“De la abundancia del corazón habla
la boca.”
“En donde está tu tesoro allí estará
tu corazón.”
“No puede el árbol bueno dar frutos
malos; ni el árbol malo dar frutos buenos. Así que por sus frutos los
conoceréis.”
“Nadie da lo que no tiene.”
¿Qué tiene Monseñor
Fellay para hablar así, de este modo? Es decir, ¿Qué oculta? ¿Qué se propone
decir realmente, o qué dar a entender? Hablando de coherencia…
aquí tampoco la hay. Además ¿desde cuándo el modernismo fue coherente? El
modernismo es coherente en cuanto a la meta fijada, pero no en cuanto a los
medios a emplear. Ahí está la trampa, la astucia, el engaño y la mentira.
¿Desde cuándo el modernismo fue claro y unívoco? Su estrategia fue siempre
jugar con la ambigüedad. Como, decir una palabra afirmando algo y luego, otra,
afirmando lo contrario; o haciéndolo a medias, es decir, que se pudiera arribar
a la afirmación contraria, pero sin decirlo abiertamente. Ocultando de éste
modo su verdadera intención. El verdadero propósito de sus palabras o
acciones.
-“Porque todo
aquél que hace lo malo, no viene a la luz y huye de la luz. En cambio, el
que obra bien, no huye de la luz; antes bien, viene a la luz, para que se vea
que sus obras están hechas en Dios.”
Como en todo lo
obrado y dicho por él, por Mons. Fellay, hasta ahora ¿Habrá siempre que leer entre
líneas? Porque, al parecer, es, o cree ser, un hombre de tan refinada, sutil y
alta inteligencia que es difícil de hallar, para muchos, el verdadero
sentido de sus discursos y sus dichos. Sus discursos pasan por sobre
nuestras cabezas de un modo inasible. O, lo más probable, es que él está
confundiendo la astucia con la inteligencia. Por ejemplo: Si digo una
barbaridad, o si tomo una decisión, evidentemente inaceptable, estará
siempre el recurrir al: -“Ustedes entendieron mal” ó “Esto no hay que entenderlo
así, sino asá.” Etc. etc. Acomodando las cosas de acuerdo al receptor.
En realidad habría que tener la
agudeza y la perspicacia psicológica de un San Agustín, como para descubrir los
mecanismos de esta inteligencia mediocre, llena de ocultas pasiones, de
ambiciones y de intereses personales, que se ocultan en los recovecos oscuros
de sus discursos y de sus hechos. Esto es, tan así, que uno no tiene más
remedio que admitir, en su descargo, un motor de soberbia, impulsando a sus
hechos y a sus palabras. He aquí por qué nunca se retractará de sus errores y
desviará siempre sus responsabilidades en otros. Por ejemplo, poniendo la
excusa de que fue engañado por otros (pues, parece, que él no se engaña nunca a
sí mismo y acierta infaliblemente en todo lo que se propone). Pero esto, sin
embargo, no lo excusa, pues había sido ya advertido por sus colegas
Obispos, de no intentar un arreglo práctico con Roma, pues esto significaría,
en los hechos, la destrucción de la misma Fraternidad San Pio X. Pero no fue
Fellay sino Roma la que dijo que NO. Decía, “en descargo”, pues la otra razón
de su obrar, sería la de una intención positiva de destrucción de la
Fraternidad, ya por una ambición personal oculta, ya por soberbia. En
cuanto a su pretendido espíritu sobrenatural, en él, toma la
figura de un “comodín” para justificar lo irracional de sus actos. Pero, si no
cabe ninguna de estas consideraciones, es entonces, un acto de clara
traición a la Fraternidad San Pio X.
En cuanto al comentario
Del Superior del Distrito de América
del Sur:
Aquí hay una respuesta que ya debe
saber, porque está sacada del Catecismo de primeras nociones:
11.- ¿El Hijo es Dios?
Si. El Hijo es Dios.
Por lo tanto en Cristo también
estaban crucificando a Dios mismo.
Y el Santo Evangelio narra lo
siguiente:
“Mi Padre y yo somos una misma cosa.
Al oír esto los judíos tomaron piedras para apedrearle. Díjoles; Jesús: Muchas
buenas obras he hecho delante de vosotros por la virtud de mi Padre ¿por cuál
de ellas me apedreáis? Respondiéronle los judíos: no te apedreamos por ninguna
obra buena, sino por la blasfemia, y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.” (Jn.
10, 30-34)
O sea: los judíos entendieron
claramente que Cristo decía de sí mismo, ser Dios.