sábado, 15 de noviembre de 2014

DESCUBRIMIENTO DEL SECRETO DE LA SALETTE



Según las informaciones oficiales, en 1999 se descubren los textos originales de los mensajes que recibieron de la Sma. Virgen los dos videntes de La Salette, Melania y Maximino. Estos documentos fueron entregados al Papa Pío IX en 1851 y estuvieron perdidos por más de un siglo en los archivos vaticanos. Al poco tiempo, el descubridor de los manuscritos, P. Corteville, escribe un libro en defensa de la autenticidad de estas revelaciones, titulado La buena nueva de los pastores de la Salette. En 2002 los Padres Laurentin y Corteville, publican, por su parte, el libro Descubrimiento del Secreto de La Salette (que en realidad debería llamarse Descubrimiento de los Secretos de La Salette), obra a la que se refiere, en el artículo que en esta entrada reproducimos, el P. Dominique Bourmaud, muy conocido por su libro Cien Años de Modernismo, miembro de la FSSPX y ex profesor en el seminario de La Reja, Buenos Aires
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FUENTE

1) CRÍTICA DEL LIBRO
Por el Padre Dominique Bourmaud.
Las publicaciones Fayard (Francia) publicaron recientemente (en abril de 2002) un libro titulado Descubrimiento del Secreto de La Salette, por los Padres René Laurentin y Michel Corteville, dirigido al público en general, acerca de un tema tabú para los católicos modernos. Se refiere nada menos que a la elucidación de la autenticidad del Secreto de La Salette, conocido especialmente en su última versión, la más larga, la de 1879, la cual recibió el imprimatur de Monseñor Zola, obispo de Lecce, Italia. La razón de este libro es la de resumir y promover otro libro impreso en el año 2000, una enorme tesis de más de mil páginas, del Padre Michel Corteville, La buena nueva de los pastores de la Salette (la segunda parte, concerniente a la Orden de la Madre de Dios, no ha sido publicada). Es el mismo que, en octubre de 1999, descubrió el original de los Secretos entregados al Papa Pio IX en 1851, enterrados por más de un siglo en los archivos vaticanos. Esta tesis fue escrita para defender la divina autenticidad de los Secretos.
El Padre Laurentin es un teólogo de vanguardia, muy involucrado en el carismatismo ecuménico, como el de Medjugorje, entre otros. Ovbiamente, su firma en el libro no es tranquilizadora. Es verdad que el libro huele a escepticismo respecto al orden sobrenatural. Por un lado, Laurentin está en lo correcto al poner el Secreto de La Salette cercano al de Fátima, pero por el otro, su interpretación sigue la versión oficial Vaticana del Cardenal Sodano. Sin embargo, para hacerlo, debe desnaturalizar los detalles precisos de Fátima (pág. 149 y 158), y saca la conclusión de que el Secreto de La Salette es propenso a la misma elástica interpretación. Esto es porque, según él, las profecías son necesariamente ambiguas. Para el P. Corteville, son confusas porque implican una teología simbólica y apocalíptica. Laurentin califica con comentarios melodramáticos los libros del Padre Combe (Diario de los últimos días de Melania; el Secreto de Melania y la Crisis Presente).
Con estas reservas, no hace falta decir que el imprimatur episcopal del libro, por parte de un conocido teólogo mariano que defiende a La Salette y su Secreto, dará un duro golpe a los modernistas, como el padre Delehaye y Stern (pág. 37), al episcopado francés en general, y particularmente a los sacerdotes de la Salette que no soportan el auténtico Secreto.
Después de contar la historia de la aparición del 19 de septiembre de 1846, este libro presenta al público en general el reciente descubrimiento de los Secretos de Melania y Maximino escritos para Pio IX en Julio de 1851. Luego presenta los ocho escritos del Secreto (tres por Maximino, cinco por Melania) explicando por qué tuvieron que ser desarrollados gradualmente. Entre ellos, el único escrito que no ha podido ser encontrado, es el de Melania, escrito en 1861, pero es una pequeña pérdida pues tenemos el Secreto final de Melania publicado en Lecce en 1879.
Un capítulo completo está dedicado a mostrar el balance psicológico y sobrenatural de los videntes, y particularmente de Melania, cuya reputación fue tan dañada, que llegó a ser rechazada por los eclesiásticos franceses. ¿Fue Melania una masoquista? ¿egocéntrica? ¿antisemita? 21 testimonios sucesivos lanzan toda la luz requerida respecto a la amargamente discutida cuestión de los estigmas de Melania.
En otra parte, se hace hablar a famosos defensores de La Salette –Veuillot, Verlaine, Bloy, Maritain, Massignon, Claudel, Don Bosco, San Juan María Vianney, San Pedro Julián Eymard, Papas Pio IX a Benedicto XV.
El capítulo final habla de la Regla de la Orden de la Madre de Dios. Pero de todos los capítulos, el más cautivador, si no el más importante, es el que ofrece una interpretación de los Secretos, y plantea la discutida cuestión de la coincidencia del Anticristo con el fin del mundo. Muchos documentos aportan apoyo a este trabajo con una rica cronología de los hechos, lo que hace posible navegar fácilmente en la historia de La Salette.


Maximin and Melanie

2) LOS PRIMEROS DOS ESCRITOS DEL SECRETO DE LA SALETTE PARA EL PAPA PÍO IX

(3-6 de julio, 1851)
Los dos escritos de Julio de 1851 concuerdan en lo esencial, pero difieren es su desarrollo e incluso su tonalidad: El Secreto de Maximino es más corto, más simple, menos serio. Melania se preocupa de ser entendida por el destinatario y no quiere “causarle demasiada pena”, como ella dijo, pero esto no previno las lágrimas del obispo de Bruillard.
 1. Secreto de Maximino, 3 de Julio de 1851.
Maximino escribió su Secreto en el palacio del Obispo, frente a la gente del Obispo de Bruillard, sin ninguna preocupación, el 3 de julio por la tarde. Se le pidió escribirlo de nuevo por tener manchas de tinta. El sucio autógrafo fue quemado. Finalmente, el señor Dausse le entregó el Secreto al Obispo de Bruillard para que estampara su sello en él y luego ser enviado al Papa. El sobre sellado fue firmado por dos testigos a las 7:00 PM.


Secreto original de Maximino
En la tesis (del Padre Corteville), los Secretos son publicados de manera rigurosamente exacta, línea a línea, con la puntuación y errores gramaticales de los jóvenes pastores, para quienes la escritura en francés era una proeza. En el libro que está destinado a más lectores, se presenta la edición literal pero con la gramática, la puntuación y la composición que los hace más legibles.
Como todas las profecías, esta es un llamado a la vigilancia. Advierte sobre el futuro sin saciar la curiosidad. Los videntes interpretan como pueden los términos pintorescos que ellos no conocen. Ellos extrapolan, confunden el plano temporal y el lógico (como San Pablo en la Epístola a los Tesalonicences).

Le 19 septembre 1846, nous avons vu une belle Dame. Nous n'avons jamais dit que cette dame fut la Sainte Vierge mais nous avons toujours dit que c'était une belle Dame.
Je ne sais pas si c'est la Sainte Vierge ou une autre personne. Moi, je crois aujourd'hui que c'est la sainte Vierge.
Voilà ce que cette Dame m'a dit:
"Si mon peuple continue, ce que je vais vous dire arrivera plus tôt, s'il change un peu, ce sera un peu plus tard.
La France a corrompu l'univers, un jour elle sera punie. La foi s'éteindra dans la France: trois parties de la France ne pratiqueront plus de religion, ou presque plus, 1'autre la pratiquera sans bien la pratiquer. Puis, après [cela], les nations se convertiront, la foi se rallumera partout.
Une grande contrée dans le nord de l'Europe, aujourd 'hui protestante, se convertira: par l'appui de cette contrée toutes les autres contrées du monde se convertiront.
Avant que tout cela arrive, de grands troubles arriveront, dans l'Eglise, et partout. Puis, après [cela], notre Saint-Père le pape sera persecuté. Son successeur sera un pontife que personne [n'] attend.
Puis après [cela], une grande paix arrivera, mais elle ne durera pas longtemps. Un monstre viendra la troubler.
Tout ce que je vous dis là arrivera dans l'autre siècle, [au] plus tard aux deux millle ans."
Maximin Giraud
(Elle [m'] a dit de le dire quelque temps avant).                                   Mon très Saint Père, votre sainte bénédiction à une de vos brebis,        Grenoble, le 3 juillet 1851.

El 19 de septiembre de 1846, vimos a una bella Dama. Nunca hemos dicho que esta Señora fuera la Virgen, sino que siempre dijimos que era una bella Dama. 
No sé si es la Virgen María u otra persona. Yo ahora creo que era la Santísima Virgen.
Esto es lo que esta Señora me dijo:
Si mi pueblo continúa, lo que lo que os voy a decir llegará más pronto, si cambia un poco, llegará un poco más tarde
Francia ha corrompido el universo, un día ella será castigada.
La Fe se extinguirá en Francia: tres partes de Francia ya no practicarán la religión, o casi, la otra parte la practicará,  sin practicarla bien.
Poco después de esto, las naciones se convertirán, la fe se reavivará en todas partes.
Un  gran país del norte de Europa, ahora protestante, se convertirá: con  el apoyo de este país, todos los otros países del mundo se convertirán.
Antes de que todo esto suceda, grandes trastornos  llegarán, en la Iglesia y en todas partes. Poco después de esto, nuestro Santo Padre el Papa, será perseguido. Su sucesor será un pontífice que nadie esperará.
Poco después de esto,  vendrá una gran paz, pero no durará mucho tiempo. Un monstruo vendrá a perturbarla.
Todo lo que digo llegará en el siglo siguiente o a más tardar a los dos mil años.”
Maximino Giraud 
(Ella me dijo que lo dijera poco tiempo antes).
Padre Santo, su bendición a una de sus ovejas,
Grenoble, 3 de julio de 1851.

Secreto original de Melania


2. Secreto de Melania, 6 de julio de 1851
Ella escribió el Secreto por primera vez, el 3 de Julio, en Corenc, con las Hermanas de la Providencia. Lo selló a las 10:00 AM, y fue llevado a la Casa del Obispo. Al día siguiente, ella dijo que no se había expresado bien respecto a los infortunios que caerían sobre dos ciudades (París y Marsella): éstos parecieron como simultáneos, siendo que fueron sucesivos. El Canónigo Rousselot la hizo reescribir el Secreto el 6 de julio, luego el ingeniero Dausse la llevó a la Casa del Obispo, donde el Obispo de Bruillard leyó el documento antes de sellarlo.

J.M.J.
Secret que m'a donné la Sainte Vierge sur la Montagne de la Salette le 19 septembre 1846
Secr[e]t
Mélanie, je vais vous dire quelque chose que vous ne direz à personne:
Le temps de la colère de Dieu est arrivé!
Si, lorsque vous aurez dit aux peuples ce que je vous ai dit tout à 1'heure, et ce que je vous dirai de dire encore, si, après cela, ils ne se convertissent pas, (si on ne fait pas pénitence, et si on ne cesse de travailler le dimanche, et si on continue de blasphémer le Saint Nom de Dieu), en un mot, si la face de la terre ne change pas, Dieu va se venger contre le peuple ingrat et esclave du démon.
Mon Fils va faire éclater sa puissance! Paris, cette ville souillée de toutes sortes de crimes, périra infailliblement. Marseille sera détruite en peu de temps. Lorsque ces choses arriveront, le désordre sera complet sur la terre. Le monde s'abandonnera à ses passions impies.
Le pape sera persecuté de toutes parts: on lui tirera dessus, on voudra le mettre à mort, mais on ne lui pourra rien, le Vicaire de Dieu triomphera encore cette fois[-là].
Les prêtres et les religieuses, et les vrais serviteurs de mon Fils seront persécutés, et plusieurs mourront pour la foi de Jésus-Christ.
Une famine règnera en même temps.
Après que toutes ces choses seront arrivées, beaucoup de personnes reconnaîtront la main de Dieu sur elles, se convertiront, et feront pénitence de leur péchés.
Un grand roi montera sur le trône, et règnera pendant quelques années. La religion refleurira et s'étendra par toute la terre et la fertilité sera grande, le monde content de ne manquer de rien recommencera ses désordres, abandonnera Dieu, et se livrera à ses passions criminelles.
[Parmi] les ministres de Dieu, et les Epouses de Jésus-Christ, il y en a qui se livreront au désordre, et c'est ce qu’il y aura de [plus] terrible.
Enfin, un enfer règnera sur la terre. Ce sera alors que l’Antéchrist naîtra d'une religieuse: mais malheur à elle! Beaucoup de personnes croiront à lui, parce qu'il se dira venu du ciel, malheur à ceux qui le croiront!
Le temps n'est pas éloigné, il ne se passera pas deux fois 50 ans.
Mon enfant, vous ne direz pas ce que je viens de vous dire. (Vous ne le direz à personne, vous ne direz pas si vous devez le dire un jour, vous ne direz pas ce que cela regarde), enfin vous ne direz plus rien jusqu’à ce que je vous dise de le dire!
Je prie Notre Saint Père le Pape de me donner sa sainte bénédiction.
Mélanie Mathieu, bergère de La Salette
Grenoble 6 juillet 1851
J.M.J.+

JMJ
Secreto que me dio la Santísima Virgen en la Montaña de La Salette el 19 de septiembre 1846
Secreto:
“Melania, te diré algo que no le dirás a nadie:
¡El tiempo de la ira de Dios ha llegado!
Si, cuando le hayas dicho a la gente lo que te he dicho y lo que te diré aún, si, después de eso, no se convierten, (si no hacen penitencia,  si continúan trabajando el domingo,  si continúan  blasfemando el Santo Nombre de Dios), en una palabra, si la faz de la tierra no cambia, Dios tomará venganza contra el pueblo ingrato y esclavo del demonio.
¡Mi Hijo manifestará su poder! París, esta ciudad manchada con toda clase de crímenes perecerá infaliblemente. Marsella será destruida en breve tiempo. Cuando sucedan estas cosas, el desorden será completo sobre la tierra. El mundo se abandonará a sus pasiones impías.
El Papa será perseguido de todas partes, le dispararán, querrán matarlo, pero no podrán nada contra él, el Vicario de Dios triunfará aún esta vez.
Los sacerdotes y las religiosas, y los verdaderos servidores de mi Hijo serán perseguidos, y muchos morirán por la fe de Jesucristo.
Una hambruna reinará simultáneamente.
Después que todas estas cosas hayan sucedido, muchas personas reconocerán la mano de Dios sobre ellas, se convertirán y harán penitencia de sus pecados.
Un gran rey ascenderá al trono, y reinará durante algunos años. La religión florecerá y se extenderá por toda la Tierra y la fertilidad será grande, el mundo, contento de no carecer de nada, recomenzará sus desórdenes, abandonará a Dios y se entregará a sus pasiones criminales.
Entre los ministros de Dios y las Esposas de Jesucristo, hay quienes se entregarán al desorden, y esto será lo más terrible.
Finalmente, un infierno reinará sobre la Tierra. Será entonces cuando nazca el Anticristo de una religiosa: ¡Desgracia a ella! Muchas personas creerán en él, porque se dirá venido del cielo, ¡desgracia a aquellos que le crean!
El tiempo no es lejano, no pasarán dos veces 50 años.
Hija mío, no dirás lo que acabo de decirte (no se lo dirás a nadie, no dirás que debes decirlo un día, no dirás nada que concierna a esto), finalmente, ¡no dirás nada hasta que yo te diga que lo digas!
Ruego a nuestro Santo Padre el Papa que me dé su santa bendición.
Melanie Mathieu, pastora de La Salette
Grenoble, 6 de julio de 1851
JMJ +

(Tomado de Découverte du secret de La Salette, R. Laurentin y M. Corteville, Fayard, 2002, pgs. 46-49)


NOTA DE NON POSSUMUS

Sin entrar en la polémica relativa a la versión extensa del Secreto de Melania (de 1879), cumplimos hacer ciertas advertencias a los lectores acerca de la frase "Roma perderá le fe y se convertirá en la sede del Anticristo", que los sedevacantistas, interpretándola del peor modo posible, veneran como si se tratase de una profecía irrefutable y de una verdad ciertamente revelada por el Cielo:

a) Ante todo, tengamos en cuenta que esa frase no está en la redacción original de 1851. Esto no implica que haya que tenerla por falsa, pero sí permite tenerla como dudosa.

b) Aunque la frase sea verdadera, la interpretación que hacen de ella los sedevacantistas (y muchos tradicionalistas no sedevacantistas) dista de ser la única concebible. La versión del secreto que contiene dicha frase también menciona otras dos ciudades: París y Marsella: "París será quemada y Marsella será engullida". Y todos están de acuerdo en que París significa la ciudad, no el gobierno de Francia, ni el Arzobispo de París, ni su curia, ni la diócesis, etc.; y todos concuerdan en que Marsella significa la ciudad, no el Obispo de Marsella, ni su curia, ni la diócesis, ni el gobierno civil de esa ciudad. Entonces, congruentemente, la palabra Roma también debe ser entendida en un sentido más bien literal, como en los otros dos casos, significando no la Santa Sede, sino la población de la ciudad cuando dice "perderá la fe", y Roma como lugar físico cuando dice "y se convertirá en la sede del Anticristo". Así, el sentido más probable de la frase sería que los habitantes de Roma perderán la fe y que en esta ciudad tendrá su asiento el más importante órgano directivo de la acción anticatólica, como pudiera ser un comando mundial de la Masonería. Parece muy razonable esta interpretación, pues el demonio, queriendo imitar las obras de Dios, pondría la sede de su vicario, que es el Anticristo, junto a la sede del Vicario de Cristo.

c) Esa frase, según los sedevacantistas, significa que la Santa Sede perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo, y profetiza, entonces, el presente estado de la iglesia, la que, por causa del modernismo imperante, actualmente se encontraría sin Papa y sin o casi sin Obispos, y con el número de sus fieles tan mermado, que no pasaría de unos pocos miles; lo cual equivale a decir esto otro: que las puertas del infierno prevalecieron contra ella, porque, en rigor y entre otras razones, ni la Santa Sede puede desviarse tanto como para que llegue a ser la sede del Anticristo, ni la Iglesia Católica puede quedar reducida a un ínfimo remanente de fieles católicos dispersos por el mundo, sin Papa y sin Obispos (*). 
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(*): "Doctrina de la Iglesia. 
1) La perennidad del Primado está definida explícita y directamente en el Concilio Vaticano (D 1824s). [D 1825 Canon. Si alguno, pues, dijere que no es de institución de Cristo mismo, es decir, de derecho divino, que el bienaventurado Pedro tenga perpetuos sucesores en el primado sobre la Iglesia universal... sea anatema. NdB].
2) La perennidad de la Iglesia está definida explícita, pero indirectamente, en el mismo Concilio (D 1821 1824s).
3) La perennidad de la Jerarquía la definió implícitamente el Concilio Vaticano I. En efecto, definió explícitamente la perennidad del Primado (D 1824s). Es así que también definió que es propio del Primado el tener subordinados a él y el gobernar a los Pastores u Obispos de la Iglesia universal (D 1827-1831); luego siempre habrá Pastores u Obispos subordinados al Primado. Esto mismo se enseña explícitamente en la introducción a la Constitución de la Iglesia (D 1821)." 
Cita de Sacrae Theologiae Summa, por los Padres de la Compañía de Jesús, 4.ª ed., Madrid, B.A.C., 1962, trat. III, "De la Iglesia de Jesucristo", por el P. J. Salaverri S.J., n° 294.