Capítulo
General – II
Dios
mío, yo no puedo. Yo debo.
Tú puedes. Te lo ruego. ¡Yo confío!
Tú puedes. Te lo ruego. ¡Yo confío!
Al
menos por el momento uno puede razonablemente juzgar que el Capítulo General de
la Fraternidad San Pío X concluyó con otra derrota disfrazada para la Fe
Católica. Es una pena que los 40 principales sacerdotes de lo que una vez fue
la Fraternidad de Monseñor Lefebvre no comprendan la dimensión plena de la
crisis eclesial y mundial en la que todos nos encontramos hoy, pero esa es la
realidad. En cierto modo no se les puede culpar, porque no son ni más ni menos
que hijos de su época. Dado que vivimos en tiempos pre-apocalípticos, ¿por qué
los sacerdotes de la Fraternidad deberían haberse librado de las tentaciones y
cegueras que, desde el Vaticano II, han reducido la masa de obispos y
sacerdotes de la Iglesia? La Iglesia tiene la promesa de Nuestro Señor de que
nunca caerá (Mt. XXVIII, 20), pero la Fraternidad nunca tuvo tal promesa.
Por
lo tanto, que los católicos que desean salvar sus almas sean realistas, o
ajusten sus mentes a la realidad de nuestra situación. Por ejemplo, una madre
angustiada de los Estados Unidos acaba de escribirme acerca de su preocupación
por sus hijos:-
“Quiero
que mis hijos tengan otros niños que amen la fe. Y quiero que tengan otras
oportunidades para que conozcan a católicos fieles y quizás casarse un día. Tengo
un hijo que sólo tiene 12 años y quiere ser sacerdote. ¿Cuál es el futuro para
ellos? ¿Habrá siempre en nuestro entorno cercano un sacerdote de la
“Resistencia”? ¿Y qué tal una escuela? ¿Y estará mi hijo a salvo entrando en un
seminario?” Debe haber hoy muchas madres católicas con la misma
ansiedad. Respondí con la inmensa necesidad que tienen hoy todos los católicos
de asimilar la realidad y de adaptarse a ella:-
Querida
Mamá,
ACOSTÚMBRESE
A LA IDEA DE QUE EN UNA HAMBRUNA UNA MIGA DE PAN ES UN LUJO. La
Iglesia está en estado de hambruna. Por lo tanto.-
1
Cada día tiene su propio afán, dice Nuestro Señor (Sermón de la Montaña). Puede
haber o no un seminario correcto para cuando su hijo de 12 años crezca. Si no
lo hay, eso significará que Nuestro Señor no quiso que él fuera sacerdote. Pero
mucha agua pasará sobre la presa de aquí a entonces.
2
¿Un sacerdote de la “Resistencia” en su entorno cercano? Sólo el tiempo lo
dirá. Mientras tanto no están obligados a asistir a Misas que disminuyen su fe,
de hecho pueden estar obligados a no asistir a ellas. Que usted y su marido
juzguen. Pero si no asisten a la Misa pública, deben adorar a Dios en casa de
manera regular el domingo. Este es el Tercer Mandamiento. Su ejemplo les
enseñará a sus hijos.
3
Una escuela de la” Resistencia” sería un súper-lujo. Mientras tanto los niños
REALMENTE escuchan a sus padres biológicos, esto está profundamente en su
naturaleza. Puede aún enviarlos a escuelas que no sean tan buenas, siempre
y cuando tenga el Rosario en casa, y vigile
cuidadosamente todas las influencias que puedan llegar a influir en ellos,
especialmente su música…. No los deje solos en sus habitaciones con ningún
aparato electrónico. Mantenga estos aparatos malvados fuera de la casa, lo más
lejos posible.
4
Suficiente para el día es su maldad. Recuerde lo que dijo san Ambrosio a santa
Mónica: “El hijo de tantas lágrimas (el futuro san Agustín) no se puede
perder”. Llore lágrimas de sangre si es necesario para la salvación de cada uno
de sus hijos – ¿qué más importa? – pero al mismo tiempo tenga una confianza
ilimitada en el Sagrado Corazón de Jesús y en el deseo y poder de su Madre para
obtener su salvación.
Por
eso, queridos lectores, el Arzobispo y su Fraternidad fueron
un súper-lujo. Es demasiado normal que hoy la perdamos. Debemos ceñir nuestros
lomos, es decir, apretarnos el cinturón, y contar con salvar nuestras almas sin
ella. La gracia de Dios está siempre presente. “La ayuda de
Dios está más cerca que la puerta” – proverbio irlandés.
Kyrie
eleison.