por Edwin Faust
Noviembre 27, 2012
Noviembre 27, 2012
La Iglesia se ha vuelto cada vez más solícita de su imagen
pública. Los medios de comunicación aplaudieron al Papa Juan XXIII que quería
abrir las ventanas de la Iglesia para dejar pasar el aire del mundo moderno.
Pero la Iglesia pagó un alto precio por esa efímera aprobación de los medios, y
la brisa de la modernidad la ha arrastrado hacia los vientos cambiantes de la
opinión pública.
Cualesquiera que hayan sido las diferencias entre Monseñor
Williamson con los líderes de la Fraternidad San Pio X, cualquier evaluación
honesta de su expulsión definitiva de la
Fraternidad San Pío X tendría que empezar con el incidente que causó que su
superior lo sacara del ministerio público y lo secuestrara.
Monseñor Williamson es de la opinión de que las cámaras de
gas no fueron usadas en la exterminación de los judíos por los nazis durante la
II Guerra mundial. El acepta las conclusiones de un disputado estudio científico conocido como el
Reporte Leuchter. En consecuencia, Su Excelencia piensa que el número de Judíos
asesinados en los campos estarían más cerca del medio millón que de seis
millones. Él lo dijo durante una entrevista a la televisión Sueca llevada a
cabo en Alemania.
Esta opinión es verdaderamente la que hizo a Richard
Williamson un problema para la FSSPX y sus partidarios que quieren un acuerdo
con el Vaticano. Monseñor Williamson ha sido juzgado y encontrado culpable de
negación del holocausto bajo la ley alemana. Extraoficialmente, él ha sido
encontrado culpable de ser un inconveniente para la FSSPX y la Santa Sede.
La expulsión de Su Excelencia de la FSSPX fue consumada en
Octubre. Fue inmediatamente seguida de un anuncio de parte de los oficiales del
Vaticano diciendo que las negociaciones con la FSSPX no estaban finalizadas o
paralizadas, como se había pensado anteriormente, sino que se necesitaba
paciencia y esperanza para una reconciliación la cual está muy viva.
¿Coincidencia?
Las organizaciones judías que mantienen relaciones con el
Vaticano denunciaron el levantamiento de
las excomuniones de los obispos de la FSSPX señalando que había un negador del
holocausto entre ellos. El portavoz del papa dijo que el Santo Padre no sabía
acerca de las declaraciones del obispo Williamson al tiempo de firmar el
decreto, implicando que tal conocimiento pudiera haber afectado el levantamiento
de las excomuniones.
Sin pesar los méritos de la opinión de Monseñor Williamson
acerca del Reporte Leuchter, ¿no es pertinente preguntar que tiene que ver esa
opinión con la Fe Católica? ¿Debe uno suscribirse a una particular versión de
la historia para ser calificado para practicar un ministerio episcopal dentro
de la Iglesia Católica? Nos preguntaríamos también: ¿Hasta qué punto ha sido ampliada la
autoridad eclesiástica de facto a tribunales alemanes, organizaciones judías y
los medios de comunicación populares?
Monseñor Williamson fue removido como rector del seminario
de la FSSPX en Sudamérica y fue exiliado a Wimbledon pero no por transgredir algún
estatuto de la Fraternidad sacerdotal, no por alguna infracción a la ley
canónica, no por alguna disidencia de la enseñanza dogmática de la Iglesia. Monseñor Williamson fue despojado de su ministerio y
escondido de la vista pública por ser un problema de relaciones públicas
Si Su Excelencia se hubiera retractado de su opinión, si
hubiera pedido disculpas a todos los que estaban ostensiblemente ofendidos, si
hubiera pagado su multa y hecho un mea culpa a su superior, todo hubiera ido
bien. El problema es: El es un hombre honesto.
No ha sido persuadido que está equivocado en su opinión, y
el sabe que no ha transgredido ninguna disciplina o doctrina de la Iglesia. El continúa
diciendo lo que piensa a través de su blog. Y el ha sido directo al declarar su
posición respecto al acuerdo entre la FSSPX y el Vaticano: El piensa que el
tiempo no ha llegado como para que la FSSPX confíe en la ortodoxia y la
honorabilidad de intenciones de las autoridades romanas.
El se opone a los esfuerzos en esta dirección que lleva a
cabo su superior, Monseñor Fellay, y ha llamado a un nuevo liderazgo en la
FSSPX. Si esto amerita su expulsión es una cuestión que dejo en manos de los
miembros de esa Fraternidad. Pero la eliminación de Monseñor Williamson
ciertamente alivia a la FSSPX de un problema de relaciones públicas y facilita
cualquier acuerdo posible que debe estar sobre la marcha con una Curia Romana
intensamente sensible a los medios de comunicación. Desde luego que los que dan
la bienvenida a la expulsión de Monseñor Williamson no se dan cuenta que la
acusación de anti-semitismo seguirá suscitándose en la Iglesia Católica bajo
cualquier pretexto posible, porque es en realidad la Fe la que consideran
ofensiva los judíos.
Cualquiera que conozca a Monseñor Williamson se da cuenta de
que su integridad está fuera de toda duda, así como su caridad. A pesar de que
sus opiniones no son populares, no son expresadas por malicia, sino por una
honesta convicción. Podrá ser juzgado de excéntrico, incluso imprudente. Pero
es católico hasta los huesos. Y ese es el núcleo del problema. Ya es tiempo de
que se conozca.