Menzingen da un paso atrás en cuanto al documento de 16 páginas ("reseña") que sirvió para fundamentar la prohibición del libro del P. Pivert.
Mons. Fellay desautoriza en parte dicha reseña y trata de aclarar algunas de sus habituales ambigüedades...
FRATERNIDAD
SACERDOTAL SAN PIO X
CARTA INTERNA.
+ Menzingen, 16 de enero de 2014
Estimados
Miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pio X:
Nosotros creímos
útil, para ilustrar nuestra decisión de prohibir la difusión del libro del
Padre Pivert titulado Su Excelencia
Monseñor Lefebvre: Nuestras relaciones con Roma, de adjuntar una reseña de
dicho libro.
Si bien la
mayoría de los miembros comprendió bien nuestra decisión, algunos otros se
preocuparon. Con el fin de evitar cualquier confusión, deseo aportar las
precisiones y comentarios siguientes:
1. Algunos
vieron, en esta reseña, sea una comunicación oficial del Superior General
cambiando radicalmente la posición de la Fraternidad hacia los grupos Ecclesia Dei, sea denotando un
ablandamiento de esta posición. Yo rechazo formalmente, en la intención y en
los hechos, que la reseña adjunta a esta Carta Circular a los Superiores tenga
un valor más grande que el que se ha querido darle: es solamente un anexo y
nada más, ilustrando simplemente mi juicio según el cual la obra del Padre
Pivert hace una presentación errónea, parcial, de las relaciones de Monseñor
Lefebvre con Roma. Como se ve claramente en la advertencia que aparece al
principio de la reseña, la finalidad que yo buscaba al comunicar este texto se
limita estrictamente al juicio sobre el libro y de ninguna manera se refiere a
la posición de la Fraternidad actualmente, o sobre la posición mantenida por
Monseñor Lefebvre.
2.- En una carta que Monseñor Tissier me dirigió el 6 de enero, estimó
que: “La reseña anónima de este libro adjunta a una carta circular del Secretario
de la Fraternidad, parece verídica en lo esencial. Pues si Monseñor Lefebvre
fue antes que nada un hombre de fe y de sabiduría, él poseía una buena dosis de
pragmatismo, como bien lo discernió el Padre Aulagnier en su libro “Tradición
sin miedo”. Por sagacidad natural y su disposición sobrenatural de seguir el
camino de la Providencia, Monseñor Lefebvre siempre buscó aprovechar las
ocasiones favorables para restablecer contactos con Roma y obtener el retorno a
nuestra aprobación canónica. El Padre Pivert no supo discernir el pragmatismo
de nuestro fundador. Lo que él hubiera podido decir, es que este pragmatismo
siempre fracasó frente a Roma conciliar. (…) Monseñor, la reseña del libro del
Padre Pivert presentada en la última circular de Menzingen me parece contener
equívocos. A pesar de los méritos de su análisis crítico, no se pueden aprobar
los juicios del autor sobre Monseñor Lefebvre ni la estima que manifestó hacia
las comunidades Ecclesia Dei”.
Nosotros compartimos plenamente esta
apreciación.
3. En particular, y como al parecer el punto n° 5 de la reseña es el que ha
causado más inquietud, quisiéramos recordar :
a. Que los
primeros grupos Ecclesia Dei nacieron
por decisión de Roma, en oposición con la FSSPX y para hacernos desaparecer, si
fuera posible;
b. Que ellos abandonaron a Monseñor Lefebvre en medio del combate, dividiendo
así el frente unido de la Tradición; que entre ellos se encuentran fervientes
defensores del Concilio Vaticano II que antes combatían, en particular la
libertad religiosa, pero también el ecumenismo, Asís, etc. ; que su
silencio en estas materias doctrinales es utiversal y nociva;
c. Que su defensa de la liturgia tradicional está manchada con su participación
en la nueva misa (al menos la Misa Crismal) y de su silencio sobre la nocividad
del Novus Ordo;
d. Que su apostolado sigue siendo muy limitado en razón de las medidas
drásticas que les son impuestas por los obispos locales;
e. Que existen, sin embargo entre ellos, muchos de buena voluntad, muchas
personas e incluso grupos que, aprovechando la oportunidad y llegando del Novus
Ordo, comparten nuestras convicciones y merecen ser ayudados y apoyados en su
acercamiento con la Tradición.
f. Todo esto es el ejemplo reciente de los Franciscanos
de la Inmaculada, que nos muestran la imposibilidad y el peligro suicida
para aquellos que quisieren llegar a un acuerdo con las autoridades actuales
(vean la crítica a la exhortación apostólica Evangelii gaudium del papa Francisco por el Padre Schmidberger
y la acusación fantasmagórica de cisma sacramental de Monseñor Muller
respecto de la Fraternidad).
4. La posición del Superior de la Fraternidad respecto a Roma no ha cambiado en
nada. Está claramente expresada en los documentos oficiales, como la Carta a los amigos y benefactores n° 80
(26 de abril de 2013), que describe nuestro combate y el de Monseñor Lefebvre
por Cristo Rey, así como los errores contra los cuales debemos luchar, la
declaración de los obispos del 27 de junio de 2013, que traza la síntesis de
nuestra posición, esperando sin precipitar de ningún modo el día donde “la Tradición reencontrará sus derechos en
Roma”. (Sermón de Monseñor Lefebvre con ocasión de las consagraciones del
30 de junio de 1988), posición expresada en los capítulos de 2006 y 2012.
En las
circunstancias tan difíciles que atraviesa actualmente nuestra Fraternidad
sacerdotal, sepamos conservar la noble actitud católica que da a cada cosa su
justo valor; a la opinión el valor de una opinión, al dogma el de un dogma, sin
mezclar los géneros, sin sospechar desmesuradamente, acordando el beneficio de
la duda cada vez que sea posible (según las reglas del discernimiento de los
espíritus expuestas por San Ignacio de Loyola).
Evitemos todo lo
que divide y debilita nuestro combate por la defensa de la Tradición. Aprovechemos
la ocasión de esta nueva Cruzada del Rosario para redoblar el celo y defender
el tesoro de la Fe, reagrupados bien unidos en torno al Corazón Inmaculado de
María, suplicándole que su triunfo llegue pronto.
En esta fiesta de
san Marcelo, los bendigo a todos.
+Bernard Fellay