lunes, 7 de marzo de 2016

SOBRE LA DESASTROSA ENTREVISTA DADA POR MONS. FELLAY A "CONLICT ZONE"




"Todo el mundo puede ver que, lejos de presentarse a sí mismo como un fiel defensor de la Fe Católica Tradicional contra toda oposición, Fellay se muestra como un vacilante, equívoco, político y, por lo visto, insincero y pusilánime conciliador; quien, si acaso tiene algunas convicciones claras, teme expresarlas claramente." 


FUENTE (extracto)

No hay otra forma de decirlo: Es un absoluto desastre de proporciones colosales para la FSSPX.

En una entrevista para el programa apropiadamente llamado “Zona de Conflicto”, del canal internacional alemán Deutche Welle, el agresivo periodista secular Tim Sebastian se sentó con el Superior General de la FSSPX, Mons. Fellay, para cuestionarlo sobre varios temas, desde la acusación de antisemitismo hasta su extraña forma de comprender la autoridad papal. El resultado fue vergonzoso tanto como revelador, tanto para la FSSPX en general como para Su Excelencia en particular.

Llevada a cabo en la Casa General en Menzingen, Suiza, Mons. Fellay estaba claramente en su elemento, y tal vez esto le dio un falso sentimiento de seguridad. Sin embargo, desde el primer minuto de la entrevista, quedó claro que esto no iba a ser un juego de niños, tampoco un “diálogo” amistoso entre hermanos separados -esto sería un partido de box con Sebastian dominando desde la campana inicial.

El desastroso resultado de esta entrevista, puesta a disposición del público el 1° de marzo de 2016, no era difícil de anticipar. Fellay se encontró en una situación muy difícil: por un lado, ya que intenta desesperadamente ser aceptado completamente por el apóstata Francisco, no diría nada que pudiera arriesgar las eternas negociaciones con Roma; y por el otro lado, tampoco podía repudiar la obra o historia de la FSSPX sin enojar a sus propios seguidores y verse como un traidor.
¿El resultado? Un Mons.
Fellay tratando de caminar en una línea muy fina en un intento de agradar a todos y no logrando agradar a nadie como era previsible, viéndose completamente incompetente en el proceso.

Debemos recordar que aunque a la mayoría de las personas, naturalmente, habrían estado bastante incómodas al ser sometidas a esta clase de cuestionamiento crítico en público, a Mons. Fellay no le es extraño hablar en público. Desde hace años, ha debido dar entrevistas, aparecer en televisión, y hablar a grandes multitudes. Además, habiendo aceptado la posición de Superior General de la FSSPX, que es percibida por el mundo como el último baluarte del “antiguo” catolicismo romano, y habiendo felizmente permanecido en esta posición desde 1994 (!), Fellay tiene la obligación de saber y defender la doctrina y práctica católica tradicional contra toda oposición -sea hostil o amistosa, secular o religiosa, de buena voluntad o con malas intenciones. Si él no es capaz de esto, o si no desea comprometerse en esta guerra, entonces hay una puerta por la que puede salir en cualquier momento.

Mientras que acostumbra empeñarse en el protocolo adecuado, la diplomacia y los movimientos políticos de relaciones públicas -basta recordar la conferencia de prensa durante la Marcha por la Vida de 2016, en la que Mons. Fellay solo respondió a preguntas enviadas con anticipación-, uno se pregunta por qué el Superior General de la Fraternidad accedió a hacer algo potencialmente explosivo. El programa es llamado “Zona de Conflicto”, no “Zona de Confort”, y esto es por una razón. Tal vez él lo consideró un prerrequisito necesario para el deseado abrazo con el Vaticano modernista, pero si es así, esto tuvo un precio muy alto: todo el mundo puede ver que, lejos de presentarse a sí mismo como un fiel defensor de la Fe Católica Tradicional contra toda oposición, Fellay se muestra como un vacilante, equívoco, político y, por lo visto, insincero y pusilánime conciliador; quien, si acaso tiene algunas convicciones claras, teme expresarlas claramente. 
Luego de ver esta entrevista, mucha gente en la FSSPX se preguntará cómo es que este hombre pudo haber llegado y permanecido en la posición de Superior General por más de 20 años. ¿La Fraternidad no tiene un mejor liderazgo que ofrecer entre sus más de 600 sacerdotes y los tres obispos?