viernes, 5 de junio de 2015

P. CÉLIER - MONS. FELLAY: ACUERDISTAS ACTIVOS EN EL AÑO 2008

P. Célier


A los que ingenuamente imaginan que el acercamiento de la FSSPX a la Roma modernista no obedece a un plan preconcebido, les recomendamos leer un escrito del P. Grégoire Célier de 2008, en donde se encuentran todos los argumentos que ahora sostienen Monseñor Fellay y sus cómplices.
Max Barret dijo en mayo de 2008:
Tengo entre las manos (sin revelar mis fuentes) un texto de 43 páginas. Tiene como título: “Por fidelidad a Mons. Lefebvre, la Fraternidad Sacerdotal San Pio X ¿debe firmar inmediatamente un acuerdo con Roma?”. No está firmado, ni fechado ni paginado, pero fue enviado, a título confidencial y por órdenes de Mons. Fellay  -“al nivel del Distrito de Francia”- por el P. Grégoire Célier.
La carta que acompañaba este escrito dice así:
A petición de Mons. Fellay, me permito hacerles llegar el documento adjunto que ha sido elaborado a nivel del Distrito de Francia.
Este texto se les comunica a título confidencial en la medida que una eventual publicación y/o reajuste y/o utilización por partes no han sido decididas aún.
Deseándoles una buena lectura, le suplico acepte,  P. … la expresión de mi dedicación religiosaGrégoire Célier.
Hábilmente, el texto se presenta como una refutación a objeciones hipotéticas provenientes principalmente del ala liberal, la que interroga impacientemente: ¿para cuándo estos acuerdos? Con astucia serpentina, el documento rodea hábilmente la cuestión esencial -si es lícito hacer un acuerdo con Roma y en qué términos- para centrarse en la oportunidad de dicho acuerdo. Y, como era de esperarse, responde mañosamente a la referida pregunta diciendo que nada obliga a Mons. Fellay a firmar inmediatamente un acuerdo. Y en esa respuesta vemos otra astuta triquiñuela del documento: aparecer defendiendo al Superior General supuestamente presionado por el ala (más) liberal de la Fraternidad. Esta fórmula se repite como un leitmotiv en todo el escrito: ¡Monseñor usted entonces es libre, no se sienta presionado por estos liberales, firme el acuerdo cuando a usted le parezca! 
El escrito comienza mostrando a los sacerdotes cómo es que se debe interpretar a Mons. Lefebvre. Para ello afirma que éste era intelectualmente muy bien dotado y preparado, pero también era un hombre de acción, impresionable y apasionado, que solía exagerar.:
Monseñor Lefebvre fue un hombre muy cultivado (titulado de doctorado en filosofía y teología) y profundamente inteligente. Pero por principio era un hombre de acción, más que un hombre de gabinete, que un “intelectual”. (…) Monseñor Lefebvre estaba profundamente inquieto de la situación de la Iglesia, (y esta inquietud) es la clave para la explicación fundamental de su comportamiento.(…)  Monseñor Lefebvre fue marcado e impresionado por los acontecimientos inmediatos, y esto naturalmente teñía sus juicios del momento. (…) Acontecimiento como Asís en 1986, lo hicieron proferir palabras más duras que lo ordinario…
Algunas otras citas notables:
"Si para la FSSPX existe un peligro de convertirse en una «pequeña iglesia», este peligro es lento, progresivo" (contra los supuestos impacientes del ala liberal). Venenosamente da por cierto ese peligro.
"Si la FSSPX hubiera firmado los acuerdos en el pasado, hubiera obtenido considerablemente menos de lo que puede esperar razonablemente hoy (…) Sin las conversaciones entre Roma y la FSSPX en 2000-2001, la Administración Apostólica de Campos estaría todavía en el limbo. Sin los recientes contactos de la FSSPX con Benedicto XVI, el Cardenal Castrillón Hoyos no hubiera acordado lo que concedió al Instituto del Buen Pastor.” (contra los mismos).
En una carta enviada al cardenal Castrillón Hoyos, el 22 de enero de 2003 (Cor Unum 74, febrero de 2003, p. 4), Mons. Fellay escribió: “El Superior general de la Fraternidad propone entonces, con toda la consideración debida, que las dos condiciones previas (…) sean acordadas y que la Santa Sede observe durante un tiempo más o menos largo los frutos que resultarían de esto. Las discusiones teológicas propuestas por el Cardenal Ratzinger encontrarían útilmente su lugar durante este período. Mons. Fellay sugiere entonces una especie de declaración unilateral de la Santa Sede. La Fraternidad se comprometería en este caso, a intensificar sus entrevistas con la jerarquía para encontrar ulteriormente una solución canónica adecuada para la Fraternidad y las obras ligadas a ella”.”
La Curia romana está determinada a acordar a la FSSPX un estatus canónico estable, eficaz y protector donde ella podrá desarrollarse sin temor según su propio carisma. Los canonistas romanos poseen ciertamente los recursos intelectuales para adaptar un instrumento jurídico existente, para crear un estatuto específico a la FSSPX”.
Es verdad que si la FSSPX reencuentra finalmente su completa legalidad canónica, un cierto número de puertas (y de corazones) se abrirían. La FSSPX atendería más fieles y más fácilmente, las vocaciones que actualmente se alejan de ella entrarían a sus seminarios, etc. Esto sería bueno, muy bueno”.
Si, frente al reino de Dios y la salvación de las almas, no hubiera entre la FSSPX y la legalidad canónica (con sus innegables ventajas) más que el obstáculo de una simple firma, sería criminal e irresponsable para Mons. Fellay no firmar puntualmente el documento”.
Es evidente, y lo ha dicho Mons. Fellay públicamente, que la estructura canónica que Roma tiene pensada para la FSSPX es favorable, al menos para el período de transición. Por ejemplo, la idea de una Administración apostólica mundial para la Tradición, que agruparía a la FSSPX y a aquellos que, apegados a la misa tradicional, quisieran formar parte, constituiría un ambiente jurídico bastante protector”.
Sin embargo, este cambio de dirección (de Roma) no consiste en pedir que el concilio Vaticano II sea pura y simplemente anulado. No consiste en exigir de Roma un documento solemne de arrepentimiento sobre el medio siglo pasado. No consiste en regresar materialmente a 1958, al estado de la Iglesia a la muerte de Pio XII”.
Y concluye: 
Simple miembro de la FSSPX, no tenemos ninguna competencia para determinar si la FSSPX debe o no firmar un acuerdo con la Roma actual, no tenemos ninguna autoridad para decidir en uno u otro sentido. La decisión de firmar eventualmente un acuerdo con Roma, o de no firmarlo, es exclusivamente del Superior general (…)