenía entre 13 y 15 años.
Pease reconoció a las autoridades diocesanas que en una ocasión se encontró a
la víctima desnuda en el piso superior de la rectoría, pero lo llamó una chiquillada. En una nota confidencial, el
obispado señaló: «Estamos en un callejón sin salida; hay acusaciones pero
no reconoce haber cometido el hecho», antes de someterlo a un tratamiento
dirigido por las autoridades eclesiásticas y permitirle volver al ministerio
activo por otros siete años.
–En la diócesis de Pittsburg
(se enumeran 99 sacerdotes), un grupo de al menos cuatro sacerdotes
establecieron vínculos emocionales con varios muchachos y abusaron más tarde de
ellos. Practicaban el sadismo y la violencia sexual con sus víctimas, con
látigos incluidos. Un joven de 17 años fue obligado a subirse de pie desnudo a
una cama en la rectoría y posar como Cristo en la cruz para los sacerdotes.
Tomaron fotos de la víctima y las añadieron a una colección de pornografía
infantil que producían y compartían en los predios de la iglesia.
–En la diócesis de Scranton
(se enumeran 59 sacerdotes), el padre Thomas Skotek violó a una joven dejándola
embarazada y se ocupó de ayudarla a abortar. El obispo James Timlin expresó sus
sentimientos en una carta: «Está pasando por un momento muy difícil,
y comprendo su malestar. Comparto su dolor».
La carta no iba dirigida a la
víctima, sino al violador.!!!!!
La Procuraduría General de
Pennsylvania ha creado toda una una página web con el informe y todos los
detalles.
***
La mayor parte de los
espeluznantes sucesos tuvieron lugar durante los pontificados de Juan XXIII,
Pablo VI y Juan Pablo II. Algunos sucedieron antes. Estos horrendos episodios
no son sino lo que se ha podido averiguar en apenas seis diócesis de un estado
de un país: la putrefacción está muy generalizada.