viernes, 27 de marzo de 2015

DOM TOMÁS DE AQUINO OSB: UNA CONFESIÓN DE MENZINGEN.

El comunicado de Menzingen del 19 de marzo, aunque breve, nos enseña un buen número de cosas. Entre otras, encontramos allí una confesión: que Monseñor Williamson fue expulsado de la Fraternidad San Pio X a causa de su oposición a la política acuerdista de Mons. Fellay.
Hasta el presente, Menzingen hablaba de desobediencia: Monseñor Williamson era un indisciplinado, un mal subordinado que no obedece las órdenes recibidas. Ahora, Menzingen confiesa la verdadera razón: “las vivas críticas" de Mons. Williamson respecto a las relaciones de Menzingen con Roma. Lo mismo Mons. Faure. He aquí su falla.
El affaire de la carta de los tres obispos a Mons. Fellay y a sus asistentes no fue digerido. Relaciones con Roma, Mons. Lefebvre bien que las tuvo, pero con la esperanza que Roma se recuperara, que diera marcha atrás. De hecho, Mons. Lefebvre era quien dirigía las negociaciones y lo hacía con una certeza invencible, porque su criterio fue la fe de siempre. Incluso, al hacerlo, casi cayó en la trampa de Roma. “Fui demasiado lejos”, dijo.
Por el contrario, con Mons. Fellay, las cosas suceden de manera completamente diferente. No es él quien dirige las negociaciones. No es él quien tiene la fuerza de decir a Roma: “Soy yo, el acusado, quien tendría que juzgaros”. No, Monseñor Fellay no se presenta como juez de los errores de Roma. Se presenta más bien como un culpable “en situación irregular” que debe reintegrarse al redil y que sufre porque “su” Fraternidad no lo sigue.
Abramos un paréntesis. ¿Juzgar a Roma? ¿No es este el papel de los superiores y no de los inferiores? Por supuesto. Pero los superiores ya han juzgado. Es Quanta CuraPascendiQuas Primas, etc., que condenan a los papas liberales. Es Roma, la Roma eterna, quien ya ha juzgado al neo-modernismo y neo-protestantismo. Monseñor Fellay parece haber olvidado esto y lo hace olvidar con su “Iglesia concreta de hoy en día”. Cerremos el paréntesis.
Monseñor Williamson bloqueaba las negociaciones de Menzingen. Él constituía una traba. Lo sabíamos bien, pero la casa general daba otra versión. Ahora, ella confiesa. Son “las vivas críticas” de Mons. Williamson contra su operación suicidio que han sido la causa de su expulsión. Ya era tiempo que Menzingen lo dijera. Ya lo hizo ahora.
Sin embargo, Menzingen falsea la cuestión al decir que estas vivas críticas eran sobre “toda relación con las autoridades romanas”. No. Esto no es verdad. Ellas eran sobre la incorporación a Roma, que pondría a la FSSPX bajo el yugo modernista y liberal, por la cual el demonio trata de llegar a lo que Corção llamó “el pecado terminal”: hacer caer los últimos bastiones en una última y monumental afrenta a Dios.
Y a esto no podríamos prestar nuestro concurso. El demonio no logrará sus fines porque Nuestra Señora vela: Ipsa conteret. He ahí nuestra esperanza. Ella no será decepcionada, si nosotros somos fieles por la gracia de Dios: : Fidelis inveniatur.

ENGLISH

Fr. Thomas Aquinas, OSB. 
A Menzingen Confession
Translated by Michael cruzadoparalaverdad@gmail.com

The communication from Menzingen on the 19th of March, although brief, teaches us a good number of things. Among these, we find a confession here: that Bishop Williamson was expelled from the Society of St. Pius X because of his opposition to the accordist policy of Bishop Fellay

Up until the present, Menzingen spoke about disobedience: Bishop Williamson was undisciplined, a bad subordinate that does not obey the orders received.  Now, Menzingen confesses the true reason: "the violent criticisms" of Bishop Williamson regarding the relations of Menzingen with the Roman authorities. The same as Bishop Faure. This is where they fail. 

The affair of the letter of the 3 bishops to Bishop Fellay and his assistants was not digested well by them.  Relations with Rome, Archbishop Lefebvre had them as well, but with the hope that Rome recovered, that it would return.  In fact, Archbishop Lefebvre was who directed the negotiations and he did it with invincible certitude, because his criteria was the Faith of all times.  Including, that while doing this, he nearly fell into Rome's trap. "I went too far", he said. 

On the contrary, with Bishop Fellay, everything happens in a completely different manner.  It's not him that directs the negotiations. It is not him that has the strength to say to Rome: "It is I, the accused, who will have to judge you." No, Bishop Fellay does not present himself as a judge of the errors of Rome.  He presents himself more like a guilty one "in an irregular situation" who must reintegrate himself into the fold and suffers because "his" Society does not follow suit. 

Allow us to add with emphasis: Judge Rome? Isn't this the role of the superiors and not of inferiors?  Of course.  But the superiors have already cast their judgement. It is Quanta Cura, Pascendi, Quas Primas, etc., that condemns the liberal popes.  It is Rome, Eternal Rome, who has already judged neo-modernism and neo-Protestantism.  Bishop Fellay seems to have forgotten this and he makes it forgotten with his "visible Church of today." End of emphasis. 

Bishop Williamson was in the way of the negotiations of Menzingen. He constituted an obstacle.  We knew it well, but the General House gave another version. Now, they confess it.  It's the "violent criticisms" of Bishop Williamson against their operation suicide that have been the cause of his expulsion.  It was about time that Menzingen said it and now they finally have. 

Nevertheless, Menzingen misrepresents the question in saying that these violent criticisms were about "any relations with the Roman authorities". No. This is not true.  The criticisms were regarding an incorporation into Rome, that would put the Society under its modernist and liberal yoke, by which the devil tries to arrive at what Gustavo Corção called "the terminal sin": to bring down the last bastions in one last, monumental affront to God.


And to do this we could not lend our support.  The devil will not achieve his goals because Our Lady is watching over: Ipsa conteret. Here is where our hope is.  She will not be let down if we are faithful by the grace of God: Fidelis inveniatur.