La Paternidad Hoy en Día – I
Pobres seres humanos, el látigo siempre necesitamos.
Sin éste, ¿qué hacemos sino deslizarnos y resbalarnos?
Sin éste, ¿qué hacemos sino deslizarnos y resbalarnos?
Hace casi 20 años, un sacerdote de la Fraternidad San Pío X, maestro de una casa de retiros ignacianos en Francia y, por lo tanto, en estrecho contacto con los problemas de la familia católica tradicionalista, escribió un excelente editorial sobre Cómo nuestros jóvenes se están desarrollando. Pinta un panorama sombrío. Por desgracia, el panorama se ha oscurecido aún más desde entonces. No debemos desesperar, pero por otro lado los padres deben ver las cosas como son. No es como si los jóvenes de hoy no tuvieran culpa, pero los padres tienen que hacer todo lo posible para ponerlos en el camino del Cielo, porque aún hoy esa es todavía la responsabilidad de los padres. He aquí el sombrío panorama, adaptado y abreviado de la Revue Marchons Droit, # 90, avril-mai-juin, 2000:—
En los Retiros vemos jóvenes que están creciendo y en la incapacidad de reconstruir la Cristiandad. Los sacrificios hechos por los padres y maestros no parecen haber dado frutos proporcionales. Es evidente que algo no funciona , y si no reaccionamos, entonces dentro de dos generaciones seremos tragados por el espíritu del mundo.
Los jóvenes que observamos que están entre los 18 y 30 años de edad, son profundamente ignorantes de la crisis en la Iglesia y el mundo, no porque no hayan sido enseñados, sino por falta de interés . En términos generales, siguen la línea de sus padres, pero no pueden explicar por sí mismos lo que está mal con la Nueva Misa, con el Vaticano II, con el Nuevo Orden Mundial. Nunca habiendo tenido que luchar, defender sus creencias o resistirse, y por lo tanto nunca habiendo estudiado para sí mismos, cuando se encuentran con el mundo fácilmente ceden. Quieren ser como todos los demás , no quieren ser diferentes, carecen de la convicción personal de d efender la Tradición Católica, y por eso en vez de ser Apóstoles de Cristo, poco a poco van con la corriente.
¿Dónde estarán mañana las buenas vocaciones, las buenas familias cristianas que tan urgentemente necesitamos? Las vocaciones son cada vez más raras, los matrimonios se debilitan o se secan por completo, la formación se suaviza, la inmadurez toma el relevo. Todo lo que los jóvenes quieren es disfrutar. A los niños les falta carácter, sentido de la responsabilidad, generosidad, auto-control, todo lo que los padres deberían inculcar en ellos para convertirlos en los hombres en los que podamos confiar para mañana: hombres castos, maduros, reflexivos, trabajadores, magnánimos. Sin tales hombres de convicción, ¿dónde estarán los jefes de las familias del mañana? Las niñas también están siendo criadas en desorden. En lugar de prepararse para la maternidad y para cuidar de una familia, aprenden a despreciar la domesticidad, que es su verdadera voca ción, y se les anima a estudiar más y más tiempo, adquiriendo así un espíritu de independencia , junto a una mundanalidad que se vuelve hacia la moda, las fiestas y la música rock. ¿Cómo pueden las madres permitir lasminifaldas y pantalones de sus hijas, a su vestido indecente para fiestas que son obvias ocasiones de pecado, donde pierden el tiempo y manchan la pureza de sus corazones?
El resultado es que los jóvenes se casan a los 20 o 22 años de edad, cuando no están en absoluto preparados. Y pronto llegan los niños a quienes no saben cómo educar. Si miro a las parejas jóvenes a las que he casado – en la Tradición – desde mi ordenación en 1980, gracias a Dios no ha habido divorcios, pero tengo que decir que la mitad de los matrimonios están pendientes de un hilo, manteniéndose unidos sólo por los principios católicos de los jóvenes. Padres, ¿se dan cuenta de lo que necesitan dar a sus hijos para su futuro en el mundo de hoy? Por el amor de Dios, tienen que formar a sus hijos varones para ser hombres dignos de ese nombre y a sus hijas para ser mujeres dignas de ese nombre. Cumplan con su deber. De lo contrario, sus hijos corren el riesgo de perder su alma y la cristiandad toma fin.
Ciertamente el P. Delagneau tiene razón. La Cristiandad está en grave peligro, nada menos. Ahora, ¿podemos ver por qué en 2018 Dios está permitiendo que los enemigos de Dios estén haciendo que Europa y en particular Francia sean ocupadas por otros enemigos de Dios? ¿Y por qué permite que la Fraternidad San Pío X se deslice en los brazos de Sus enemigos? Él no nos creó para caer en el infierno. Él nos creó para combatir el buen combate para llegar al cielo. Y Él permitirá cualquier desastre que nos aleje del camino al infierno, y nos ponga de nuevo en el camino del cielo. ¡Espérenlo!
Kyrie eleison.