martes, 23 de enero de 2018

VOZ DE FÁTIMA, VOZ DE DIOS Nº 45


VOZ DE FÁTIMA, VOZ DE DIOS Nº 45
6 de enero de 2018
Vox túrturis audita est in terra nostra”       
(Cant. II, 12)
Durante la visita de Mons. Williamson al monasterio, fueron leídos en el refectorio dos artículos de Gustavo Corção, como complementos a una conferencia sobre las relaciones entre la religión, política y economía.
Los dos artículos de Corção ("La gran traición" y "¿Qué victoria?", publicados en el Globo, respectivamente en 12/4/75 y 17/5/75) constatan en los pueblos de lengua inglesa una visceral incapacidad de defender la civilización.
Inglaterra y Estados Unidos, a pesar de todo el valor de sus soldados y la energía de sus hombres de Estado, merecían la crítica de Corção, que, hablando de la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, escribe:
“Yo, una vez más, con una obstinación que cuento mantener hasta el último soplo de vida, pregunto: ¿qué victoria? ¿qué aliados? Porque, en verdad, y para la vergüenza del siglo y del planeta que tal vez sea el único habitado, no hubo aliados y sí cómplices,  no hubo victoria y sí capitulación”.
¿Capitulación delante de quién? De la Rusia comunista, que los pueblos de habla inglesa no sólo no combatieron, sino que ayudaron, permitiéndole dominar y tiranizar la mitad de Europa después de la Segunda Guerra.
Pero ¿por qué los pueblos de habla inglesa lo hicieron así? Muchos darán mil y una explicaciones técnicas y políticas. La verdadera razón, sin embargo, es otra.
"Sí, después de la heroica resistencia de los ingleses y del maravilloso esfuerzo de los estadounidenses, escribe Corção, los pueblos de lengua inglesa fueron vencidos por sí mismos, vencidos por la terrible insensatez del liberalismo que toman como la más alta expresión de la sabiduría humana. Me refiero al detestable liberalismo que relativiza la verdad y el bien para absolutizar la libertad”.
El obispo británico, que estaba presente, concordó plenamente con Corção y denunció, en las diversas conferencias que nos dio, este liberalismo, como sólo un inglés que conoce bien a su pueblo puede y sabe hacer.
Que nosotros brasileños, católicos de la Resistencia, no nos dejemos engañar por el liberalismo abrumador que nos quiere inculcar el deseo de imitar a aquellos que debemos combatir.
+ Tomás de Aquino OSB