“Paz a los hombres de buena voluntad…” cantaron los ángeles la noche de Navidad. Pero atención a no confundir la verdadera paz, aquella que Dios nos da, con la falsa paz del mundo. Leamos al respecto al dulce san Francisco de Sales:
“Sabed que Dios odia la paz de aquellos que El ha destinado a la guerra. El es el Dios de los ejércitos y de las batallas, tanto como el Dios de la paz: y El compara a la Sulamita, el alma pacífica, a un ejército dispuesto en buen orden, y, con esto, terrible a sus enemigos”.
(San Francisco de Sales, Œuvres complètes, t.9, Lyon, 1865, p. 25. Visto en Lettre des dominicains d’Avrillé n° 84, décembre 2017, p. 3)