PARTE 3
MONS FELLAY SIGUE LEYENDO Y ANALIZANDO EL "PREÁMBULO DOCTRINAL" QUE EL VATICANO LE PROPUSO.
El texto mismo en parte
retoma lo que Monseñor Lefebvre firmó en el 88, pero con cosas adjuntas, y
especialmente puntos particulares del concilio Vaticano II, y más preciso, el
punto llave, es el punto de cómo acercarse a los problemas, libertad religiosa,
ecumenismo, la colegialidad.
Han tomado el texto de Monseñor adjuntando también
el Vaticano I. No tenemos nada contra el Vaticano I, claro, pero eso lo hacen
con esta idea de la continuidad, ponen las cosas para mezclar el antiguo y el
nuevo como para hacer pensar que es todo igual, todo lo mismo, para la
colegialidad, dicen que aceptamos la
doctrina sobre el pontífice romano y sobre el colegio de los obispos, con su
jefe, el Papa, enseñada por la constitución dogmática Pastor aeternus del
Concilio Vaticano I y por la constitución dogmática Lumen Gentium del Vaticano
II (¿ven cómo lo hacen?) capítulo
tercero, explicada e interpretada por la Nota explicativa previa de este mismo
capítulo. Entonces nos dan la impresión de que van a nuestro favor “Sí,
sí, aceptar la doctrina del Vaticano I, ¡y con la nota previa, por cierto!” Un momento: esto me recuerda algo: III,1 Nosotros declaramos aceptar la doctrina sobre el Pontífice romano
y sobre el Colegio de los obispos, con su jefe, el Papa, enseñada por la
Constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, capítulo 3 (De
constitutione hierarchica Ecclesiæ et in specie de episcopatu), explicada e
interpretada por la Nota explicativa prævia de este mismo capítulo. (Declaración
Doctrinal de Monseñor Fellay del 15 de abril de
2012.)
Un paso más sobre la
libertad religiosa y el ecumenismo: En
lo que concierne a ciertas afirmaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontifical posterior
bien que no definidas como doctrina de fe divina católica, ni enseñada por un
acto definitivo, relativas a la relación entre la Iglesia católica y las confesiones
cristianas no-católicas, así como el deber social de religión y el derecho a la
libertad religiosa, la cual formulación podría sembrar asertos difícilmente
conciliables con las afirmaciones doctrinales precedentes del Magisterio,
compartimos el principio que el contenido de estas afirmaciones deben ser
comprendidas a la luz de la Tradición entera e ininterrumpida, de manera
coherente con las verdades enseñadas antes por el Magisterio de la Iglesia.
Es lo que decimos constantemente ¿no? Si hay un problema hay que entenderlo de
la manera que la Iglesia siempre ha enseñado. Todo esto que leí es en texto
resaltado, luego en texto normal: tal
como lo expone el catecismo de la Iglesia Católica (en donde se explica la
libertad religiosa y el ecumenismo). Entonces ¿qué pretenden?
El texto continúa: Entonces se debe rechazar una interpretación
de estas afirmaciones que propondría ideas y modos de exponer la doctrina
católica en oposición o ruptura con la Tradición y este magisterio. Una explicación, una interpretación del
texto del concilio que estaría en oposición o en ruptura con la Tradición se
debe rechazar. ¿No es lo que dijo Monseñor? ¿Qué pasa? ¿Este texto está a nuestro favor o no? ¿Ven cómo es complicado, como
es delicado? Y ven cómo esto los modernistas no lo pueden soportar. Y nosotros
tampoco lo aceptamos. ¿Pero ven que dan
pasos en nuestra dirección? Pero de nuevo, con un peligro de engaño grande. De
nuevo citemos la Declaración Doctrinal de abril de 2012 de Mons. Fellay: Las
afirmaciones del Concilio Vaticano II y del Magisterio Pontifical posterior
relativos a la relación entre la Iglesia católica y las confesiones cristianas
no-católicas, así como el deber social de religión y al derecho a la libertad
religiosa, cuya formulación es difícilmente conciliable con las afirmaciones
doctrinales precedentes del Magisterio, deben ser comprendidos a la luz de la
Tradición entera e ininterrumpida, de manera coherente con las verdades
enseñadas precedentemente por el Magisterio de la Iglesia, sin aceptar ninguna
interpretación de estas afirmaciones que pueda llevar a exponer la doctrina
católica en oposición o en ruptura con la Tradición y con este Magisterio (III,
5). Pues bien, sólo se omitió la referencia al catecismo de la Iglesia
Católica. ¿Qué no dijo que es un engaño grande, no dijo que nosotros no lo
aceptamos? ¿En qué quedamos?
Después viene la
explicación de la Tradición. La vinculación entre Magisterio y Tradición. Es
muy interesante cómo van a explicar:
La
entera Tradición de la fe católica tiene que ser el criterio y la guía de
comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano II -¿es lo que decimos ¿no?- el cual a su vez, ilumina –es decir
profundiza y explica ulteriormente- ciertos aspectos de la vida y de la
doctrina de la Iglesia, implícitamente presentes en ella, y aún no formulados
conceptualmente. Declaración Doctrinal de Mons
Fellay: La completa Tradición de la fe católica debe ser el criterio y la
guía para la comprensión de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual a
su vez, ilumina –es decir profundiza y explica ulteriormente- ciertos aspectos
de la vida y de la doctrina de la Iglesia, implícitamente presentes en ella, y
aún no formulados conceptualmente (III, 4).
Esas palabras,
implícitamente y formulados conceptualmente, es la tradicional explicación del
crecimiento de la Tradición. Podemos ver un crecimiento en la Tradición que es
pasar de lo implícito a lo explícito o una formulación conceptual más clara.
Aquí muy claramente eso es aplicado al concilio, y en parte se puede verificar
y en total, engaña totalmente. ¿Y entonces por qué lo incluyó en su Declaración Doctrinal
del 15 de abril? En parte es
verídica, por ejemplo, en la cuestión de la sacramentalidad del episcopado,
aquí se podría ver un crecimiento de la enseñanza de la Iglesia que es más
preciso diciendo por ejemplo que el episcopado es parte de la sacramentalidad
del orden, que antes no fue sentencia comunis, ahora se puede decir con este
texto que pasa a la sentencia comunis, en eso se podría ver este desarrollo que
no es malo en sí, no hay un mal integral en esta perspectiva, pero, si se
pretende que todo el concilio Vaticano II es un progreso tradicional. ¡Puffff!
¿Qué pasa? La percepción común es que no es verdad, que hay desarrollo, pero
desarrollo en mal, desarrollo en ruptura con la Tradición y no solamente como
se pretende aquí del implícito al explícito o conceptual. ¿Entienden? ¿Ven cómo
es delicado el tema? Es muy muy peligroso.
Y continúa: En efecto, la Tradición es la transmisión
viviente de la Revelación divina usque ad nos por el Concilio de Trento.
Citan al Concilio de Trento. ¿Cómo podríamos estar nosotros contra el Concilio
de Trento? y la Iglesia en su doctrina,
en su vida y en su culto, perpetúa y transmite a todas las generaciones lo que
ella es y todo lo que ella cree. La Tradición progresa en la Iglesia con la
asistencia del Espíritu Santo. Palabras verdaderas, palabras falsas, mezcla
el concilio Vaticano II y el Concilio Vaticano I, y a Pio XII: este desarrollo de la doctrina es verdadero
si se realiza de conformidad al Magisterio, solo al cual se le confirió la
carga de interpretar de modo auténtico la palabra de Dios escrita o transmitida en Humani generis de Pio XII. Pio XII lo dice. ¿Ven cómo son peligrosos? Declaración Doctrinal de Mons. Fellay: La Tradición es la transmisión viva de la Revelación « usque ad nos
» y la Iglesia en su doctrina, en su
vida y en su culto, perpetúa y transmite a todas las generaciones lo que ella
es y todo lo que ella cree. La Tradición progresa en la Iglesia con la
asistencia del Espíritu Santo, no como una novedad contraria sino por una mejor
comprensión del depositum fidei. (III, 3 [Ver las notas incluidas en este
párrafo]).
Luego la Misa, vean
cómo dicen, oigan bien: Declaramos
reconocer la validez y la legitimidad del Sacrificio de la Misa y de los
Sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la Iglesia según
los ritos indicados en las ediciones típicas del Misal romano y de los Rituales
de los Sacramentos en vigor hasta el pontificado de Juan XXIII ¡Claro que
reconocemos la validez y la legitimidad de la misa tradicional!, pero el texto
continúa: y de las ediciones típicas
promulgadas por los papas Paulo VI y Juan Pablo II. ¿Ven? ¡al mismo nivel!
La Misa tradicional y la misa nueva. ¿Ven? Eso se llama hermenéutica de la
continuidad. Poner todo al mismo nivel. Nosotros declaramos reconocer la validez del sacrificio de la
Misa y de los Sacramentos celebrados con la intención de hacer lo que hace la
Iglesia según los ritos indicados en las ediciones típicas del Misal romano y
de los Rituales de los Sacramentos legítimamente promulgados por los papas
Paulo VI y Juan Pablo II (III, 7). Sabiendo
que la Fraternidad reconoce el Misal Romano y los rituales de Sacramentos en
vigor hasta el pontificado de Juan XXIII, ¿no está poniendo Monseñor
Fellay al mismo nivel la Misa Tradicional y la nueva? ¡Eso se llama
hermenéutica de la continuidad!
Y al final: Prometemos guardar la disciplina común de la
Iglesia y las leyes eclesiásticas, especialmente aquellas contenidas en el
Código de derecho canónico promulgado por el papa Juan Pablo II. Pienso que
esto es literalmente lo que firmó Monseñor Lefebvre. Pero aquí hablan también
de las iglesias orientales quedando a salvo la disciplina que se le
conceda a la Fraternidad Sacerdotal San Pio X por una ley particular. Entonces
aquí hay una indicación que están dispuestos a dar a la Fraternidad una ley
disciplinaria particular. Siguiendo los criterios enunciados aquí arriba (III,5), así
como el canon 21 del Código, nosotros prometemos respetar la disciplina común
de la Iglesia y las leyes eclesiásticas, especialmente aquellas que están
contenidas en el Código de derecho canónico promulgado por el papa Juan Pablo
II (1983) y en el código de derecho canónico de las Iglesias orientales
promulgado por el mismo Pontífice (1990), quedando a salvo la disciplina que se
le conceda a la Fraternidad Sacerdotal San Pio X por una ley particular (III, 8).
Para mí, para nosotros,
todo el consejo, Padre Nely, Padre Pfluger, todos, que quede muy claro, para
todos, todo el consejo general; fue y
siempre fue opuesto a este texto. Jamás,
no hay ni un minuto en el cual alguien de ellos o yo mismo haya pensado que se
podía firmar este texto. Y esa es la verdad, enfrente de Dios lo digo. Ese no, pero otro casi idéntico, sí, substancialmente igual,
con diferencias sólo de carácter accidental. Sacerdos: Se objetará que Monseñor Fellay quitó los elementos nocivos del
Preámbulo Doctrinal de Roma, y que lo transformó en su Declaración Doctrinal que debía convenir tanto a Roma como a la
Fraternidad. Nosotros respondemos que Monseñor Fellay no modificó sustancialemente el Preámbulo de Roma en su
declaración. Solamente hizo modificaciones
menores. (…) Es difícil de creer que Monseñor no haya visto el veneno en el texto de Roma (no lo
hizo, la prueba, es que en esta conferencia los señala) del cual se sirvió para hacer el
suyo. (…) La falta imperdonable de Monseñor Fellay es el haber pensado que
podía “transformar este preámbulo del 14 de septiembre de 2011 en su propia
Declaración sin cambiar la “substancia” de este preámbulo como se lo pidió el
Cardenal Levada.