Mons. Gullickson
FUENTE
Fiel a su estrategia, DICI (y ahora La Porte Latine) presenta regularmente a sus lectores los obispos de la iglesia conciliar como “tradicionales”, “tradicionalistas”, e incluso “ultra-conservadores”. Esta estrategia es muy conocida y Mons. Fellay la utiliza en todos sus sermones.
Este
es su razonamiento:
Hay
dos bandos opuestos en Roma: los conservadores y los liberales. Ahora bien, los
conservadores necesitan de nosotros para luchar contra los liberales. Por lo
tanto, nosotros debemos unirnos a esta gentil Roma conservadora para luchar
contra los malvados liberales.
Vean
en DICI:
Y
examinen bien la manera de presentar a su nuevo amigo, el nuevo nuncio con sede
en Berna: Mons. Thomas E. Gullickson.
He
aquí su galón de tradicionalista 5 estrellas (por lo menos):
1. “bastante cercano a los católicos tradicionalistas” (¿cuáles?).
1. “bastante cercano a los católicos tradicionalistas” (¿cuáles?).
2. Sosténganse
bien: “Él recomienda la lectura de un libro antimodernista del siglo XIX, escrito por el sacerdote catalán Felix Sardá y Salvany, El Liberalismo es pecado”. (Por supuesto, es un buen comienzo, pero como lo dice Dom Sardá en su
obra, nosotros esperamos actos concretos que denuncien los escándalos del papa
actual. Además, ¿ha recomendado también libros sobre la cuestión judía?)
3. Y citan a un malvado liberal, el antiguo presidente del Tribunal federal, que dice que “no se debe poner en relieve el conflicto interno en la Iglesia entre los católicos conservadores y los católicos liberales”. Pensamiento que conforta la utopía felleciana de una alianza discreta con las fuerzas “conservadoras”.
3. Y citan a un malvado liberal, el antiguo presidente del Tribunal federal, que dice que “no se debe poner en relieve el conflicto interno en la Iglesia entre los católicos conservadores y los católicos liberales”. Pensamiento que conforta la utopía felleciana de una alianza discreta con las fuerzas “conservadoras”.
Desde
luego, DICI no insiste mucho acerca del modo de pensar de este nuncio conservador.
Es propio de la desinformación el no presentar más que un aspecto de las cosas.
Este
nuncio se sitúa de hecho en la línea de Benedicto XVI, él escribe mucho sobre
la cuestión de la liturgia y desea una reforma de la reforma:
Escribe
el 11 de julio de 2014:
“Aquí mi idea será hacer una distinción respecto a nuestra obligación para con el patrimonio litúrgico de la Iglesia, elegir el camino de nuestra propia voluntad y el ser guiados por Dios. Estoy convencido que no es una ingenuidad el afirmar que podemos ser guiados por Dios al cumplir nuestras obligaciones para con la liturgia de la Iglesia, y sobre esta cuestión podemos ver cuatro puntos, a saber: 1) Optar (o no) por una reforma de la reforma; 2) Luchar por una restauración del Rito Romano; 3) Tratar más concretamente la cuestión del enriquecimiento mutuo de las dos formas; 4) Delinear mejor el papel del usus antiquior celebrado integralmente".
Estamos
de lleno en la reforma de la reforma con el espíritu del Vaticano II que hay
que salvar a cualquier precio:
Así
lo dice:
“Lo que vuelve su posición convincente, si no autoritativa, para mí es su respeto por las enseñanzas del concilio Vaticano II”.
El
principio del nuncio es el de reformar la liturgia en función del verdadero
espíritu del Vaticano II que no habría sido comprendido por algunos.
En
la nota 6, muy reveladora, él explica su modo de pensar:
“La solución sólo puede ser el retornar a la situación del rito en 1962, no para detenerse allí, sino para implementar la deseada reforma conciliar en pequeños pasos, genuinamente orgánicos. Estos pasos tomarán el camino que había sido previsto, incluso antes del concilio, y en la manera realmente querida por el mismo concilio. Los únicos puntos seguros de orientación son las últimas ediciones de los libros litúrgicos preconciliares. Pero excluir en principio la posibilidad de introducir ciertas reformas menores no solo sería una renuncia categórica al concilio, sino que sería equivalente a encerrar el Rito Romano en un gheto, restringido al grupo limitado de sus más firmes partidarios”.
Conclusión:
Menzingen hace tragar a los fieles y a los sacerdotes de la FSSPX su veneno de
la reforma de la reforma en pequeñas dosis, presentando bajo un ángulo
favorable a los obispos que defienden esta causa.
El
P. de Jorna condenó formalmente durante el capítulo, la declaración de 2012 de
Mons. Fellay bajo el pretexto que ésta introducía el principio de la
hermenéutica de la continuidad: pues parece que en 2016 Mons. Fellay y su
equipo no han cedido en nada. Esto es una prueba.