Un
lector me escribe:
“Respecto al encubrimiento (el GREC), las ambigüedades,
las mentiras, las traiciones y las depuraciones emprendidas por Monseñor
FELLAY, he llegado a compararlo a Nerón que prendió fuego a Roma para acusar a
los Cristianos con el fin de reforzar su poder.
Usted
sabe, por supuesto, que el Padre de MERODE ha sido expulsado de su priorato de
Lourdes. Me he enterado por amigos que allí residen que ha sido hospedado por
un fiel que le prestó su casa donde él acondicionó una capilla en el salón.
Voy
a agregar un detalle que no se conoce. El Padre de MERODE le pidió a su reemplazante,
el Padre ALDADUR, que si podía celebrar una última Misa en Lourdes y en Pau –un
domingo- con el fin de informar a sus fieles de su salida. El reemplazante le
respondió que “de ahora en adelante ya no
quería escucharlo, y que solamente su vista lo ponía indispuesto”. Esta
respuesta tan violente no es muy eclesiástica. Pero Monseñor FELLAY comparte
completamente este horror con su autor. Porque precisamente él a puesto el
fuego y ha dejado (y favorecido) que el espíritu de violencia se instaure.
Acabo
de escuchar esta mañana en la radio a un hombre político que dijo al dirigirse
a su estado mayor: “Ellos están
dispuestos a sacrificar las tropas con el fin de afirmar su poder”. Ésta
fórmula más elegante que la obra de Nerón me parece que corresponde perfectamente
al estado mayor actual de la Fraternidad…”