jueves, 3 de octubre de 2013

UNA ENTREVISTA Y UN SILENCIO III



La entrevista
Continuamos con pasajes significativos de la entrevista brindada por Francisco al Padre Antonio Spadaro, S.J., la cual fue publicada en principio en La Civiltá Cattolica el 19 de septiembre de 2013, y en español en la Revista Razón y Fe de España.

Francisco:

“Tenemos que anunciar el Evangelio en todas partes, predicando la buena noticia del Reino y curando, también con nuestra predicación, todo tipo de herida y cualquier enfermedad. En Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales que son verdaderos “heridos sociales”, porque me dicen que sienten que la Iglesia siempre les ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso. Durante el vuelo en que regresaba de Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla. Al decir esto he dicho lo que dice el Catecismo. La religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en la vida personal. Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: “Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?”. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna”.

“Acompañar” a las personas, ¿adónde? “Es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición”, es decir, ¿no ayudándoles a cambiar su condición si esta es un estado de pecado? ¿Cuántas ambigüedades, confusiones y barbaridades más ha de decir Francisco? Y sin embargo…




El silencio

Las palabras de Francisco que han provocado polvareda y que los homosexualistas aprovechan para fortalecer su posición en todo el mundo –donde se lo permiten, ya que afortunadamente en algunos países, no católicos, precisamente, como Rusia- no gozan de la libertad y el poder de corrupción que tienen en Occidente, las palabras que desde la famosa entrevista a bordo del avión, a su regreso de Río de janeiro, no han provocado sin embargo la condena de quien se supondría representa a la Tradición católica, quienes se dicen herederos de Mons. Lefebvre. Por el contrario, lo único que hasta ahora Mons. Fellay ha atinado a decir ha sido:

“Con la llegada del Papa Francisco, de quien todavía es difícil adivinar las intenciones, los proyectos que pueda tener para la Iglesia y para la Fraternidad…”

“Seamos prudentes, no precipitemos los acontecimientos, veremos.”

“Nosotros debemos conservar la más grande prudencia antes de emitir un juicio (sobre Francisco), mientras no lo veamos en las obras.”