miércoles, 30 de marzo de 2016

EL P. PFEIFFER Y EL FALSO OBISPO MORAN: ES UN DEBER PREVENIR A LOS FIELES Parte 2

El impostor William (Ambrose) Moran

"Está claro que los Padres querían forzar al Obispo [Williamson] a ordenar a sus seminaristas, pero sin cumplir con las demandas del Obispo. Esta fue la causa principal por la que empezó la oposición entre el P. Pfeiffer y Mons. Williamson. De allí la desesperación de los Padres para encontrar un “obispo” para ordenar a sus seminaristas a cualquier precio. Entonces llegó Moran"


Nota: hemos destacado en negrita ciertos pasajes.



LAS CAUSAS PROFUNDAS DEL “MORAN-GATE”
No podemos concluir este estudio, sin mencionar las CAUSAS PROFUNDAS que llevaron a los Padres a asociarse con Moran, porque este no es un caso aislado; es solamente la “punta del iceberg”. La impía asociación de los Padres con Moran es solamente una consecuencia de causas específicas, llevándolos a esa grave falta de juicio prudencial, especialmente en el P. Pfeiffer.
1) ACTIVISMO EN SU APOSTOLADO
Activismo en la vida espiritual es un defecto que conduce al apóstol a basar sus frutos apostólicos más en actividad externa que en cultivar la vida interior.
Nadie ha condenado mejor el activismo y ha expuesto sus peligros que el P. Jean Baptiste Chautard en su libro: “Al alma de todo Apostolado”. Él cita al difunto Cardenal Mermillod, quien llamó al activismo “la herejía de las buenas obras”. El P. Chautard agrega este comentario: “Él usa esta expresión para estigmatizar al apóstol quien pasa por alto su papel secundario y subordinado, y mira solamente su propia actividad personal y talentos como las bases del éxito apostólico”. Y más adelante: “estos herejes activistas, por su parte, imaginan que dan más gloria a Dios apuntando sobre todo a los resultados externos”. Y concluye: “Rechazar la verdad, o ignorarla en las acciones de uno, siempre constituye un desorden intelectual en la doctrina o en la práctica”.
Como el seminario ha sido el centro del “Moran-gate”, aprovecharé para señalar los problemas de los Padres en su funcionamiento. Todos estamos de acuerdo que abrir un verdadero Seminario católico hoy en día es una absoluta necesitad, pero también es un gran desafío. Y hay elementos fundamentales que no pueden pasarse por alto, tanto a nivel práctico como en el plano de los principios.
El primer elemento práctico que los padres pasaron por alto en el funcionamiento de su Seminario, es que consume mucho tiempo. ¿Cómo los padres tratan de reconciliar esta tarea tan seria con un apostolado muy ocupado fuera del Seminario? Una de las “soluciones” de los Padres a este problema fue el confiar a los seminaristas a un laico no calificado, Pablo (sic), durante su ausencia…
A este problema, añadimos otro de carácter práctico, más importante, concerniente al programa de estudios. El P. Voigt, cuando dejó el seminario después de vivir allí algunos años, expuso públicamente los serios problemas con la organización del Seminario, con lo cual el P. Hewko estuvo de acuerdo.
Sin embargo, no se han tomado soluciones reales para resolver estos problemas.
Otro elemento importante que los Padres pasaron por alto con su Seminario fue en el nivel de los principios.
Cuando los Padres abrieron el seminario, ellos debieron saber que era necesario obtener primero el apoyo de un Obispo, y debieron esperar que éste les presentaría algunas peticiones, de acuerdo al Derecho Canónico, antes de aceptar ordenar a los seminaristas. Yo sé con seguridad que hubo algunas solicitudes específicas presentadas por Mons. Williamson al Seminario, porque el P. Pfeiffer me las mencionó. Éstas no eran irrazonables. Pero en lugar de cumplir con las solicitudes del obispo, el P. Pfeiffer consideró que tenía el “derecho” de que sus seminaristas fueran ordenados… Es importante retener que en la Iglesia no HAY DERECHO a ser ordenado, aunque esta petición venga de un sacerdote presentando sus candidatos o por los candidatos mismos. Es la Iglesia, a través del Obispo, quien tiene la última palabra. Está claro que los Padres querían forzar al Obispo a ordenar a sus seminaristas, pero sin cumplir con las demandas del Obispo.
Esta fue la causa principal por la que empezó la oposición entre el P. Pfeiffer y Mons. Williamson. De allí la desesperación de los Padres para encontrar un “obispo” para ordenar a sus seminaristas a cualquier precio. Entonces llegó Moran. Este es otro mal fruto de su activismo.
Las supuestas "razones doctrinales'' detrás de esta oposición invocadas recientemente por el P. Pfeiffer en contra de nuestros obispos, son sólo nuevos pretextos para la escalada de este conflicto en contra de ellos. Por lo tanto, no es cierto, como P. Pfeiffer afirma, que nuestros Obispos se 'oponen' a la apertura de seminarios en la resistencia; podemos ver que Mons. Faure está dirigiendo exitosamente uno en Francia.
Entendemos por qué nuestros Obispos han sido reacios en ayudarlo con su seminario. Temen que el peligroso espíritu del padre sea imbuido a sus seminaristas. Y los que dejaron el seminario, cuando se dieron cuenta de esta mentalidad peligrosa, algunos de ellos compartieron ampliamente conmigo su mala experiencia en el seminario del P. Pfeiffer.
2) AUTOCOMPLACENCIA EN SU “EXITO” Y HABILIDADES
La autocomplacencia es definida como “auto-satisfacción, especialmente cuando es acompañada por el desconocimiento de los peligros o deficiencias”. La autocomplacencia es una clase de orgullo que crea demasiada autoconfianza en las propias fuerzas y empresas.
El P. Pfeiffer en particular, alentado por el aparente “éxito” de su apostolado, fue conducido a confiar exclusivamente en su propio juicio personal y sus propias decisiones, hasta el punto de no considerar algunos principios prudenciales y por voluntariamente evitar el escuchar las advertencias de otros sacerdotes.
La situación se agravó por el hecho de que el P. Pfeiffer no tiene superior; él no le responde a NADIE. Empezó rechazando la autoridad moral de nuestros obispos y terminó atacándolos sin misericordia. Incluso el P. Pfeiffer se atrevió a afirmar públicamente que Mons. Williamson estaba inspirado por un “espíritu demoniaco” (sic).
En contraste, en su propia organización el Padre perdió credibilidad y la confianza de sus miembros, hasta el punto que uno de ellos dejó el Seminario; los otros, trabajando en Asia y Australia, prefieren conducir ahora su apostolado independientemente de los P. P. Pfeiffer y Hewko.
La autocomplacencia lógicamente lleva a su víctima a ignorar sus propios defectos y critica a los otros usando la detracción, calumnia y otros pecados prohibidos por el 8vo mandamiento.
El apóstol, contaminado de autocomplacencia, está persuadido de su propia “infalibilidad”; él se expone a situaciones cada vez más peligrosas, convencido de que “no puede fallar”. Incluso, cuando se le muestra la evidencia de sus malas decisiones, se niega a retractarse de sus acciones y escala a una situación que, humanamente hablando, no puede ser rectificada.
3) AMBIGUEDAD EN SU DISCURSO Y ACCIONES.
La ambigüedad es un discurso no claro capaz de ser entendido en más de un sentido con la intención de engañar a otros.
Encontramos la ambigüedad especialmente después de su declaración del 7 de noviembre [VER IMAGEN DEL FINAL DE ESTA ENTRADA], cuando afirmaron que no tenían “nada que ver” con Moran, que “se fue”… pero al mismo tiempo, en la misma declaración, se negaron a dar las razones de su separación de Moran. Ellos todavía llamaron “Arzobispo” al impostor. Incluso después de su declaración, el P. Pfeiffer se alternaba con Moran para decir Misa en la misa misión de Colorado.
Los Padres podrán engañar algunos fieles con poca formación e información con su retórica ambigua, pero la mayoría de la Resistencia no cae. Y cada vez más fieles están retirando su apoyo.
4) UN GRAVE DESACATO A LAS LEYES DE LA IGLESIA
Los Padres manifestaron durante el “Moran-gate” un deliberado y constante desacato a las Leyes de la Iglesia.
Ellos voluntariamente cruzaron muchas “líneas rojas” e ignoraron todas las “alarmas” en materia canónica. Los Padres deliran al imaginar que el estado de necesidad de la Iglesia actualmente les permitiría hacer “lo que sea” que ellos quieran.
Como he comprobado más arriba, los Padres NO PUEDEN ignorar estas leyes; ellos voluntariamente desacataron y despreciaron, para lograr su propósito egoísta, contratando los servicios de cualquier “obispo” con por lo menos Ordenes dudosas recibidas fuera de la Iglesia Católica. Para ellos, básicamente el fin justifica los medios…
He comprobado también que, de acuerdo a los Canonistas, la communication in sacris se fundamente en la Ley Divina, y no solo en la eclesiástica. La Ley Divina NO TIENE EXCEPCIONES, a diferencia de la pura ley eclesiástica. Por lo tanto, su cooperación en la profanación de los Sacramentos por Moran es absolutamente inexcusable.
5) UNA TENDENCIA AL CULTO DE LA PERSONALIDAD
Todos los elementos arriba mencionados convergen y tienden hacia el peligro de un culto de personalidad con el P. Pfeiffer. Algunos elementos adicionales confirmarán esta tendencia.
El primero es el excesivo deseo de protagonismo del P. Pfeiffer, pues él se considera a sí mismo el “líder” de la Resistencia. Esta actitud está en evidente contraste con la de Mons. Lefebvre, quien se negó siempre a ser etiquetado el “líder de la Tradición”.
El P. Pfeiffer realmente cree que es el líder de la Resistencia, rechazando a cualquier otra persona que desafíe su liderazgo, incluso obispos. Como resultado, casi cada sermón o conferencia es inmediatamente subido a internet. Tiene ciertas cualidades de oratoria, pero sus recientes sermones y conferencias lo traicionan mostrando una afinidad con Mons. Fellay… Sus largos sermones son confusos, perturbadores y especialmente enfocados en ataques personales. Él trata a la gente de manera poco caritativa, hasta el punto de destruir su reputación. Puede ser duro, despótico, autoritario con todos.
Él debería recordar que la Caridad es la primera cualidad de un Pastor, de los cuales Mons, Lefebvre fue siempre un modelo, atacando verdaderamente los errores, pero respetando las personas, especialmente las investidas de autoridad.
En contraste, el Padre escribe muy poco, dejando este trabajo a los laicos, especialmente a Gregory Taylor [editor de The Recusant].
Como consecuencia, el P. Pfeiffer no puede tolerar a nadie que disienta de sus propias opiniones personales. No puede aguantar la oposición de otros, incluso las legítimas, especialmente cuando sus cualidades “apostólicas” son cuestionadas. Si usted se atraviesa en su camino, lo destruirá, no importa los medios que el considere necesarios… Qué diferencia con Mons. Lefebvre, quien siempre permitió a sus amigos que disintieran con él en materias de opinión y siempre estaba dispuesto a escuchar las sugerencias de otros.
Es del dominio público que sus ataques favoritos han sido contra algunos sacerdotes de la Resistencia y especialmente nuestros Obispos, incluyendo ataques personales. Los que se atrevan a disentir, o no pensar como él, son desacreditados, acusados de traición e incluso calumniados. Esta actitud lo aisló no solamente de la mayoría de los sacerdotes de la Resistencia y nuestros Obispos, sino incluso la mayoría de los sacerdotes de su organización.
La manipulación del P. Pfeiffer es más evidente entre los laicos. Menos preparados en cuestiones teológicas y habiendo sufrido en el pasado de muchas decepciones por parte del clero. Estos fieles, casi instintivamente, tienden a tener “confianza absoluta” hacia un líder que sea “carismático” y tenga una fuerte personalidad como el P. Pfeiffer. Los incondicionales del P. Pfeiffer, especialmente algunos blogueros furiosos, están contaminados por el culto de personalidad hacia él y seguirán al P. Pfeiffer A DONDE SEA que los lleve, no importa la dirección…

ACTITUD PRÁCTICA HACIA LOS PADRES PFEIFFER Y HEWKO
¿Cuál debe ser la actitud práctica de los sacerdotes y fieles de la Resistencia hacia los Padres, mientras ellos se nieguen a retractarse de su graves acciones?
Mientras los Padres no hayan: 1) denunciado a Moran como acatólico, 2) fuerte y claramente se retracten de su asociación con Moran y 3) hagan una ceremonia de reparación en su capilla profanada:
-Ningún sacerdote debe celebrar Misa en su capilla o participar en ninguna ceremonia religiosa allí;
-Los fieles no deben asistir a ninguna ceremonia religiosa en esa iglesia;
-Los sacerdotes y fieles tienen la OBLIGACION de separarse del apostolado de los Padres, rechazando su ministerio, rechazando enviar vocaciones a su seminario, y rechazando apoyarlos financieramente.
En tiempos normales de la Iglesia, las autoridades hubieran forzado a los Padres a hacer estas cosas. En nuestra situación, esta actitud hacia los Padres es un deber de conciencia.
De lo contrario, cualquiera que se asocie con ellos, a sabiendas y voluntariamente, sería cómplice de sus acciones porque implicaría colaboración en la asociación de los Padres con Moran.


Pertinaces: el sitio pfeifferista furioso de El Paso (Texas, USA) publica, ayer 29 de marzo, la declaración en la que los Padres Pfeiffer y Hewko, ante el grave escándalo causado y la evidencia aplastante, dicen desasociarse del impostor Moran, al que, no obstante, siguen reconociendo como "Obispo" y "Arzobispo". Es más: el P. Ortiz hace notar que "incluso después de su declaración, el P. Pfeiffer se alternaba con Moran para decir Misa en la misa misión de Colorado."