La Iglesia y el mundo están
en una situación de peligro sin precedentes. Esto es porque la humanidad ha
dado su espalda a Dios. La humanidad sin Dios ha perdido su camino y la maldad
está tomando el control día tras día, minuto a minuto. Muchos de nosotros lo sabemos.
Desde la eternidad Dios Todopoderoso
ha previsto esta situación. Como San Luis Grignion de Montfort lo predijo en el
siglo 18, el fin de los tiempos vendrían en los cuales Dios querrá que Su Madre
tenga un papel especial en la salvación de la humanidad. Efectivamente, entre
sus muchas intervenciones en los tiempos modernos, Fátima se destaca. Tal como
lo prometió en Fátima, Nuestra Señora regresó en los años 20 para dar a través
de Sor Lucía y a través de la Iglesia Católica la solución simple de Dios para
los abrumadores problemas modernos: El Papa debe consagrar Rusia junto con los
obispos del mundo al Inmaculado Corazón de María. Y Nuestra Señora dejó en
claro que de esta consagración, Dios hacía depender la solución del problema
masivo de la Iglesia y del mundo. De esto se desprende que si Dios permitiera que
cualquier otra solución funcionara, Él estaría haciendo mentir a Su Madre.
Obviamente esto está absolutamente descartado. La consagración de Rusia debe ser hecha; el Demonio no debe tomar el control completo de la Iglesia y el mundo.
La realización de la
Consagración depende del Papa y los Obispos. Desde los años 20 ellos se han
negado a realizar esta Consagración porque prefirieron la política humana a la
solución Divina. ¿Hay algo que los sacerdotes y laicos puedan hacer? Hay dos
cosas. La primera es rezar, especialmente la oración que Nuestra Señora ha
estado pidiendo casi en todas las ocasiones donde Ella ha intervenido, y esta
es el Santo Rosario. Quince Misterios diarios son para muchos adultos mucho más
fácil de lo que piensan, y son tres veces más efectivos que cinco Misterios
diarios.
La segunda cosa que los
sacerdotes y laicos pueden hacer es cumplir los pedidos de Nuestra Señora es
confesarse, comulgar, rezar un Rosario de cinco Misterios y quince minutos de
meditación cada primer sábado del mes. Si tan solo suficientes católicos
hicieran lo que Nuestra Señora pidió, Ella podría obtener de su Hijo la gracia
necesaria para que el Papa y los Obispos realicen la Consagración de Rusia.
Hasta que se haga esta
Consagración tal como Dios la pidió a través de Su Madre, la ola creciente de
maldad no puede ser detenida. Que Dios bendiga a todas las almas que rezarán,
aunque sea poco pero constante e insistentemente, para que se lleve a cabo la
Consagración de Rusia. Ésta se realizará, Nuestro Señor lo dijo en 1931, pero
será tarde. ¡Por la devoción de las almas católicas, que suceda lo más pronto
posible!
Únase a los Cruzados, para rezar por la Consagración de Rusia y el triunfo del Corazón Inmaculado de María.
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