1.5. Otros aceptan un acuerdo con Roma
v Ellos piensan encontrar en este acuerdo las
garantías suficientes para continuar la Tradición.
confianza sin fundamento
Desde el principio de la Tradición, Roma realizó
varias tentativas para separar a los sacerdotes y seminaristas de la obra de
Monseñor Lefebvre; les prometió la misa tradicional y todas las ventajas de un
reconocimiento legal. Roma jamás ha mantenido sus promesas. Monseñor Lefebvre
relata algunos hechos:
« En lo que concierne a los seminaristas que
partieron en 1977 hacia Roma, les prometieron la misa tradicional, y al cabo de
cierto tiempo, tres o cuatro meses, les dijeron : « Ahora tienen que
tienen que adaptarse un poco, si siguen apegados a la Misa de San Pio V cuando
menos deben abrirse un poco”. Y para abrirlos, se hizo una ceremonia ecuménica
con un Buda sobre el altar. Entonces el padre Daniel Séguy, de Montauban, tomó
la estatua y la lanzó al suelo destrozándola. Este fue el final del seminario
leonino”. (Monseñor Lefebvre en agosto de 1987 en Barroux). Dom Agustín,
superior del monasterio benedictino de Flavigny, “se adhirió a Roma (en 1985)
con la esperanza de conservar la Tradición, que la conservarían en su
monasterio, es decir, la misa tradicional para sus monjes, para la misa
conventual. Pues bien, Roma exigió que para la misa conventual se diga la misa
del concilio y no la misa antigua. En lugar de decirnos “ustedes pueden
conservar la Tradición”, cambian la Tradición”. (Monseñor Lefebvre, Conferencia
del 15 de junio de 1988, Fideliter 29-30
de junio de 1988, Ecône.)
En 1986, fue fundado el seminario Mater Ecclesiae para acoger a los desertores de Ecône.
« Ustedes han oído hablar, sin duda, y
ustedes han hecho algunos artículos en los periódicos, hace dos años, sobre los
desertores de Ecône, los famosos desertores de Ecône. Se fueron de aquí, de
Ecône, nueve seminaristas. El que era como el jefe de esta pequeña rebelión, el
padre (…) permaneció en el seminario durante un cierto tiempo, escondió muy
bien su juego y llegó a convencer a otros ocho seminaristas de dejar Ecône (…) ¡Oh!,
formidable; una ocasión única; se les promete el oro y el moro, y habrá otros
que vendrán. Lo dijo explícitamente. El Cardenal Ratzinger lo ha dicho: “Estoy
contento de que algunos hayan dejado Ecône y espero que habrá otros que les
sigan”.
No podemos tener confianza, no es posible »(Mgr
Lefebvre, Conferencia del 15 junio 1988, Fideliter 29-30 junio
1988)
Entonces ¿cómo pudo escribir el Superior de la
Fraternidad San Pedro : « Las dificultades no faltarán, no nos
hacemos ilusiones. Pero nosotros hemos tenido la experiencia consoladora que,
en estas dificultades, Roma nos apoya eficazmente. Y la queja según la cual
Roma, “dividiéndonos” combate la tradición con la tradición, traiciona una fe
muy pobre en la fuerza que tiene esta tradición vivificante? (Padre Joseph
Bising, Tu es Petrus, marzo 1989)
Otro escribe: « Lo que es más importante y la
Fraternidad no ve, es que nuevos hombres de Iglesia están actualmente a la
obra, que son hombres de fe y que manifiestan claramente esta fe. Monseñor
Thomas (obispo de Versalles) es justamente de estos. Esta es una razón
suplementaria para no aceptar un cisma y lo dije públicamente desde las
primeras amenazas hechas a Ecône hace un año” (R. P. Bruno de Blignière, Famille chrétienne, 21 julio de 1988) ¡Qué ceguera!
Las comunidades que han hecho acuerdo con
Roma.
En 1988 : monasterio benedictino Santa
Magdalena de Barroux ; Fraternidad
San Pedro, monasterio benedictino de Fontgombault y sus hijas (Triors,
Randol) ; Instituto de la Santa Cruz de Riaumont ; Instituto de Cristo
Rey (Monseñor Wach) ; Opus Mariae (R.P. Wladimir) ; benedictinos de
Joucques y de Barroux, dominicos de Pontcalec ; Fraternidad San Vicente
Ferrer de Chéméré-le-Roi, convento dominico que anteriormente era
sedevacantista.
Unos y otros están regidos por el Motu Proprio Ecclesia Dei adflicta del 2 de julio
de 1988.
En el 2002: Los
sacerdotes de la diócesis de Campos en Brasil, regidos por un acuerdo especial.
El 8 de
septiembre de 2006, con mucha atención mediática, la Comisión Ecclesia Dei
erigió, mediante decreto firmado por el cardenal Castrillón Hoyos, un nuevo
instituto de derecho pontifical, el Instituto del Buen Pastor.
v Se les llama « ralliés »
Se les llama « ralliés » porque tanto en
los hechos como en los principios ellos ya no están del lado de sus antiguos
compañeros de armas, sino del lado de aquellos a quienes combatían
anteriormente como enemigos de la fe, de la Tradición y del Reinado Social de
Jesucristo. Mostraremos aquí que ellos se incorporaron a los principios
examinando las intenciones, sometiéndose voluntariamente a la influencia
modernista, y a los términos del acuerdo. También se incorporaron en los
hechos, he aquí algunos ejemplos.
En cuanto a la Misa.
Ellos concelebran la
nueva misa e incluso la celebran, además que ya no afirman la oposición de esa misa a la fe
católica.
Algunos sacerdotes
alientan a los fieles a cumplir la obligación dominical con la asistencia a la
nueva misa en su parroquia que es mejor que asistir a la misa antigua en una
capilla de la FSSPX. Dom Gérard y Monseñor Wach han concelebrado la misa con el
papa Juan Pablo II; Monseñor Rifán por su parte la concelebró el 8 de
septiembre de 2004 en Aparecida, en Brasil.
En cuanto al Concilio
Vaticano II
Ellos publicaron obras
para probar que la declaración del concilio Vaticano II sobre la libertad
religiosa está en plena conformidad con la Tradición.
Ellos aprobaron el nuevo
Catecismo de la Iglesia Católica
publicado en 1992 y su Compendium
publicado en el 2005: uno y otro retoman los errores del Concilio sobre la libertad
religiosa, el ecumenismo, la colegialidad y otros.
Ellos toman como
referencia el nuevo Código de Derecho Canónico de 1983 que puso en aplicación
las reformas del concilio en la vida de la Iglesia.
En cuanto a los
contactos incesantes con el clero diocesano
Estos contactos conducen
a algunos a compromisos y finalmente a entrar en las diócesis bajo la autoridad
del obispo.
Ruptura de contacto con
los que continúan la obra de Monseñor Lefebvre.
Esta división proviene
de ellos solos : « Que la Fraternidad de Monseñor Lefebvre haya sido
querida por Dios, nosotros así lo creemos. Y es justamente porque queremos
permanecer fieles a la fe católica que debemos dejarlos. Es porque no se
consideraron como siervos inútiles que se creyeron indispensables.
Esta obra magnífica que
fue querida por Dios, ya no lo es más. Dios hará nacer de los huesos secos –si
es necesario- nuevos hijos de Israel (Visión profética de Ezequiel, cap. 37) No
lo olvidemos jamás”. (Documento colectivo de sacerdotes de la Fraternidad San
Pedro contra las consagraciones, principios de 1989)
División impuesta por
Roma y los obispos
En Versalles en 1988,
Monseñor Thomas reconoció la existencia jurídica de el padre Porta y de
Notre-Dame des Armées, con una duración experimental de un año, con la
condición expresa que ya no hubiera ningún contacto con la Fraternidad San Pio
X y los que la apoyan. Como consecuencia los sacerdotes que no habían
desaprobado las consagraciones, ya no estaban autorizados a entrar en la
capilla ni siquiera para predicar en una misa privada…
Los ralliés lo
comprendieron rápidamente : « Yo digo que ellos no quieren que
nosotros dependamos de estos cuatro obispos (consagrados por Monseñor
Lefebvre). Yo tampoco lo quiero porque en el fondo, la Iglesia no sostiene a
estos cuatro obispos, ella se rige por sus propias leyes”. (Dom Gérard en Radio
Courtoisie, 28 de agosto de 1988)
Esta división fue
impuesta por el papa mismo en su Motu proprio del 2 de julio de 1988 :
« a fin de que ellos cumplan el grave deber que es permanecer unidos al
Vicario de Cristo en la unidad de la Iglesia católica, que ellos no continúen
apoyando este movimiento, de cualquier forma que sea…” (Motu proprio de Juan
Pablo II, 2 de julio de 1988)
II – Las intenciones
Las intenciones en la tentativa de acuerdo entre
Roma y Monseñor Lefebvre son opuestas. Es por eso que ningún acuerdo es
posible.
Al contrario, hay una convergencia de intenciones
entre los ralliés y Roma…
II.1. Monseñor Lefebvre
v Acoger con honor a la Tradición y darle en la
Iglesia el lugar que le corresponde.
No a un acuerdo diplomático para forzar la
incorporación.
« Durante quince años se ha dialogado para
tratar de reponerle el honor a la Tradición, en el lugar que le es debido en la
Iglesia. Nos hemos topado con una negativa continua. Lo que Roma ha acordado
hasta el presente a favor de la Tradición, no es mas que un gesto puramente
político, diplomático, para forzar las adhesiones. Pero esto no es una
convicción de las bondades de la Tradición.” (Monseñor Lefebvre, Fideliter N°
79, enero-febrero de 1991, p. 4; cf. Fideliter n°70, julio agosto de 1989, p.
4)
Pero dar a la Tradición los medios de
desarrollarse libremente
« A fin de frenar
la auto demolición de la Iglesia, nosotros suplicamos al Santo Padre, por su intermediación, de procurar el libre ejercicio
de la tradición procurando a la tradición los medios de vivir y de desarrollara
para la salvación de la Iglesia Católica, la salvación de las almas, que sean
reconocidas las obras de la tradición, en particular los seminarios, y que S.E.
Monseñor de Castro-Mayer y yo mismo podamos darnos los auxiliares de nuestra
elección para que la Iglesia conserve las gracias de la Tradición, única fuente
de renovación de la Iglesia”. (Carta de Monseñor Lefebvre al cardenal
Ratzinger, el 8 de julio de 1988, Fideliter
29-30 de junio de 1988, pág. 25).
Continuar la obra emprendida : el
sacerdocio
«Dios
suscitó la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X para el mantenimiento y la
perpetuidad de su Sacrificio glorioso y expiatorio en la Iglesia. El eligió
verdaderos sacerdotes instruidos y convencidos de estos divinos
misterios. Dios me hizo la gracia de preparar estos levitas y de conferirles la
gracia sacerdotal para la perseverancia del verdadero Sacrificio, según la
definición del Concilio de Trento.
Eso nos costó
la persecución de la Roma anticristo. Ante esta Roma, modernista y
liberal, que prosigue su obra destructora del Reino de Nuestro Señor como
lo prueben Asís y confirmación de las tesis liberales del Vaticano II sobre la
libertad religiosa yo me veo constreñido por la Divina Providencia a transmitir
la gracia del Episcopado católico que he recibido, con el fin de que la Iglesia
y el Sacerdocio católico continúen subsistiendo por la gracia de Dios y la
salvación de las almas.»(Carta a los futuros
obispos, 29 de agosto de 1987, Fideliter 29-30 de
junio de 1988).
v Examinar si Roma quiere sinceramente proteger
la Tradición.
« Durante los últimos contactos que tuve en
Roma, varias veces quise sondear sus intenciones, medir si verdaderamente había
un cambio verdadera. Esto no parecía imposible después de los constantes
fracasos catastróficos y desastrosos que siguieron al Concilio y después de la
visita del Cardenal Gagnon y de Monseñor Perl que constataron por sí mismos los
frutos del buen trabajo de la Fraternidad.
(…) « Si fui a discutir en Roma es porque yo
quería ver si podía llegar a un acuerdo con las autoridades de la Iglesia,
siempre y cuando nos pudiéramos proteger de su liberalismo para salvaguardar la
Tradición. Yo estuve obligado a reconocer que ningún acuerdo fue posible
que pudiera al mismo tiempo garantizarnos y convencernos que Roma quería
contribuir sinceramente a la preservación de la Tradición”. (Mgr
Lefebvre, Fideliter n°68 p.7 y 15 ; cf. «¿Por qué Monseñor Lefebvre
detuvo los coloquios si un acuerdo había sido firmado el 5 de mayo de 1988 ?
»Fideliter 29-30 junio 1988, p. 66)
II.2. Roma
v Reconciliación y no reconocimiento de la
Tradición como quería Monseñor Lefebvre.
« El 2 de junio escribí de nuevo al Papa :
inútil de continuar los coloquios y los contactos. No tenemos la misma
finalidad. Usted quiere incorporarnos y reconciliarnos y nosotros, nosotros
queremos ser reconocidos tal como somos. Queremos continuar la Tradición como
lo hacemos” (Mgr Lefebvre, Fideliter
n°70 p. 4)
« Mientras que nosotros hablamos de
reconciliación, Monseñor Lefebvre no quiere oír hablar mas que de
reconocimiento. La diferencia no es poca. La reconciliación supone un esfuerzo
recíproco, así como la admisión de los errores del pasado. Monseñor Lefebvre
pretende que toda la Iglesia se ha equivocado y que él, Monseñor Lefebvre y sus
adeptos siempre han tenido razón” (Cardenal Gagnon, Avvenire 31 de julio de 1988)
v Reunir a todos los tradicionalistas en Roma
« Todo lo que les ha sido concedido, no se
les concedió sino con el objetivo de lograr que todos los que están adheridos o
tienen lazos con la Fraternidad se desprendan de ella y se sometan a Roma. Tuve
la ocasión de ver al menos tres cartas que Monseñor Perl envió en respuesta a
las personas que le escribieron. Siempre es la misma cosa. Absolutamente hay
que hacer un esfuerzo hacia aquellos que no han comprendido la necesidad de reunirse
al Papa y al Concilio. Es una lástima –escribe el cardenal- constatar que no ha
habido más adhesiones”. (Mgr Lefebvre, Fideliter, n°79, enero-febrero 1991,
p. 5.)
v Plena comunión eclesial que incluye la
colaboración de los ralliés bajo la dirección de los obispos diocesanos y que
determina la composición de la comisión romana.
Plena comunión eclesial
« A propósito de la libertad de acción de los
obispos locales en relación a la Comisión Ecclesia Dei, el cardenal Mayer ha
recordado lo que precisa el Motu proprio del pasado 2 de julio. La Comisión
encargada, explicó el cardenal, de colaborar con los obispos, con los
dicasterios de la curia romana y los medios interesados, con el fin de
facilitar la plena comunión eclesial de sacerdotes, seminaristas, comunidades o
religiosos tomados individualmente, que hasta hoy estaban unidos de diversas
maneras a la Fraternidad fundada por Monseñor Lefebvre…” ((Famille chrétienne, 3 noviembre 1988)
« Es evidente que, lejos de buscar poner un
freno a la aplicación de la reforma emprendida por el concilio, esta concesión
está destinada a facilitar la comunión eclesial de personas que se sienten
ligadas a estas formas litúrgicas”. (Audiencia del Santo Padre a los religiosos
de la abadía Sainte-Madeleine du Barroux”, Osservatore romano,
2 octubre 1990)
¿Qué significa esta plena comunión ? Lo que
sigue a continuación lo manifiesta:
Obediencia
« Es en el nombre de la obediencia al vicario
de Cristo, que nosotros les pedimos un acto público de sumisión, a fin de
reparar lo que sus escritos, sus declaraciones, sus actitudes tienen de
ofensivos respecto de la Iglesia y de su magisterio”. (Paulo VI, Carta a
Monseñor Lefebvre, 29 de junio de 1975, citada por J. Madiran, La condamnation sauvage de Mgr Lefebvre)
Nada cambió desde entonces. Monseñor Lefebvre
respondió: “Es
preciso reconocer que la jugarreta ha sido bien hecha y que la mentira de
Satanás ha sido utilizada maravillosamente La Iglesia va a destruirse a sí misma
por vía de la obediencia (…)
El logró hacer condenar a
quienes conservan la fe católica por aquéllos mismos que debieran defenderla y
propagarla.” (Monseñor Lefebvre, 13 de octubre de 1974, El golpe maestro de Satanás, pág. 6)
Apostolado bajo la
dirección de los obispos.
El Arzobispo de Avignon
explicó a sus sacerdotes que el papa acordó al monasterio benedictino de
Barroux “la plena reconciliación con la Sede Apostólica con la posibilidad de
utilizar los libros litúrgicos en vigor en 1962 y de desarrollar una proyección
pastoral de las obras del apostolado y de conservar los ministerios asumidos
actualmente, de acuerdo a los cánones 679-683 que tratan de la colaboración organizada entre los
Institutos religiosos y el clero secular y sobre la coordinación de todas las
obras y actividades apostólicas bajo la dirección del obispo diocesano (canon
680)” (Carta de Monseñor Bouchex, Arzobispo de Avignon, a los sacerdotes de su
diócesis, 17 de agosto de 1988).
Se trata entonces de una
dependencia estrecha y cotidiana a la que el canon 680 somete al monasterio de
Barroux.
« Entre los
diversos institutos y también entre ellos y el clero secular, que se les
aliente a una colaboración organizada, así como, bajo la dirección del obispo
diocesano, una coordinación de todas las obras y actividades apostólicas,
quedando a salvo el carácter, la finalidad de cada instituto y las leyes de
fundación”. (Nuevo Código de derecho canónico, 1983)
La Fraternidad San Pedro
está erigida como sociedad clerical de vida apostólica de derecho pontifical.
Sin embargo, como en el caso del monasterio de Barroux, esto no significa que
tenga alguna independencia respecto a los obispos con el fin de ser sustraídos
de su influencia mortífera.
« Para favorecer la
unidad necesaria de la Iglesia, los miembros de la Fraternidad San Pedro buscarán
con particular diligencia la comunión con el obispo y el presbiterio
diocesanos, según la norma de los canones 679-683. Asimismo, ellos observarán,
en el ejercicio del ministerio pastoral, las prescripciones legales,
particularmente aquellas tratan de la celebración válida y lícita de los
sacramentos de penitencia y de matrimonio, así como las anotaciones en los
libros parroquiales según el canon 535, § 1. » (Comisión pontifical Ecclesia
Dei, el 18 de octubre de 1988, Agustín, cardenal Mayer, presidente.)
Lo mismo se aplica para
el Instituto del Buen Pastor. (cf. más abajo, VI)
Composición de la
comisión romana.
« Esta comisión es
un organismo de la Santa Sede al servicio de la Fraternidad y de diversas
instancias con las cuales habrá que tratar para establecer y consolidar la obra
de la reconciliación. Además, no es ella, sino el Santo Padre que, en última
instancia, tomará las decisiones: la cuestión de una mayoría no se plantea, los
intereses de la Fraternidad están garantizados por su representación en el seno
de la Comisión, y los temores que usted ha expresado en relación a los otros
miembros, no tienen por qué persistir, visto que la elección de los miembros
será efectuada por el Santo Padre personalmente”. (Carta del cardenal Ratzinger
a Monseñor Lefebvre, 30 de mayo de 1988)
v Es más que una cuestión
de rito: toda una concepción de la Iglesia.
« En realidad, si
Monseñor Lefebvre no ha aceptado el protocolo que se le propuso, es
precisamente porque repentinamente comprendió su significado real. “Ellos
querían engañarnos”, dijo de una manera equivalente. Esto significaba: “Ellos
quieren hacernos aceptar el concilio”. Esto nos muestra cómo sería un error
reducir este doloroso asunto a una cuestión de latín o del ritual, incluso la
protesta contra ciertos abusos. Es toda una concepción de la Iglesia universal
y de la Iglesia particular, del ministerio episcopal, del ministerio de Pedro,
que están comprometidos”. (Cardenal Decourtray, Discurso a la asamblea plenaria
de los obispos de Francia, Lourdes, 26 de octubre de 1988, DC n°1973, pág.22)
« La cuestión de
fondo no es una cuestión del latín, ni de la liturgia, por más importante que
esta sea. Lo que está en juego, es el misterio de la Iglesia”. (Monseñor
Jullien, arzobispo de Rennes, Le Choc du mois, 10 diciembre 1988) (Ver
también más arriba, I 4)
v En este marco, se manifiestan
dos tendencias.
Sea llevar a los ya
incorporados a la nueva misa y al concilio Vaticano II, excluyendo cualquier vuelta
atrás.
Sea integrar la
Tradición (junto con la misa antigua) en el espacio pluralista y evolucionista :
« El rito antiguo romano conserva dentro de la Iglesia su derecho de
ciudadanía en el seno de la multiformidad de los ritos católicos, tanto latinos
como orientales” (Cardenal Castrillón-Hoyos, homilía del 24 de junio de 2003 en
una misa celebrada según el rito antiguo) La Tradición no será mas que una
forma, entre otras, de espiritualidad, un camino entre otros de apostolado: la
libertad…
v Hay que pensar como
todos los obispos, reconocer la ortodoxia de la nueva misa y adherirse al
Vaticano II
Todo debe alinearse
sobre lo que los obispos piensan:
« El cardenal
Ratzinger lo ha dicho abiertamente respondiendo al gran periódico de Frankfort
Die Welt, quien le preguntó después de las consagraciones: Es inadmisible y no
podemos aceptar que haya dentro de la Iglesia grupos de católicos que no se sometan
a lo que piensan de manera general los obispos en el mundo”. (Monseñor
Lefebvre, Fideliter, n°66, noviembre-diciembre 1988, p. 11)
Celebrar la nueva misa :
Un ejemplo de esto me lo
dio el Cardenal Ratzinger. “Por ejemplo en San Nicolás de Chardonnet,
Monseñor, cuando el protocolo se firme y se arreglen los asuntos, es evidente
que San Nicolás de Chardonnet no puede quedarse como está. ¿Por qué? Porque San
Nicolás es una parroquia de París y depende del Cardenal Lustiger. Por
consiguiente será absolutamente necesario que en la parroquia de San Nicolás de
Chardonnet haya la nueva misa, una, regularmente, todos los domingos. (Monseñor
Lefebvre, conferencia de prensa, Ecône, 15 de junio de 1988, Fideliter, 29-30 de junio de 1988,
pág.17)
Adherirse al Concilio
Vaticano II :
« En cuanto a
aquellos que, no sin mérito, han rechazado el acto cismático del 30 de junio y
solicitan la reconciliación, está claro que deben, con nuestra ayuda amigable,
orante, confiante, paciente, pero exigente, progresar en el camino de la
adhesión verdadera al Concilio en su
totalidad”. (Cardenal Decourtray, discurso a la asamblea plenaria de los
obispos de Francia, Lourdes, 26 de octubre de 1988, DC n° 1973m p. 22)
En el monasterio
benedictino de Flavigny, algunas cosas se impusieron:
« Por principio, la
adopción, para la celebración de la misa, del rito de Paulo VI. Durante la
visita canónica efectuada en el monasterio por Dom Prou y el P. Roualet,
vicario general de la diócesis de Dijon, cada monje firmó la carta del cardenal
Ratzinger a Monseñor Lefebvre (que éste siempre se rehusó a firmar) sobre la
aceptación de la legitimidad del rito de Paulo VI y del Concilio. Esto permitió
regularizar las ordenaciones hechas por Monseñor Lefebvre, señal de que la
reconciliación se logró. Finalmente, a petición del Cardenal Ratzinger,
Monseñor Balland organizó en el monasterio una serie de sesiones sobre el
Concilio Vaticano II”. (La actualidad
religiosa en el mundo, abril de 1988) (Ver también más arriba, I4)
v Fidelidad a la Tradición viva
El Motu proprio, las
declaraciones de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI así como aquellas de
los obispos, fueron una sola voz para elogiar la Tradición viva. Veremos cuál
es el sentido que hay que darle. (ver IV5)
Sigue parte III próximamente.