VOZ DE FÁTIMA, VOZ DE DIOS N° 63
23 de junio de 2018
“Vox túrturis audita est in terra nostra”
(Cant. II, 12)
Consagraciones
II
Si
las circunstancias de la crisis actual no hubieran forzado a Mons. Lefebvre, él
jamás habría consagrado obispos sin la autorización de Roma. Él
mismo escribió que si su obra era de Dios, Dios suscitaría obispos para ordenar
a sus seminaristas. Pero la Providencia, que habla a través
de los acontecimientos, mostró que no era de fuera de la Tradición que él debía
esperar el auxilio necesario. El mal había ido demasiado lejos. Roma estaba y
está ocupada por enemigos de Nuestro Señor, enemigos tenaces que no renuncian
a sus conquistas. Incluso hoy, Mons. Lefebvre y Mons.
Antonio de Castro Mayer permanecen excomulgados a los ojos de la Roma
modernista y liberal.
Leamos las palabras de Mons. Lefebvre, escribiendo a los cuatro escogidos para recibir
el episcopado. Esta carta data del día 22 de agosto de
1987. Mons. Lefebvre no esconde la dura realidad, pero revela también el medio
de preservar el depósito de la fe y los sacramentos, para que la Iglesia
continúe y atraviese victoriosamente esta crisis.
"La cátedra de Pedro, escribe él, y los
puestos de autoridad de Roma están ocupados por anticristos, la destrucción
del Reino de Nuestro Señor avanza rápidamente en el interior de su Cuerpo
Místico en este mundo, especialmente por la corrupción de la Santa Misa,
expresión espléndida del triunfo de nuestro Señor por la Cruz, "Regnavit a
ligno Deus", y fuente de extensión de su reino en las almas y en la
sociedad.
Continuaremos
transcribiendo esta carta en el próximo número. Es esencial para comprender el
acto heroico de Mons. Lefebvre cuyo trigésimo aniversario celebramos el 30 de junio.
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Tomás de Aquino OSB