VOZ DE FÁTIMA, VOZ DE DIOS Nº 45
6
de enero de 2018
“Vox
túrturis audita est in terra nostra”
(Cant.
II, 12)
Durante
la visita de Mons. Williamson al monasterio, fueron leídos en el refectorio dos
artículos de Gustavo Corção, como complementos a una conferencia sobre las
relaciones entre la religión, política y economía.
Los
dos artículos de Corção ("La gran traición" y "¿Qué victoria?",
publicados en el Globo, respectivamente en 12/4/75 y 17/5/75) constatan en los
pueblos de lengua inglesa una visceral incapacidad de defender la civilización.
Inglaterra
y Estados Unidos, a pesar de todo el valor de sus soldados y la energía de sus
hombres de Estado, merecían la crítica de Corção, que, hablando de la victoria
de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, escribe:
“Yo,
una vez más, con una obstinación que cuento mantener hasta el último soplo de
vida, pregunto: ¿qué victoria? ¿qué aliados? Porque, en verdad, y para la
vergüenza del siglo y del planeta que tal vez sea el único habitado, no hubo
aliados y sí cómplices, no hubo victoria
y sí capitulación”.
¿Capitulación
delante de quién? De la Rusia comunista, que los pueblos de habla inglesa no
sólo no combatieron, sino que ayudaron, permitiéndole dominar y tiranizar la
mitad de Europa después de la Segunda Guerra.
Pero
¿por qué los pueblos de habla inglesa lo hicieron así? Muchos darán mil y una
explicaciones técnicas y políticas. La verdadera razón, sin embargo, es otra.
"Sí,
después de la heroica resistencia de los ingleses y del maravilloso esfuerzo de
los estadounidenses, escribe Corção, los pueblos de lengua inglesa fueron
vencidos por sí mismos, vencidos por la terrible insensatez del liberalismo que
toman como la más alta expresión de la sabiduría humana. Me
refiero al detestable liberalismo que relativiza la verdad y el bien para
absolutizar la libertad”.
El
obispo británico, que estaba presente, concordó plenamente con Corção y
denunció, en las diversas conferencias que nos dio, este liberalismo, como sólo
un inglés que conoce bien a su pueblo puede y sabe hacer.
Que
nosotros brasileños, católicos de la Resistencia, no nos dejemos engañar por el
liberalismo abrumador que nos quiere inculcar el deseo de imitar a aquellos que
debemos combatir.
+
Tomás de Aquino OSB