Es
el Rosario ante todo una profesión de fe, una protestación cabal y completa, no
de ese deísmo vago e insustancial con que aparenta satisfacerse el
sentimentalismo pseudo-religioso de algunas personas, sino del Cristianismo puro,
íntegro y verdadero, con su Dios y su Criador y su Iglesia y su Encarnación y,
su Redención y sus Sacramentos y su vida futura y sus premios y penas, y todo
lo restante que constituye el edificio dogmático de nuestra Religión santa. El
hombre que rece bien y con frecuencia el Rosario, es hombre que está de
continuo repitiendo al mundo esta su protesta de Religión, y repitiéndose a la
vez á sí propio el código de sus más imperiosos deberes. P. Félix Sardá y Salvany.
¡Únase al Rosario Perpetuo por la Consagración de Rusia!