¿CRUZADA O MASCARADA?
Lasapiniere
“Si queremos
permanecer católicos, hay que rechazar necesariamente el participar en esta
« cruzada », la cual no es tal. El resultado no será en beneficio de
la fe católica, sino en su perjuicio… tenemos silencios y ambigüedades que nos llevan a concluir
que no es una cruzada, sino una mascarada”.
En el mes de diciembre de 2013, el Superior general de la FSSPX lanzó un nuevo llamado a la oración, a la penitencia y al cumplimiento del deber de estado en su “Carta a los amigos y benefactores” n° 81, llamado retomado por el sitio oficial del Distrito de Francia y en los otros países.
Se pide rezar
cinco millones de rosarios entre el 1 de enero de 2014 y la fiesta de
Pentecostés (8 de junio de 2014).
La intención es
triple :
Una protección
especial del Corazón Inmaculado de María sobre las obras de la tradición;
El retorno de la
tradición en la Iglesia;
El triunfo del
Corazón Inmaculado de María por la consagración de Rusia.
Una semana más
tarde, la redacción de la 2ª intención cambió. Ya no es “el retorno de la
tradición en la Iglesia” sino “el retorno a la tradición en la Iglesia”. Hay que notar
que si este cambio tuvo lugar en Francia y en otros países, no lo fue en todos,
donde la primera redacción permanece. [Nota del blog: hay que notar también que el
distrito de Sudamérica cambió substancialmente la formulación de la extraña
segunda intención: “Por el retorno de Roma a la Tradición católica”].
Notemos de paso
que la 3a intención no es desconocida, una cruzada ya fue organizada con este
fin y no tuvo ningún resultado, las otras dos son nuevas.
Y si la 2a
intención es nueva, su redacción cambió en el espacio de una semana, y esto
solamente en ciertos países. Esto nos recuerda lo que sucedió después que Benedicto
XVI levantó las “excomuniones” en 2009. Un primer comunicado de la FSSPX
declaró: “Nosotros aceptamos todos los concilios de la Iglesia hasta el
Vaticano II, sobre el cual emitimos reservas”, redacción que fue rápidamente
modificada por: “Nosotros aceptamos todos los concilios de la Iglesia hasta el
Vaticano I. En cuanto al Vaticano II, no podemos más que emitir reservas”. La
explicación fue que después de una noche de trabajo, el secretario se equivocó.
Esto no es creíble, y los eventos subsecuentes mostraron que no fue un error
sino una elección deliberada completada por una operación-comunicación
destinada a tranquilizar a los fieles y a los sacerdotes de la tradición que se
habían inquietado. Esto se llama manipulación.
¿Será lo mismo
hoy? La primera redacción refleja la intención real y la segunda redacción es
para tranquilizar a los que desconfían [N.d.B.: y la muy diferente redacción del P.
Bouchacourt se aproxima hábilmente a lo que los buenos fieles de esta región
desean]. Y esto es tan cierto que, en la medida en que la
redacción ha sido cambiada en ciertos lugares, todos los que quieran participar
en la cruzada no tendrán la misma intención y se encontrarán desunidos por la
oración. ¿Habrá dos cruzadas? ¿Los que van a rezar por el “retorno de la
Tradición en la Iglesia” y los que van a rezar por “el retorno a la tradición
en la Iglesia”? [N.d.B.: y los que van a rezar por que Roma retorne
a la Tradición católica] Digamos mejor
que no habrá más que una cruzada correspondiente a la primera redacción.
No podemos
aceptar creer que la primera redacción haya sido reconocida como equívoca y en
consecuencia abandonada, pues en este caso, la redacción hubiera sido
modificada en todos los países. Además, ¿Qué debemos pensar de los Superiores
que actúan con tanta inconsecuencia? Que no pensaran en los términos empleados,
antes de publicarlos…
ALGUNAS AMBIGÜEDADES
Lo cierto es
que la primera redacción, la versión original que traduce mejor la voluntad del
Superior General de la FSSPX que quiso esta cruzada, es ambigua. ¿Qué significa
“el regreso de la tradición en la Iglesia? ¿Qué se entiende por tradición? ¿De
qué Iglesia se trata?
La Iglesia.
¿De qué Iglesia
se trata? No se nos da ninguna precisión. ¿Es la Iglesia Católica o se trata de
la iglesia conciliar? Es verdad que los dirigentes de la FSSPX ya no quieren
que esta expresión de iglesia conciliar sea empleada (1). Se trata de la
Iglesia, sin adjetivo definitivo.
La ausencia del
adjetivo revela un silencio de negación por el cual se encuentra negada la
existencia de un parásito, la iglesia conciliar, que vive de la Iglesia
Católica matándola a fuego lento. Sin embargo, si este silencio provoca
demasiadas reacciones, es posible transformarlo en silencio de evidencia,
pretendiendo que no se precisó porque era obvio. Excusa difícilmente creíble
pero que vuelve este silencio de negación mucho más eficaz pues hace pasar al
que lo denuncia como alguien suspicaz y argumentador.
Esta ausencia
de distinción provoca forzosamente el rechazo de esta cruzada por aquellos que
constatan la existencia de la iglesia conciliar y que no quieren formar parte
de ella, pero el carácter indeterminado de la expresión permite a aquellos que
creen que su situación es anormal respecto a Roma, acercarse a ésta más
fácilmente.
La tradición.
Después de
esto, el nudo gordiano se encuentra en el significado que se le da al término
“tradición”. Si se trata de la fe católica, la intención sería rezar para que
la Iglesia regrese a la fe católica. Pero nos preguntamos entonces, cómo puede
la Iglesia perder la fe (2). Si se trata de las obras y de las personas que,
siguiendo a Monseñor Lefebvre, rechazaron los principios y las reformas que
salieron de la tempestad revolucionaria del Vaticano II, la intención es de
rezar para que la tradición entre en el seno de la Roma actual. Allí hay una
ambivalencia (3) que no podemos creer inocente.
Además, si se
tratara de la fe católica, aparece una incoherencia en la redacción de las tres
intenciones, perdiendo la 1ª todo su sentido.
Las consecuencias.
Esta « cruzada »
consiste simplemente en rezar para que la tradición entre en la iglesia
conciliar, no haciendo un acuerdo con Roma -hacer un acuerdo con su jefe- sino
para obtener un estatus canónico que suprimirá una situación juzgada anormal.
La función práctica
de esta « cruzada » es la de preparar las almas a aceptar este
estatus y ¿hay mejor manera de lograrlo que haciéndolas participar activamente?
De este modo
podrán –como en las « cruzadas » relativas a la misa y a las
excomuniones- decir a los fieles: ¡bravo, es gracias a ustedes y a la Santísima
Virgen!
Se podría hacer
un paralelo con el sistema electoral de las democracias: el pueblo consiente
por el voto a las decisiones que lo matan a fuego lento, pero presentadas bajo
una forma seductora. Halagado, se pone la soga en el cuello y no puede volver
atrás. Si cambia de opinión después, los gobernantes les replican: “¡Pero si
usted votó!”
¿Cómo quejarse
de las nefastas consecuencias si se participó activa y colectivamente, contando
los rosarios o los votos?
Nuestra
reacción.
¿Qué hacer
entonces? Desde un punto de vista general:
Permanecer
firmes en la fe. La iglesia conciliar no es la Iglesia Católica. Si nuestra
situación es anormal respecto a la primera, nosotros rechazamos obstinadamente
formar parte de ella, pues ésta quiere absorber todo; nuestra situación es
regular respecto a la Iglesia Católica: Nosotros conservamos y transmitimos la
fe, la moral, la doctrina social, la liturgia, la disciplina. Es la Roma
actual, la iglesia conciliar la que no está en regla con la Iglesia Católica,
es su situación la que es anormal, y esta anormalidad nos afecta: nosotros
estamos apartados de las parroquias, de las diócesis, de las jerarquías, de las
órdenes religiosas. Nosotros sufrimos este estado de hecho, que nos da la
apariencia de una irregularidad, pero que en realidad no viene de nosotros.
Desde el punto
de vista particular:
Esta
« cruzada » podría ser hecha en el sentido de la segunda redacción [N.d.B.: o de
la formulación del distrito sudamericano], pero las consecuencias irán inevitablemente en el sentido real de la
“cruzada”.
Además, hay que
temer que estas ambigüedades no serán denunciadas por “los buenos” lealista,
sino al contrario, serán mantenidas. En efecto, éstos presentarán esta
“cruzada” como una oración por la conversión de Roma. Ellos obedecerán a sus
superiores con el fin de conservar la paz, bajo el pretexto de no dividir la
FSSPX y no pasar por personas excesivas o sembradores de discordia (4). Ellos
se callarán las ambigüedades e ignorarán el riesgo que representa esta
“cruzada”. Los que confían en ellos no estarán prevenidos contra estas
ambigüedades y sus consecuencias, particularmente el riesgo insensible de
deslizamiento que conlleva.
Conclusión:
Si queremos
permanecer católicos, hay que rechazar necesariamente el participar en esta
« cruzada », la cual no es tal. El resultado no será en beneficio de la
fe católica, sino en su perjuicio.
Si no hubiera
nada sospechoso, hubiera sido muy simple invitar a rezar, a hacer penitencia y
a cumplir el deber de estado para obtener la conversión de Roma, la protección
del Corazón Inmaculado de María sobre nosotros y su triunfo por la consagración
de Rusia. La finalidad de esta “cruzada” hubiera sido clara y su redacción
igualmente. En lugar de eso, tenemos silencios y ambigüedades que nos llevan a
concluir que no es una cruzada, sino una mascarada.
Convencidos de
lo que somos, debemos hacer saber a nuestro entorno el por qué rechazamos
participar en esta iniciativa con claridad, paciencia y con caridad (5).
Nuestro Señor Jesucristo nos dijo: “Que vuestro sí sea sí y vuestro sea no,
todo lo demás viene del maligno (6).
(1) la « Carta a los amigos y
benefactores” de lengua inglesa de los dominicos de Avrillé, de abril de 2013 y
las posteriores, ha sido discretamente retirada de los lugares de culto de la
FSSPX en los Estados Unidos porque trataba de la existencia de la iglesia
conciliar.
(2) Monseññor Lefebvre dijo durante una
conferencia en un retiro sacerdotal en Ecône, el 4 de septiembre de 1987,
respecto a las autoridades romanas: “Roma está en la apostasía, no son
palabras, es la realidad. Ellos abandonan la Iglesia, ellos han abandonado la
Iglesia”. El distinguió entre la Iglesia Católica y la iglesia conciliar, es
evidente que las autoridades romanas con las cuales se enfrentó, no han
abandonado la iglesia conciliar.
(3) Toda persona que haya estudiado un poco la
filosofía, ha podido aprender, abordando la lógica formal, que el término puede
ser equívoco, por lo que hay que definir su valor de suplencia.
(4) Así como el ejército francés volvió sus armas
contra los Argelinos que querían permanecer franceses a pesar de la traición
que constituyeron los “acuerdos de Evian”, y esto bajo el pretexto de obedecer
a los jefes o de lealtad hacia el jefe de Estado, así todos “los buenos leales”
son obligados, para probar su lealtad, de ir en contra de aquellos que no
quieren seguir a los jefes pues se les exigen acciones que los obligarían a
pisotear su conciencia, a actuar en contra de los intereses que están obligados
a defender. En este caso, la defensa de la fe prevalece sobre la obediencia a
los superiores o a la cohesión de una congregación.
(5) Es evidentemente inconcebible pensar que la
caridad podría incrementarse mientras que la fe es puesta en peligro. Jamás la
caridad podría crecer en detrimento de la fe. Es lo que enseña Pio XI en la
encíclica Mortalium animos que consagró a denunciar el falso ecumenismo.
(6) Mt. V, 37.