FSSPX de Filipinas
celebrará misa en el Rotary Club
El Club Rotario.
El hermano menor
de la masonería
El Rotary Club
—asociación de hombres, preferentemente de negocios y profesionales, que se
proponen moralizar y mejorar los espíritus contribuyendo a la paz universal
mediante la práctica de una moral sin dogmas y de un laicismo y
naturalismo absolutos— es la masonería internacional esparcida por todo el
mundo, como noviciado de la Orden, para probar, ensayar y conquistar
adeptos.
Concomitancias
con los hermanitos mayores
El mallete, distintivo del venerable maestro de la logia masónica, es también el distintivo del presidente del club rotario; y la bandera blanca de los masones es el emblema de los rotarios, que han sustituido en ella el águila de dos cabezas por la rueda dentada.
La nueva
religión laica de la amistad rotaria
"Nuestro plan —declaró Harris— hace caso omiso de todo credo y glorifica los hechos. Rótary está abierto a protestantes, católicos, judíos, musulmanes, cristianos, budistas, y ateos. ¿Vamos a ser retrógrados, o debemos ir adelante con el progreso de los tiempos?"
Su semejanza con
la masonería radica cabalmente en el naturalismo racionalista, en el
indiferentismo religioso y en la moral universal atea. Se proponen mejorar la
humanidad por la amistad y la camaradería, sustituyendo el mandil masónico por
el mantel laico de la opípara mesa. En esta campaña de mejoramiento social no
cuenta para nada la religión; “ni siquiera debemos acordarnos de ella”, decía
el gobernador del distrito 63, Abente Haedo, en mayo de 1936.
El católico,
soldado por vocación, deberá dejar sus armas a la puerta del club, si desea
permanecer en el Rótary y, obligado al combate espiritual, quedará inerme
ante los errores que le serán presentados bajo los velos de la indiferencia.
El rotario William Mayer afirmó en México que “todos y cada uno de les rotados deben desterrar de sus mentes los prejuicios de religión y de nacionalidad”; y en 1944 el rotario argentino, doctor del Forno, aseguró que “la moral sin dogmas forma la conciencia del Rótary”.
En 1926 los
rotados enviaron al verdugo de la Iglesia Católica en México, Plutarco Calles,
un telegrama en el cual, después de felicitarlo, le decían: “Estamos resueltos
a cooperar con vuestro gobierno mientras podamos”. Al hablar de la cuestión
religiosa mexicana declaraba el masón neoyorquino Roberto A. Grennfield:
“La masonería se vale de la YMCA (protestante) y del Rótary para combatir al
catolicismo”.
Los rotarios
son masones disfrazados
Es un hecho que los
rotarios florecen donde más abundan los masones, a tal punto que aquellos,
generalmente, no son otra cosa que masones disfrazados.
El primado de
Toledo, monseñor Segura y Sáenz, escribía en su pastoral del 23 de enero de
1929: “El Rótary hace profesión de un laicismo absoluto y de una indiferencia
religiosa universal, intentando moralizar a los individuos y a las sociedades
con total prescindencia de nuestra santa Madre la Iglesia Católica. Mientras
predican una moral sin religión para llegar a la paz universal, ocultan -bajo
un aspecto comercial, recreativo, filantrópico, pedagógico, neutral, pero
siempre laico- la negación de la moral verdadera y de la verdadera religión,
que tratan de sustituir con una religión que no es la de Jesucristo".
Y el obispo de
Orense señalaba que “tales clubes rotarios no son otra cosa que nuevos
organismos satánicos de igual procedencia y espíritu que el
masonismo; la organización rotaria resulta sospechosa y debe estimarse
vitanda, execrable y maldita".
Porque “el Rótary
—escribió el jesuíta José M. Bower en la revista "Estudios" de Buenos
Aires en su entrega de octubre de 1928— no es compatible con el
catolicismo. Con su moral racionalista, naturalista y laica se alza como rival
de la moral evangélica, y entre la moral del Rótary y la moral de Cristo la
opción no puede ser dudosa para un católico. Mutilar la verdad divina
es un sacrilegio, disimularla es una cobardía y sustituirla por otra es una
apostasía”.
Todo sistema ético que
no se base en los principios cristianos es inadmisible para un católico, y “las
tentativas de acuerdo en este terreno —nos advierte Pío XI en su encíclica
Mortálium ánimos del 6 de enero de 1928— no pueden, en ninguna manera, obtener
la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión
de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia,
igualmente buenas. Cuantos sustentan esa opinión poco a poco vienen a parar en
el naturalismo y ateísmo”.
A las condenas de
los obispos españoles y franceses siguieron las del episcopado holandés en su
Conferencia de Utrecht de 1930, del episcopado peruano en 1938 y de monseñor
Reyes, de Nicaragua, en 1941, los cuales en general dicen: “El Rótary sostiene
una doctrina radicalmente naturalista y atea, totalmente indiferente en cuanto
a la religión y al culto. Tales clubes son satánicos, de igual
espíritu y procedencia que el masonismo (…) Y predican una moral sin religión
(…) Por lo que declaramos categóricamente que a ningún católico le está
permitido afiliarse al Rótary, y que al pertenecer a él ponen en peligro su
salvación eterna”.
La Santa Sede
-respondiendo a la consulta de los obispos- lo prohibió terminantemente para
todos los clérigos en su “non éxpedit” (no conviene) del 4 de febrero de 1929,
y luego Pío XII repitió tal prohibición el 11 de enero de 1951, añadiendo para
los fieles en general una exhortación, en la cual les aconseja que se cuiden de
pertenecer a sociedades condenadas por la Iglesia o simplemente sospechosas, a
tenor del canon 684 del Código de derecho canónico.
El célebre
pensador inglés Chesterton lo define como “una organización sin alma, desprovista
de toda dignidad espiritual. El compañerismo rotariano —dice— no tiene nada de
cristiano y su teoría de la propia suficiencia es la más negra de las modernas
herejías”. Y concluye así el erudito escritor: “El hombre no se basta a sí
mismo, debe apoyarse en Dios; y el rotarismo prescinde de toda idea divina en
las relaciones humanas. La hermandad de los hombres necesita de la paternidad
de Dios. Cuando se suprime o evita la creencia en lo sobrenatural (como hace el
Rótary) todo queda reducido a una mezquina colección de presuntuosos.
Publicado por Judamore