PARTE 8
Monseñor Fellay menciona enseguida que envió el Preámbulo Doctrinal al Papa, de un modo informal, pues no he seguido la línea oficial. El Papa tardó en contestarle, y mientras tanto él no sabía qué hacer.
Recuerda que el límite para la
presentación de ese texto era el 15 de abril. El 16 le llegó un texto
indicándole lo que tenía que hacer. Monseñor Fellay tenía que seguir el “camino normal”, esto es, el conducto
regular. Es decir, que tiene que presentar de nuevo su Declaración Doctrinal a
la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Afirma que le cambió el título de
Preámbulo Doctrinal a Declaración Doctrinal pues no quiero seguir el Preámbulo Doctrinal. Yo he hecho algo diferente y
por eso he tomado otro título, que he tomado de Monseñor Lefebvre que había
dicho Declaración Doctrinal. Pero después me di cuenta que eso podía dar la
impresión que hago una profesión de fe. Y no es lo que he hecho. Solamente he
insistido sobre un punto delicado que es –cuidado- bien que rechacemos
muchísimo, aceptamos en parte con limitaciones lo que existe en la Iglesia que
puede ser aceptado. Para mostrar que no
estamos cismáticos, y que hay un reconocimiento real de lo que pasa en la
Iglesia pero limitado. Entonces la palabra Declaración Doctrinal muy fácilmente
ha podido dar la impresión que lo que he escrito aquí sería la posición de la
Fraternidad de frente al concilio. ¡Que no es verdad! Es un punto particular,
no es el total. Entonces no es una profesión de fe, y eso no lo he dicho
claramente. No fue bueno de usar esta palabra. Y también eso puede engañar.
Continúa diciendo que tuvo que seguir el
camino normal porque el papa no
quiere estar solo. Quiere que pase a través de la Institución Ya estaba siendo
muy atacado por estar demasiado a nuestro
favor.
Luego explica: Yo
siempre he dicho, pero no sé por qué no pasó, yo siempre lo he dicho, lo he
dicho en los textos a Roma, lo he dicho en las entrevistas, también en la CNS,
siempre he dicho hay condiciones nuestras; nosotros no vamos a aceptar una
situación si estas condiciones no están cumplidas. Estas condiciones son de aceptarnos como somos. ¿Qué significa
aceptarnos como somos? Significa que podemos vivir como somos, que podemos
profesar, mantener la fe, como lo hacemos ahora. Y mantener la fe no es
solamente un acto interior sino exterior. Profesar la fe. Y Profesar la fe es doble,
la parte positiva, creo, y la parte negativa, rehúso, condeno. Se manifiesta
acá la ilusión liberal de Mons. Fellay: es ilusorio suponer que se puede
combatir a aquéllos a los que uno voluntariamente se somete, y es de liberales
pretender incorporarse a la Jerarquía oficial, modernista y liberal, en lugar
de combatir por la vuelta al catolicismo auténtico. Unirse (¡sometiéndose!) a los destructores de la Iglesia es ilusión de liberales, porque los liberales no ven a los romanos apóstatas como "enemigos", sino sólo como "gente equivocada".
Entonces
la condición, la condición para entrar en un proceso de reconocimiento con
Roma, había tres puntos: el punto que Roma nos impone, por decir así, que es un
texto donde se dice que… bueno, es inaceptable, ya. Segundo punto: esta
garantía, esta condición de poder continuar de atacar, de decir “el concilio, las reformas, no van, hay que
regresar a la situación de antes, la fe católica”; y el tercer punto es la
situación jurídica, situación jurídica que en el derecho asegura por la parte -decimos
así- de vida, las garantías del número segundo. Y con Roma, hemos elaborado un
poco el tercer punto, me voy a explicar después a los seminaristas y un poco a
los sacerdotes después. Se refiere a la prelatura personal de la que hablará en la tercera y última conferencia.
Y el punto segundo en mayo, para verificar, porque este punto siempre fue
confuso, he hecho un viaje extra a Roma especialmente por este punto, para
verificar si sí o no podemos continuar nuestros -decimos así- ataques contra
Roma. En este viaje de mayo, he podido ver primeramente que este punto mmmm… la
respuesta de Roma no era clara pero ya daba una indicación negativa. Esto es realmente
demencial: viajar a Roma Anticristo a averiguar si sometiendo la FSSPX a los
herejes romanos, podrá tener libertad para atacar a la Roma modernista.
Pero
además he visto que Roma quería cambiar mi texto. Se refiere a
la Declaración Doctrinal del 15 de abril de 2012. Entonces, he enviado a
Roma una carta, una carta al Papa y una carta a Levada diciendo “si usted
cambia una palabra (se ríe) en mi texto no firmo”. Bueno, pero en la reunión de
la Congregación de la Fe, el Cardenal Levada dirá dos veces, al inicio y al
final: “No toquemos nada al texto” y luego el voto, porque es un proceso, como
pasa una tal reunión, cada miembro ha recibido los documentos antes y
prepararon por escrito su respuesta. Uno
después del otro, en un orden bien preciso cada uno daba su respuesta. Que está
consignada porque es por escrito, pero aquí hablan. Y después de la
presentación de todos, se hace una votación, y en esta había una abstención y
todos los demás en favor del texto, con algunas notas, preguntas, pero nadie
tocó el texto. Comprensible, estando ese texto lleno de ambigüedades del agrado de los modernistas y de concesiones
inadmisibles hechas por Mons. Fellay a los modernistas.
Cuando recibí el texto en junio, el
texto fue cambiado.
Explica enseguida que en el intervalo,
mientras Roma le daba la respuesta definitiva, decidió hacer una prueba y
concedió una entrevista en donde atacó el concilio y la misa Misa nueva y dice
que al parecer este fue el argumento utilizado por la CDF para presionar al
Papa utilizando también la carta del propio Papa a los obispos cuando levantó
las “excomuniones”. Por lo tanto, en su
cita en Roma en junio, le presentaron el texto original, el Preámbulo Doctrinal
y no lo pudo firmar. Alguien en Roma, por algún motivo que se ignora, elevó las
exigencias.
Luego lee su carta
al Papa: Al leer el tercer párrafo, en lugar de decir Desgraciadamente, en el contexto actual de la Fraternidad, la nueva
declaración no pasará, solamente dice: en
el contexto actual de la Fraternidad, no pasará. Esa
omisión de la palabra “desgraciadamente” parece algo bastante deshonesto por
parte de Mons. Fellay.
En
el párrafo cuarto, en lugar de decir: “y
yo me comprometí en esta perspectiva a pesar de la oposición bastante fuerte en
las filas la Fraternidad y al precio de trastornos importantes. Y tengo toda la
intención de continuar haciendo todos mis esfuerzos para proseguir por este
camino con el fin de llegar a las clarificaciones necesarias”, dice a
cambio: Y yo me estoy “engagé” (comprometido)
he ido en esta perspectiva a precio de importantes tribulaciones en la
Fraternidad. Idem.
En
el quinto, debió haber dicho: Ahora
parece que me equivoqué y que verdaderamente se pide la aceptación total de los
puntos litigiosos antes de ir más adelante… Si alguna de mis recientes
declaraciones añaden una nueva dificultad, lo lamento, pero fue también por
razón de claridad. Pero en cambio dijo: Ahora
parece que me equivoqué y que verdaderamente se pide la aceptación total de los
puntos en litigio antes de ir más adelante.Idem.
En el penúltimo párrafo, en vez de leer:
Me parece que solamente usted puede
todavía cambiar el curso de los acontecimientos que se perfilan. Evidentemente
no se trata por mi parte de ejercer cualquier presión, sino simplemente de
exponerle los hechos y de saber si me equivoco en cuanto a sus intenciones
sobre nuestra situación. Si usted lo considera oportuno, en este momento tan
delicado, me atrevo a pedir de vuestra bondad una audiencia (lo más discreta
posible) a fin de escuchar de vuestra boca vuestra apreciación respecto de
nosotros. Solamente dice que pidió una audiencia: Pido una audiencia por saber si me engaño en cuanto a sus intenciones
sobre nuestra situación.
Enseguida comenta que el Papa le
contestó, pero señala que sospecha
fuertemente que no fue el Papa quien respondió, que no puede creer que el Papa
haya escrito esa carta. Dice que después de investigar, se enteró que fue
redactada en la Secretaría de Estado por un hombre que no sabe hablar bien el
francés.
Habla de las condiciones que el Papa le
impone en su respuesta:
Estos
elementos son esencialmente la aceptación:
-Del
Magisterio como intérprete auténtico de la Tradición apostólica: Esto es verdad. En teoría no tenemos
argumentos y es verdad, es el Magisterio quien nos dice lo que es tradicional.
Claro que en el contexto es peligroso, porque si decimos que sí, dirán entonces:
“yo he decidido que la Tradición es el Vaticano II”.
-Del concilio
Vaticano II como parte integrante de la dicha Tradición, esto es falso, el concilio no puede ser Tradición Apostólica,… ¿cómo
podemos firmar eso? quedando a salvo la posibilidad de una discusión legítima
sobre la formulación de puntos particulares de los documentos conciliares; hay entonces esta concesión a la discusión,
es muy interesante, poco a poco hacemos nuestro camino, es lo que hay que mirar
en el balance total, despacio, con mucha paciencia, hacemos un paso más
adelante, nada más que eso, pero poco a poco hacen concesiones…
-De la validez
y licitud del Novus Ordo Missae.
Liceidad (sic, quiere decir licitud) del NOM. Hasta ahora, habían
solamente pedido la validez y ahora ven, perciben que no es suficiente (se
ríe). Nosotros, bien que reconociendo la validez, con todas las
circunstancias necesarias para su validez, para nosotros no es buena, es válida
pero no es buena, entonces ahora van más adelante, la liceidad de la misa
nueva. Yo les he contestado, nosotros normalmente no hacemos uso de la palabra
lícita para la misa, normalmente, de un modo común, decimos “la misa nueva es
mala”… No se puede celebrar, no se puede invitar a la gente, es suficiente. Lícita, cuando se ve ya el problema de los fieles con la palabra válida, si
les ponemos la palabra lícita mmmm… mejor permanecer con la palabra muy simple
“mala”. ¡Pero si aceptó la validez y legitimidad
de la misa nueva en su Declaración Doctrinal! Dice La Sapinière: legitimidad
y licitud quieren decir, en un matiz muy sutil, la misma cosa.
Se trata de términos provenientes del derecho: que una Misa sea “válida” significa que produce su efecto esencial (hay consagración, se opera la transustanciación).
Que sea “lícita” significa que su celebración está permitida por la moral. Una Misa nueva puede ser válida, pero es siempre ilícita. La Misa “negra” es gravísimamente ilícita, pudiendo ser válida.
Que la Misa sea “legítima” significa que es conforme a las leyes (moral, canónica, etc.). Lícito y legítimo suelen usarse como expresiones sinónimas.
Se trata de términos provenientes del derecho: que una Misa sea “válida” significa que produce su efecto esencial (hay consagración, se opera la transustanciación).
Que sea “lícita” significa que su celebración está permitida por la moral. Una Misa nueva puede ser válida, pero es siempre ilícita. La Misa “negra” es gravísimamente ilícita, pudiendo ser válida.
Que la Misa sea “legítima” significa que es conforme a las leyes (moral, canónica, etc.). Lícito y legítimo suelen usarse como expresiones sinónimas.