Carta de Monseñor Lefebvre a Monseñor de Galarreta en agosto de 1989 (extracto):
Con ocasión de la nueva división provocada por el padre
(..x..) en América del Sur, lo que ha probado a nuestra querida Fraternidad, me
parece oportuno analizar la acción del demonio para debilitar o reducir a la
nada nuestra obra.
Los autores de las diversas divisiones ¿no actúan según las
dos principales tentaciones que luego se diversifican?
La primera tentación consiste en mantener buenas relaciones
con el papa o los obispos actuales.
Evidentemente, es más normal y agradable estar en armonía
con las autoridades que estar en conflicto con ellas, sobre todo cuando estas
dificultades pueden terminar en sanciones.
La Fraternidad será entonces acusada de exagerar los errores
del Concilio Vaticano II, de criticar de forma abusiva los escritos y los actos
del papa y de los obispos, de apegarse con una rigidez excesiva a los ritos
tradicionales y, en definitiva, de presentar una tendencia al sectarismo que la
conducirá un día al cisma.
Una vez mencionada la palabra cisma, ésta servirá como un
espantapájaros para asustar a los seminaristas y a su familia, conduciéndolos a
abandonar la Fraternidad, siendo esto más fácil toda vez que los sacerdotes,
los obispos y Roma misma pretenden ofrecer garantías a favor de una cierta
tradición.
Nosotros podríamos establecer una larga lista de aquellos
que nos han abandonado por estas razones.
Está claro que las consagraciones episcopales y la excomunión
serían consideradas como motivos más que suficientes para dejar la fraternidad,
sobre todo en lo que respecta a las garantías ofrecidas por la Roma conciliar a
favor de la tradición litúrgica.
A pesar que hemos verificado numerosas veces las mentiras de
la Roma conciliar en los hechos, ellos siempre tratan de nuevo porque siempre
encontrarán algunos que morderán el anzuelo. Pero los errores del Vaticano II y
su espíritu son permanente y públicamente confirmados por los hechos y las
acusaciones. Nada ha cambiado a nivel de los principios liberales y
modernistas. La fe católica continúa desapareciendo.
La mayoría de nuestros sacerdotes, seminaristas y fieles no
se ilusionan y están convencidos que es imposible tener confianza en las
autoridades de la Iglesia conciliar, mientras que Roma profese tales errores
(Sous la Banière n° 147, enero-febrero de 2010, pág. 5)
Comentario de don Max Barret:
¡Monseñor estaba lúcido ! Él no escribió “todos
nuestros sacerdotes…” sino “la mayoría de nuestros sacerdotes”. El gusano ya
estaba en la fruta. El lo sabía y sufría terriblemente. Personalmente, yo ya le
había señalado las infiltraciones gnósticas en la Fraternidad en septiembre de
1987, dos años antes de esta carta… Y Él me respondió el 16 de septiembre de
1987: “Estoy perfectamente de acuerdo sobre la peligrosa infiltración. Percibo
muy bien que una acción furtiva se lleva a cabo por esos medios incrédulos “de
derecha” para arruinar el bloque de la Tradición católica. (He publicado una
fotocopia de esta correspondencia en mi libro “Monseñor Lefebvre, simplemente,
pág. 134.)
Ya en 1987, la “mayoría” de los sacerdotes estaban convencidos
que es imposible tener confianza en las autoridades de la Iglesia conciliar. La
mayoría… no todos… ¿y los otros? Ese pequeño número…
¡Los otros, continuaron alimentando esta “infiltración
peligrosa… esta acción furtiva!
Monseñor Lefebvre se había dado cuenta: el “lo percibía muy
bien”. “Los errores del Concilio Vaticano II y su espíritu son permanente y públicamente confirmados por los hechos y las acusaciones. Nada cambia a
nivel de los principios liberales y modernistas. La fe católica continúa
desapareciendo”.
Viendo los escándalos de este papa, ¿cómo podemos esperar
una conversión de la jerarquía vaticana por la fuerza de la persuasión de la
FSSPX? Monseñor Fellay en persona reconoció la existencia de al menos cuatro
logias en el Vaticano. Quizá son más, pero por lo menos son cuatro. De
cualquier modo son lo suficientemente grandes para controlar y orientar todo.
Este punto de vista lo sostiene también Alain Kérizo en el mismo número de “Sous
la Bannière, pág. 7: “La Roma conciliar ha sido investida por la masonería y
predica una doctrina gnóstica, panteísta. Por lo tanto es imposible interpretar
los textos del Vaticano II a la luz de la Tradición, como lo pretende Benedicto
XVI. El Padre Amorth, jefe de los exorcistas de la Iglesia conciliar, ¿no
afirmó que es en el Vaticano donde está
la mas grande concentración de demonios?”.