Las Consagraciones tuvieron lugar hace 24 años, por los años que
han pasado, las nuevas generaciones perciben menos el peligro de una adhesión
con la Roma de Benedicto XVI. También el desgaste del combate… Entonces es muy
importante recordar las razones fundamentales de nuestra situación actual y de
los peligros a los que todavía estamos expuestos por la adhesión.
1) EL COMBATE DE LA FE
« No es con alegría en el corazón que nosotros hemos
tenido dificultades con Roma. No es por placer que hemos tenido que luchar.
Nosotros lo hemos hecho por los principios, para conservar la fe católica. Y
ellos (Dom Gérard y los otros ya adheridos) colaboraban con nosotros. Y de
repente se abandona el verdadero combate para irse con los demoledores bajo el
pretexto que se han acordado ciertos privilegios. Esto es inadmisible. Ellos
han abandonado prácticamente el combate de la fe. Ellos ya no pueden atacar a
Roma”. (Monseñor Lefebvre; entrevista en Fideliter n°79, p. 6, enero de 1991)
2) LA REALEZA SOCIAL DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
« No hay que sorprenderse si no llegamos a entendernos
con Roma. Esto no será posible mientras que Roma no regrese a la fe en el
reinado de Nuestro Señor Jesucristo… Nosotros chocamos en un punto de la fe
católica” (Monseñor Lefebvre, conferencia en Sierre el 27 de noviembre de 1988;
Fideliter n°89, p. 12) “Cuando nos hacemos la pregunta de saber cuándo habrá un
acuerdo con Roma, mi respuesta es simple: cuando Roma re-corone a Nuestro
Señor. El día en que ellos reconozcan de nuevo a Nuestro Señor como Rey de los
pueblos y de las naciones, no es a nosotros a quienes ellos se unirán, sino a la
Iglesia Católica en la cual permanecemos”. (Monseñor Lefebvre; conferencia en
Flavigny, diciembre 1° de 1988; Fideliter n°68 p.16)
3) El ECUMENISMO
« El Papa es más ecumenista que nunca. Todas las ideas
falsas del concilio continúan desarrollándose… Por lo tanto es absolutamente
inconcebible que podamos aceptar colaborar con una jerarquía semejante.”
(Monseñor Lefebvre, Fideliter de Enero 1° de 1991, p.4)
4) LAS REFORMAS CONCILIARES
« Nosotros rechazamos, al contrario, y siempre hemos
rechazado el seguir a la Roma de tendencia neo-modernista y neo-protestante que
se ha manifestado claramente en el Concilio Vaticano II y después del concilio
en todas las reformas que han salido de él”. (Monseñor Lefebvre, “Carta” del 21 de noviembre de 1974).
« He esperado hasta el 5 de junio para escribir al Papa :
« Lo siento mucho, pero no podemos entendernos. Ustedes no tienen el mismo
objetivo que nosotros. Haciendo un acuerdo, vuestro objetivo es llevarnos al
Concilio. El mío es al contrario, poder mantenernos fuera del Concilio y de sus
influencias.” (Monseñor Lefebvre, conferencia en Flavigny de diciembre de 1988;
Fideliter n°68, p.15)
5) SOMETIMIENTO A LOS OBISPOS
« Tenemos que convencer absolutamente a los fieles de
que se trata de una maniobra, que es un peligro ponerse entre las manos de los
obispos conciliares y de Roma modernista. Es el peligro más grande que los
amenaza. Si hemos luchado durante 20 años para evitar los errores conciliares,
no debemos ponernos en las manos de aquellos que los profesan! (Monseñor
Lefebvre, Fideliter de julio de 1989, n°70, p.13)
6) LA REDUCCION AL SILENCIO
« Cuando ellos dicen que ellos (los que acordaron con
Roma) no han perdido nada, es falso. Han perdido la posibilidad de contradecir
a Roma. Ya no pueden decir nada. Ellos deben callarse por los favores que les
han sido acordados. Para ellos es imposible denunciar los errores de la Iglesia
conciliar.” (Monseñor Lefebvre,
Fideliter n°79, p.3)
« Después del acuerdo, la libertad de crítica está
perdida” (Padre Aulagnier, Fideliter de marzo de 1991, n°80, p.5). ¡Vaya que
sí!
7) LA OSMOSIS LIBERAL
« Sobre todo, si hubiera un arreglo con Roma, estaríamos
invadidos por cantidades de gente: Ahora que tienen la Tradición y están
reconocidos por Roma, van a venir con nosotros. Hay mucha gente que seguirá con
su espíritu moderno y liberal, pero que vendrán con nosotros porque les va a
gustar asistir de vez en cuando a una ceremonia tradicional y tener contacto
con los tradicionalistas. Y esto será muy peligroso para nuestro medio
tradicional. Si somos invadidos por toda esta gente ¿qué va a pasar con la
Tradición? Poco a poco va a haber una especie de ósmosis que se producirá, una
especie de consenso… Muy despacio, muy despacio, vamos a terminar por no ver la
distinción entre el liberalismo y la Tradición. Es muy peligroso”. (Monseñor
Lefebvre, conferencia en Flavigny el 11 de junio de 1988, Fideliter n°68, p.23)
8) EL JURAMENTO CONCILIAR DE 1989
Algunos meses después de las consagraciones de 1988, el
Cardenal Ratzinger reintrodujo para los sacerdotes el prestar un
juramento/profesión de fe, jurado con la mano en el Evangelio. Paulo VI
suprimió el juramento antimodernista impuesto por San Pio X, ahora la Roma
conciliar ha impuesto el suyo, que obliga a profesar el magisterio
neo-modernista y conciliar: “(§3) Además, con una sumisión religiosa de la
voluntad y la inteligencia, yo me adhiero a las doctrinas que son enunciadas,
sea por el Pontífice romano, sea por el Colegio de los Obispos, cuando ejerzan
el Magisterio auténtico, incluso no tienen la intención de proclamarlo un acto
definitorio.” (Texto oficial francés, Documentación católica n!2033 p. 757)
Comentario de
Monseñor Lefebvre: « Este es un hecho muy grave. Porque pide a todos los
que acuerdan con Roma o que pudieran hacerlo, el hacer una profesión de fe en
los documentos del Concilio y de las reformas posconciliares. Para nosotros, es
imposible”. (Entrevista, Fideliter de
enero de 1991, n°79, p. 4)
A principios del 2001, el Cardenal Castrillón Hoyos hizo
proposiciones de acuerdo canónico muy ventajosas, poniendo una condición: hacer
ésta profesión de fe al magisterio actual, como Monseñor Fellay se lo explicó a
los sacerdotes: “Roma haría un decreto por el cual sería erigida una especie de
cuasi-diócesis personal (…) Nosotros seríamos independientes de los obispos
locales (…) Esta sería una especie de ratificación en derecho de que lo que
somos y hacemos está deshecho. Nosotros, y en particular los obispos, no
tendríamos nada especial que firmar, ninguna declaración particular, simplemente
la profesión de fe que toda persona debe pronunciar al recibir una carga
eclesiástica, con el juramento de fidelidad”. (Cor Unum n!68, febrero de 2001 p.1-2)
Benedicto
XVI –quien ha redactado este juramento en 1989- parece valorarlo muy
particularmente. El exigió por ejemplo que los sacerdotes chinos que se
reintegraron a la Iglesia católica oficial, renovaran esta profesión de fe cada
año el Jueves Santo, “como testimonio de la plena comunión reencontrada” (Doc.
Cat. N°2384, p. 676)
Como Monseñor Lefebvre, hay que insistir en la gravedad de
esta condición sine que non vinculada a un acuerdo, y sobre la imposibilidad
para nosotros de suscribirla en conciencia: “Tal cual es, esta fórmula es
peligrosa. Demuestra muy bien el espíritu de estas personas con las cuales es
imposible entenderse” (Entrevista, Fideliter N°70, julio de 1989; también
Fideliter n°73 p.12 y en el n° 76 p.11)
9) LA FUNESTA EXPERIENCIA DE LOS « RALLIÉS »
¡Ninguna nueva vocación con Dom Agustín en Flavigny desde 1986!
Dom Gérard se jactaba de haber puesto como segunda condición
a su acuerdo de 1988: “Que ninguna contrapartida doctrinal o litúrgica nos sea
exigida y que ningún silencio le sea impuesto a nuestra predicación
antimodernista” (Présent 19/08/88;
Fideliter n°65 p. 18). El 27 de abril de 1995, el concelebró la nueva misa con
Juan Pablo II, y el 14 de octubre de 1998, para poder entrar a la congregación
benedictina de Francia, firmó un reconocimiento completo del Vaticano II y el
permiso para sus monjes de concelebrar en otras comunidades.
El Padre Laguérie obtuvo en los estatutos del IBP, el privilegio del "rito exclusivo" de la Misa Tridentina y de la "crítica seria y constructiva" del Vaticano II. Privilegios que han sido cuestionados ahora por el Vaticano (Carta del 23 de marzo de 2012 de Monseñor Pozzo, visitador canónico).
10) NO
AL ACUERDO PRACTICO SIN UN ACUERDO DOCTRINAL
« Supongamos que de aquí a un cierto tiempo Roma nos
haga un llamado, que quiere vernos, restablecer el dialogo, en ese momento soy
yo el que pondría las condiciones. Yo no aceptaría estar en la situación en la
que estamos luego de los coloquios. Se acabó.
Yo colocaría la
cuestión en el plano doctrinal. "¿Están de acuerdo con las grandes
encíclicas de todos los Papas que les han precedido? ¿Están de acuerdo con la
Quanta Cura de Pío IX, Immortale Dei, Libertas de León XIII, Pascendi de San
Pío X, Quas Primas de Pío XI, Humani Generis de Pío XII? ¿Están ustedes en
plena comunión con estos Papas y sus afirmaciones? ¿Aceptan todavía el
juramento antimodernista? ¿Están a favor del reinado social de Nuestro Señor
Jesucristo?
Si no aceptan la
doctrina de sus predecesores, entonces es inútil hablar. Mientras no acepten
una reforma del Concilio teniendo en cuenta la doctrina de estos Papas que les
han precedido, no hay diálogo posible. Es inútil. Las posturas serían más
claras. (Monseñor Lefebvre, Fideliter n°66, noviembre de 1988)
CONCLUSION:
“Es entonces un deber
estricto para todos los sacerdotes (y todos los fieles) que quieran permanecer
católicos, separarse de esta Iglesia conciliar mientras que no regrese a la
tradición del Magisterio de la Iglesia y de la fe Católica”. (Monseñor
Lefebvre, Itinerario Espiritual, 1990, p.31)
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