En
estos últimos días se ha intensificado la campaña, por parte de los dirigentes
de la FSSPX, para que la gente no consulte en internet, alegando que los sitios
de la resistencia afirman en su mayoría cosas “falsas de toda falsedad”.
Curioso
es que afirman que lo que se publica es falso, y no se ocupan en señalar casos
específicos y mucho menos se ocupan en refutar los “falsos artículos”.
A
continuación les presento un artículo
publicado por el priorato de Madrid en su revista y que tan amablemente un lector nos
ha enviado.
Amar
en tiempos revueltos
Sirva este título de una famosa serie
televisiva como encabezamiento de este editorial, pero conste que solamente el
título, y con él la reflexión sobre los últimos acontecimientos que ha vivido la Hermandad de San Pío X
en estos pasados meses, acontecimientos llenos de algunas separaciones,
incomprensiones, dolor contenido pero sobre todo de purificación y providenciales
experiencias. Las famosas, y muy mal interpretadas en algunos casos,
conversaciones de carácter doctrinal y teológico con Roma, así como los
contactos llevados a cabo por las autoridades de la Hermandad con altos
representantes de la Santa Sede ,
han sido los motivos para que se empezaran a propagar y difundir noticias
alarmantes y distorsionadas, de manera muy especial en Internet. En
determinados casos no ha servido para nada que una voz autorizadísima de la
comisión doctrinal de la
Hermandad de San Pío X, encargada de los diálogos doctrinales
con Roma, expusiera con voz muy clara que si en algún lugar había que dejar el
testimonio de nuestra fe y de la santa Tradición, que por gracia de Dios
profesamos, era precisamente allí donde se encuentra la cabeza visible de la Iglesia. Dar testimonio de
nuestra fe y explicar sin miedos ni
timideces lo que llevamos proclamando y plasmando en obras durante cuarenta
años de existencia de la Hermandad. Los
contactos de uno u otro tipo que las autoridades de ambas instituciones han
mantenido no han sido nunca, por parte de los hijos espirituales de Monseñor
Lefebvre, una desvirtuación ni alejamiento de la obra iniciada por el valiente
y piadoso obispo de Tourcoing, Monseñor Marcel Lefebvre. Sencillamente se ha
hablado y debatido, si se quiere emplear ese término, con aquellos que había
que hacerlo y ahora se puede decir ante todos que no se ha sucumbido a ningún
canto de sirena, ni que tampoco el Superior General de la Hermandad se ha dejado
seducir por los oropeles del poder dentro de un marco jurídico reconocido por
el Vaticano. Así de claro y así de sencillo.
Internet es un medio cuyo uso hay que
saber emplear con sumo cuidado. La objetividad y veracidad de las noticias e
informaciones que se dan en las redes es en un porcentaje altísimo falsas de
completa falsedad. Todos aquellos que durante horas y horas desperdician su
tiempo ante la pantalla del ordenador, buscando la claridad de determinados
hechos, deberían conocer que, por regla general, la verdad no la van a
encontrar en los múltiples correos electrónicos ni “blogs” que saturan el espacio internáutico. En relación con todo lo
referido a la Hermandad
en estos últimos años transcurridos la confusión y lo inverosímil han sido la
nota. Las supuestas traiciones cometidas por la cúpula de Mezingen, las heridas
de muerte a la obra de Monseñor Lefebvre, la opacidad en la información y el
grosero desenvolvimiento teológico por parte de la comisión doctrinal encargada
de hablar con las autoridades romanas, todo este conjunto ha sido pasto
aparecido en Internet que a su vez ha constituido el alimento que vorazmente
han consumido todos aquellos que por motivaciones más o menos obscuras deseaban
debilitar la estructura ósea de la
Hermandad de San Pío X. Nada de esto ha sido así y la obra de
Monseñor Lefebvre continúa pese a la ira contenido, o no contenida, de algunos.
Amar en tiempos revueltos. Sí, amar desde
el Corazón de Cristo, Nuestro Señor, y no torpedear la realidad de los hechos,
la sencillez de unos comportamientos. Amar quiere decir seguir y cumplir
versículo por versículo la espléndida glosa paulina sobre la caridad. Amar
significa aceptar la verdad del otro y no modificarla según nuestras
conveniencias. Amar es dar rienda suelta a la caridad cristiana y sobre todo en
tiempos revueltos, en tiempos difíciles y azarosos, no intentar llevar, sin
ningún tipo de escrúpulos, el agua caudalosa al propio molino. Amar en estos
tiempos revueltos y huracanados de nuestros días es guardar la humildad de
corazón y la honradez intelectual. Amar en tiempos revueltos es no hacer decir a determinadas personas lo que
nunca han dicho ni por supuesto han hecho. Temblemos pues con piadoso temor si
nuestros labios han pronunciado o nuestras manos han escrito la injusta condena
o la injuria atroz contra alguno de nuestros próximos.
Monseñor Bernard Fellay, Superior General
de la Hermandad
de San Pío X, durante su visita a España, justo al acabar el mes de octubre,
ante una nutrida concurrencia en la ciudad de Madrid, expuso de forma coherente
y clara todo lo acaecido entre las autoridades de Roma y la representación de la Hermandad y, si las circunstancias y la situación
lo permitían, contemplar un posible acuerdo o concesión de un marco jurídico
legal para el ejercicio del apostolado de la obra providencial de Monseñor
Lefebvre. El Superior General de la Hermandad no dudó en afirmar que nunca había
actuado en contra de aquello que era y sigue siendo el objetivo principal del
combate fijado por Monseñor Lefebvre. Nunca ha firmado nada y nunca ha entrado
en contactos secretos con las autoridades de Roma. Sí ha habido sin embargo
falsificaciones y tergiversaciones de sus palabras pronunciadas en algún medio
de comunicación social o bien en alguna conferencia a lo largo de sus
intervenciones durante sus muchos y continuos viajes. Esto es lo que hay y esto
es lo único que se puede afirmar en cuanto a Monseñor Fellay. Ahora bien, el
único juicio que cuenta en definitiva es el juicio de Nuestro Señor y aunque
sea oportuno e incluso necesario en algunas ocasiones esclarecer entre los
hombres la verdad de los hechos, o puede ser que en muchas, sin embargo nada debe
hacernos temer por la veleidad aparecida aquí o allá, tanto en la prensa convencional
escrita o en la pantalla de los ordenadores. Tiempos revueltos, tiempos de
amar. Amar la verdad y no la ebullición de mentes fatigadas, amar al prójimo
cuando el prójimo no sigue precisamente nuestros pasos o interpretaciones personales,
amar a Nuestro Señor en la soledad o en el fracaso, amar a Nuestro Señor
también cuando reconocemos que hemos resbalado absurdamente por nuestra propia
ceguera. La Cruz
permanece mientras el mundo da vueltas y muchos, quizá sin darse cuenta, forman
parte de ese mundo.
Comparemos ahora lo que en él se dice con las palabras del propio
Monseñor Fellay en los siguientes documentos. Hecho esto, juzgue cada uno,
delante de Dios, quién es el que se engaña:
Y no nos olvidemos de este video:
La última carta del Padre Rostand a los amigos y benefactores se titula: "Los pecados de internet: ciber-chismes. ¡Ahora es pecado leer lo que los buenos sacerdotes de la resistencia nos advierten! En tiempos de crisis en los que la Fe peligra, es nuestra obligación informarnos de la Verdad. En Menzingen no tienen otra opción mas que tratar de evitar que la gente se informe, pues no tienen elementos para defenderse de las justas acusaciones que les hacen los sacerdotes y laicos que permanecen fieles a la doctrina católica y al legado de nuestro Fundador.