Lamentamos mucho tener que repetir « usque ad nauseam » lo
que Monseñor Lefebvre pensaba de Ratzinger. Nos vemos obligados en razón de la
terquedad de ciertos tradicionalistas que llegan a imaginarse que un acuerdo
práctico es posible con este papa que osa proponer a los fieles festejar el año
de la fe (¿cuál fe?) con la iglesia conciliar.
Introducción :
Ahora está comprobado que Benedicto XVI desea ardientemente
un acuerdo canónico con la FSSPX. Muchos de los miembros de nuestra
congregación parecen seducidos por esta oferta que les parece como una
manifestación de bondad respecto a la Fraternidad. Estas son solamente las
apariencias. La realidad es muy diferente. Para comprenderla, hay que
remontarnos a la estrategia de los modernistas y a la experiencia de Monseñor
Lefebvre. Bajo esta luz… el “regalo” se ve muy diferente.
I) El objetivo de los modernistas romanos anteriores y actuales: la aceptación del Concilio, de la liturgia y del catecismo conciliares
Monseñor Lefebvre comprendió muy bien cuál era el objetivo
de los modernistas romanos y lo expresó en la conferencia de prensa histórica
que tuvo lugar en la vigilia de las consagraciones episcopales:
« Personalmente yo fui con recelo… Siempre tuve un
sentimiento de recelo y tengo que
confesar que siempre pensé que todo lo que ellos hicieron fue para conseguir
reducirnos a aceptar el Concilio y a aceptar las reformas posconciliares”.
(Grabación a partir de 13’50”)
Cerca de 25 años después de las consagraciones, constatamos
que el objetivo de los modernistas romanos no ha cambiado. El Padre de la
Rocque, en una conferencia, (N. del T. 18 de mayo de
2012) enuncia varias veces, de manera clara y explícita, que el objetivo de los
modernistas romanos era hacernos aceptar el Concilio Vaticano II, las reformas
litúrgicas y el catecismo conciliar:
« Diez días antes (del comienzo de las discusiones) en
la prensa circuló un rumor lanzado por Roma según el cual a los que intervienen
por parte de la FSSPX y que llegaron hace poco a Roma para la primera cita, se
les presentará un texto de adhesión a todas las enseñanzas del concilio
Vaticano II, de reconocimiento canónico de la legitimidad de la nueva misa, de
aceptación del nuevo código canónico, etc. El rumor fue lanzado y era real.
Nosotros recibimos, tanto Monseñor Fellay como los cuatro que asistimos y que
éramos miembros de la comisión, un texto de Roma para firmar una fórmula de
adhesión a todas las enseñanzas del Concilio Vaticano II” (11’50″)
« Mientras todo transcurría, lo que apareció de manera
cada vez más clara, es que el moderador de los debates, que era Monseñor Pozzo,
el secretario de Ecclesia Dei, en retrospectiva me parece muy claro que su
misión era encontrar la fórmula de adhesión al concilio y a la nueva misa,
suficientemente explícito para satisfacer las exigencias romanas, y
suficientemente hábil para que pudiéramos firmar. Y efectivamente, de reunión
en reunión, teníamos esos textos de adhesión reformulados sin descanso que
reaparecían sea sobre nuestra mesa o algunas veces bajo la mesa luego de una
comida muy bien servida con Monseñor Pozzo quien, por debajo, decía “¿qué
piensan ustedes de este documento?” Por ejemplo, acerca de la nueva misa,
tuvimos cuatro o cinco fórmulas diferentes de adhesión que nos propusieron para
nuestra firma. Y siempre, siempre, el objetivo fue hacernos aceptar la
legitimidad de la nueva misa. Siempre. Esta ha sido la óptica fundamental de
Monseñor Pozzo durante todos los debates en los que fue moderador. Yo creo que
por todo, cerca de una docena o quizá quince fórmulas de adhesión diferentes se
nos propusieron sucesivamente (16’30”)
« De hecho estas discusiones han sido dirigidas por
parte de los romanos con este eje fundamental, hacernos aceptar una fórmula de
adhesión a las enseñanzas del Concilio y a la nueva misa”. (24’40”)
Ante esta constante de los modernistas romanos de querer
imponer el Vaticano II como las reformas litúrgicas que se le derivaron, y
teniendo además frente a los ojos los numerosos ejemplos de lo que la
aplicación práctica de un adhesión a los modernistas romanos acarrea
(Fraternidad San Pedro, Campos, IBP, Redentoristas…) es claro que un acuerdo
con estos mismos modernistas romanos constituye una grave imprudencia.
II ) Cómo percibió Monseñor Lefebvre el rol del Cardenal Ratzinger en esta estrategia.
Si hubo una constante en Monseñor Lefebvre, fue el de la
desconfianza que tuvo al cardenal Ratzinger. El expresó públicamente y de
manera muy explícita en la conferencia de prensa que tuvo lugar la vigilia de
las consagraciones episcopales de 1988:
« Yo creo que la Santísima Virgen nos protegió de
ponernos en las manos del Cardenal Ratzinger porque siendo el Cardenal
Ratzinger presidente de la Comisión Romana con otras cuatro personas de Roma
contra dos de la Tradición, estaríamos evidentemente sometidos, ese hubiera
sido nuestro patrón” (24’40”) Los últimos años de su existencia y después de
más de diez años de tratar al cardenal
Ratzinger, Monseñor Lefebvre expresó muy claramente a sus seminarista lo que
pensaba de este personaje. Sus declaraciones se encuentran en las conferencias
espirituales que pronunciaba regularmente en el seminario de Ecône.
a) Ratzinger, el
liberal bajo el aspecto de tradicionalista :
En este sínodo, ¿que
vamos a presenciar ? Vamos a presenciar no ya una lucha entre los
conservadores, es decir entre los católicos y liberales, mas bien
presenciaremos a una lucha entre los mismos liberales… Oh si, siempre es así…
Ahora hay liberales un poco moderados, además los liberales que siempre quieren
ir más allá, los liberales más absolutos. Entonces los vamos a ver peleándose
entre ellos porque son ellos los que han introducido el liberalismo en la
Iglesia, son los que actualmente detentan el poder en Roma. Son ellos, es el
papa y todos los que son como el papa. Como Ratzinger y todos los cardenales
que ocupan actualmente Roma, son liberales. Ellos son los que presionaron en el
interior del Concilio Vaticano II, que nos han lanzado fuera, que nos querían
muertos, que escondieron las firmas contra el comunismo, que actuaron de una
manera odiosa, que rechazaron todos los esquemas que fueron preparados antes
del Concilio. Ellos actuaron de una manera inimaginable, tratándonos como
parias. Entonces llegaron al poder, ganaron el poder. Ellos empezaron a
perseguir a todos aquellos que estaban por el pasado de la Iglesia. Y todavía
están en su lugar. (…) Es por eso que quizá habrá un poco de peleas durante este
Sínodo, es posible. Pero no será una pelea para el regreso de la Tradición. No.
Es casi imposible. Basta leer el libro del Cardenal Ratzinger que dice
expresamente: “El Concilio es la Iglesia de hoy en día, la cuestión ya no es
regresar al pasado de la Iglesia. Eso ya es el pasado. Esto es todo, ya no es
cuestión de regresar al pasado… ¡Y el pasa por el más tradicionalista! Entonces
nos preguntamos verdaderamente por qué se asustan de las pocas palabras que
dijo el Cardenal Ratzinger. Deberían pensar que por lo menos es tan liberal
como ellos, por lo que no tienen que temer, no tienen nada de que preocuparse.
Pero como el Cardenal Ratzinger tiene el poder hoy en día y está obligado a
defender algo de Roma, por lo menos no puede decir “si, amén” a todo lo que los
obispos quisieran hacer, entonces hay oposiciones y dificultades,
evidentemente”. (Monseñor Lefebvre, Conferencia espiritual del 28 de octubre de
1985)
b) Imposibilidad de
discutir con el Cardenal Ratzinger.
« Y esta declaración que se hizo respecto a los Judíos
en Roma… nos preguntamos si hemos leído bien, si es posible… si es posible que
se diga que todavía esperamos la llegada del Mesías: como los judíos actuales
esperan todavía al Mesías, ¡nosotros también esperamos al Mesías!
¡Increíble, increíble! Nos preguntamos verdaderamente dónde
estamos y que es lo que pasa en la Iglesia…
Todo eso viene de ese liberalismo, viene de este contagio
que se introdujo en el interior de la Iglesia. Ya no hay verdades fijas, ya no
hay dogmas, ya no hay definiciones. No se quiere definir las verdades. Es por
eso que nos es casi imposible discutir con esas gentes. Cuando les decimos
algo, ellos tienen esa idea de que la verdad está viva, la Iglesia está
viva, por lo que siempre está
evolucionando…
Es por eso que el
Cardenal Ratzinger dijo : -El Vaticano II es la Iglesia de hoy en día…
pues bien, entonces ya no es la Iglesia de hoy en día porque el Concilio
Vaticano ya pasó… bueno si, es absurdo, pero así es. Para ellos es una
evolución continua. Entonces no se puede discutir con ellos. Cuando lo he
puesto contra la pared planteándole lo de la libertad religiosa y Quanta Cura,
el me dijo: -Pero Monseñor, ya no estamos en los tiempos de Quanta Cura/ … entonces
yo le dije: Mañana ya no estaremos en el tiempo de lo que usted dice/ … Es
absurdo. Se llega al absurdo… ¿Cómo podemos discutir con gente como esa?"
c) Imposibilidad de
no ver que Ratzinger es un revolucionario.
« Los invito vivamente si pueden leer y traducir el artículo
del último número de Si, si; No, no que acaba de aparecer: ¿A dónde conduce
Juan Pablo II su fidelidad al Concilio? Y les aseguro que es un artículo bien
hecho, bien argumentado que demuestra claramente, como cita las palabras del
Cardenal Ratzinger: El Concilio o la devastación de la Iglesia –Syllabus contra
el contra-Syllabus, porque el cardenal Ratzinger dijo: -Si, en efecto, el
Concilio Vaticano II ha sido un contra-Syllabus-… ¡Lo dijo explícitamente, no
se esconde! Es el 89. El lo dijo, un contra-Syllabus en la medida que
representa una tentativa para reconciliar oficialmente la Iglesia con el mundo,
el mundo que evolucionó desde 1789… ¡si esto no es claro, yo no sé que les
falta! (…)
Yo lo viví durante el concilio, yo lo he vivido desde el
Concilio, todo el tiempo, desde hace veinte años, yo no puedo negar que Roma
está bajo la influencia de la masonería. Roma está bajo la influencia de los
masones. Esto es cierto, miren: reconciliar con los principios del 89, ¡los
principios masónicos! Esto es lo que dijo el Cardenal Ratzinger, no lo esconde!
El Vaticano II es un esfuerzo para reconciliarse con el 89. ¿Se dan cuenta? ¡Es
aterrador! Entonces, cuando en este artículo él dice –yo no lo hice, si yo lo
hubiera hecho sería acusado de ser sedevacantista- lo hizo un tal Marcus, al
cual yo no conozco, pero les aseguro, les recomiendo su artículo.
Entonces mis queridos amigos, hay que saber escoger en la
vida ante los acontecimientos… Hay que verlos tal cual son, no hay que cerrar
los ojos diciendo : -yo no quiero ver eso. Es muy duro, muy fuerte, es
demasiado terrible. Es terrible, pero si Dios lo quiere, si Dios nos pone ante
estas circunstancias ¿qué vamos a hacer? ¿Vamos a abandonar la fe? ¿Nos
dejaremos, como los otros, partir a la deriva?” (Monseñor Lefebvre, Conferencia
espiritual del 20 de mayo de 1986)
d) ¿Ponerse entre las manos del Cardenal Ratzinger? “No
podemos” –dijo Monseñor Lefebvre.
« Hay que saber que en esta comisión romana hay siete
miembros: cinco por Roma y dos por la Fraternidad. ¡Es inadmisible! Imagínense
la presión de los miembros, de los cuales el presidente, el vicepresidente y
otros tres miembros estarán en contra de dos miembros de la Fraternidad. Es
imposible. Es echarle mano a toda la obra de la Tradición, y mucho mas en vista
de que esta comisión está encargada,
justamente, de realizar la reconciliación. Esto es lo que dice el protocolo.
Ella está encargada de realizar la reconciliación en la práctica, porque ella
es la que se relacionará con nosotros directamente, con todas las congregaciones
femeninas, con todas las congregaciones de hombres, dominicos, franciscanos,
benedictinos, etc. Estaríamos todos en fila, ante la comisión de Roma,
esperando cualquier cosa, a pedir cualquier cosa… esperar sus órdenes, en
definitiva. ¡Así es! Y como el Cardenal Ratzinger es el presidente de la
comisión sería ponernos prácticamente en sus manos… Eso no es cualquier cosa,
hay que reflexionar antes de aceptar una cosa parecida!
[...]
En una entrevista del Cardenal Ratzinger a un periódico
alemán y que nos envió el señor Saventhem, dice explícitamente:
« Siempre hay dificultades cuando hay un concilio. Están los que abusan. Están los que no
quieren. Y entre aquellos que no quieren tenemos actualmente a los
sedevacantistas… y además aquellos que son aparicionistas, no se les tiene en
cuenta. Pero evidentemente está la organización de Monseñor Lefebvre que es
bastante importante con sus 200 sacerdotes, sus 500 lugares de culto, sus seminaristas,
sus religiosos y religiosas que tiene alrededor… pero desgraciadamente están
apegados al pasado de una manera absolutamente inadmisible, porque es
inadmisible que en la Iglesia haya un grupo que se niega a estar en sintonía
con la Iglesia en todo el mundo…”
Es absolutamente su espíritu evolutivo. Siempre es la misma
cosa: la Tradición es lo que se hace hoy en día. El pasado es el pasado, ya no
es cuestión el regresar al Syllabus. Este es su espíritu: actualmente hay que
ir con nuestros tiempos. Por lo tanto, hay que ser del Vaticano II, hay que ser
seguidores del Vaticano II.
Para ellos es inadmisibles que haya grupos que se opongan a
eso. Eso lo tienen bien metido en la cabeza, nos quieren hacer llegar como los
de Dom Augustin, los de Fontgombault, una Voce… Nosotros no queremos.
Ante este peligro he reunido en Notre Dame du Pointet a los
responsables de las diferentes obras tradicionales. Les dije:
-« Yo no quiero ponerlos en las manos del Cardenal
Ratzinger sin advertirles… Necesito que me den sus impresiones… ¿Están ustedes
de acuerdo si o no ?
Evidentemente, en su conjunto han estado en contra. Sobre
todo las religiosas. Ellas dijeron: -“No, estas gentes que vendrán de Roma para
endoctrinarnos y hacernos un montón de preguntas, querrán regresarnos a nuestra
antigua congregación, no, no queremos a esa gente, absolutamente no”… Las
comprendemos. Ellas dijeron: “Ustedes son sacerdotes, tienen su vida, su Misa,
etc… pero nosotras, pobres religiosas, ¿qué será de nosotras?”… Eso fue como un
grito de angustia. Las comprendo muy bien. Delante de Dios, pienso que debemos
continuar como estamos”. (Monseñor Lefebvre, Conferencia espiritual del 9 de
mayo de 1988)
e) ¿Cuál es la Fe del Cardenal Ratzinger según Monseñor
Lefebvre?
« Lo que es grave en el Cardenal Ratzinger es que pone
en duda la realidad misma del Magisterio de la Iglesia. Pone en duda que haya un
Magisterio permanente y definitivo en la Iglesia. Eso no es posible. El ataca
la raíz misma de las enseñanzas de la Iglesia, la enseñanza del Magisterio de
la Iglesia. Ya no hay verdades permanentes en la Iglesia, verdades de fe, por
consecuencia ya no hay dogmas en la Iglesia. Esto es radical, evidentemente es
herético ¡Es horrible, pero así es!
Vemos la fe que se va, que se va, desaparece, ellos lo dicen
de una manera más clara, mas evidente. Para ellos nosotros no somos católicos,
ellos son los católicos. ¿Por qué? Porque ellos están en las sedes episcopales…
¡esa no es una razón! Como dijo San Atanasio: Ustedes tienen las Iglesias,
nosotros tenemos la fe… ¡Ellos tienen las sedes episcopales, nosotros tenemos
la fe! Nosotros somos los católicos, es evidente”. (Monseñor Lefebvre,
conferencia espiritual del 8 de febrero de 1991).
Debemos ahora responder a la objeción que se expresa frecuentemente entre los que favorecen el acuerdo de la FSSPX con los modernistas romanos: "Las declaraciones de Monseñor Lefebvre tienen más de 25 años. El Cardenal Ratzinger se convirtió en Benedicto XVI. Su pensamiento es ahora mucho más tradicional".
III) ¿El Cardenal Ratzinger contra Benedicto XVI ?
Se
puede constatar que, acerca de la persona del Cardenal Ratzinger, Monseñor
Lefebvre siempre tuvo una posición constante. Siempre hubo una misma opinión en
el pensamiento de Monseñor Lefebvre: el fundador de Ecône juzgó al cardenal
Ratzinger de liberal, modernista y sobre todo no quiso estar sometido a su
poder.
Si bien Monseñor Lefebvre evidentemente no pudo ver la
actuación de Benedicto XVI, el paralelo entre las acciones de Juan Pablo II y
las de Benedicto XVI son suficientes para saber el pensamiento de Monseñor
Lefebvre. Por eso, es útil consultar el libro “Pedro, ¿me amas?” del padre Daniel
Le Roux del cual Monseñor Lefebvre redactó el epílogo. La segunda parte del
libro es particularmente útil para constatar la perfecta continuidad entre Juan
Pablo II y Benedicto XVI. La parte titulada “Juan Pablo II y el orden
sobrenatural” trata de las relaciones entre Juan Pablo II y las otras
religiones, en particular el protestantismo, el judaísmo y el Islam. Esto es lo
que dijo Monseñor Lefebvre en el epílogo:
“La lectura de las páginas anteriores que presentan el
verdadero rostro de Juan Pablo II son aterradoras y llenan el alma católica y
romana de espanto y tristeza. Suscita también graves problemas para la fe de un
católico fiel, problemas a menudo insolubles y que explican la perplejidad y la
confusión que invaden a los más sólidos espíritus y a los cristianos más
convencidos. […] A la Roma modernista que prosigue su obra de demolición de la
fe y de la cristiandad, es un deber repudiarla, adhiriéndose a la Roma de
siempre, proclamando más que nunca la necesidad del Reino Universal de Nuestro
Señor Jesucristo y de su Santísima Madre María Reina. […]”.
He aquí un breve resumen de las acciones más destacadas de
Benedicto VI a este respecto:
- 19.08.2005 : Visita a la sinagoga de
Colonia.
- 30.11.2006 ;
Oracion en la mezquita de Estambul ;
- 21.10.2007 :
Reunión interreligiosa de Nápoles;
- 28.04.2008 : Visita
a la sinanoga de Nueva York;
- 15.07.2008 : J.M.J.
de Sidney con su liturgia « inculturada y sus rituales paganos ;
- 12.05.2009 : Visita
a la mezquita del Domo de Jerusalén;
- 12.05.2009 : Ritual
judío en el muro de las lamentaciones;
- 17.01.2010 : Visita
a la sinagoga de Roma ;
- 14.03.2010 : Participación
activa en el culto luterano en Roma;
- 01.05.2011 : Beatificación
de Juan-Pablo II ;
- 27.10.2011 : Reiteración
del escándalo de Asís.
Entonces ¿Qué hubiera dicho Monseñor Lefebvre ante esta
lista de Benedicto XVI repitiendo con una frecuencia que va en aumento, los
actos escandalosos de su predecesor?
Galería fotográfica de algunos de esos escándalos: