Traducción al
inglés de THE RECUSANT.-
ORIGINAL:POSCHENKER.
Muy apesadumbrado,
le comuniqué al Superior General mi renuncia de la FSSPX el 30 de diciembre. Por
toda la eternidad estaré agradecido a Monseñor Lefebvre por la Fe Católica y
por el sacerdocio. Dolorosamente, sin embargo, me di cuenta en los años
recientes que ellos se han desviado poco a poco de camino trazado por él:
1.
El “Te Deum” en acción de gracias por el Motu proprio por el cual la
Misa Tridentina fue ligada indisolublemente con la misa de Paulo VI y en el
cual la aceptación del concilio Vaticano II fue solicitada. Hasta hace poco se
podía leer en internet que en el Priorato San Pio X en Munich, la “Santa Misa
(en su forma extraordinaria)” fue celebrada. En el seminario aprendí que
celebramos la Misa en el rito Tridentino, no hay rito ordinario o
extraordinario, esto es una construcción completamente insostenible del Papa
Benedicto XVI. El que habla de un rito extraordinario, por consecuencia debe
tener en mente y aceptar el rito ordinario, la nueva misa.
2. La gratitud por el levantamiento de la excomunión de los cuatro obispos.
Monseñor Lefebvre dijo en una conferencia de prensa en 1988: “Seremos
excomulgados por modernistas, por gente que ha sido condenada por los Papas
precedentes. ¿Qué significa esto entonces? Nos condenan personas ya condenadas,
y que deberían haber sido condenadas públicamente. Por eso nos es indiferente”.
Monseñor Lefebvre siempre consideró la excomunión nula y sin efecto. Lo que es
nulo y sin efecto no necesita ser levantado. Además, con el levantamiento, la
injusticia perpetrada contra Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer
continúa en vigor.
3.
La disposición para negociar con Roma, cuando el arzobispo Lefebvre expuso con claridad y de forma inequívoca las
condiciones en que esto debía suceder en el futuro: “Suponiendo que de aquí a determinado tiempo Roma nos llame, que quiera
volver a vernos, retomar el diálogo, en ese momento sería yo quien impondría
condiciones. Ya no aceptaré estar en la situación en la que nos encontramos
durante las conversaciones. Eso terminó. Yo presentaría la cuestión en el
plano doctrinal: ¿Estáis de acuerdo con las grandes encíclicas de todos
los papas que os precedieron? ¿Estáis de acuerdo con la Quanta Cura de Pío IX,
con la Inmmortale Dei y Libertas de León XIII, con la Pascendi de Pío X, con la
Quas Primas de Pío XI, con la Humani Generis de Pio XII? ¿Estáis en plena comunión
con estos papas y con sus afirmaciones? ¿Aceptáis todavía el juramento
antimodernista? ¿Estáis a favor del reinado social de Nuestro Señor
Jesucristo? Si no aceptáis la doctrina de sus antecesores, es inútil que
hablemos. Mientras no aceptéis reformar el Concilio considerando la
doctrina de estos papas que os precedieran, no hay diálogo posible. Es inútil”. (Fideliter
70)
4. El tratar de llegar
a un acuerdo práctico sin arreglar el problema doctrinal de las herejías del
concilio Vaticano II. En una conferencia espiritual el 21 de diciembre de 1984,
el Arzobispo dijo: “La cuestión canónica, esta cuestión puramente pública y
exterior en la Iglesia, es secundaria. Lo que importa es permanecer en la
Iglesia… dentro de la Iglesia, en otras palabras, en la Fe Católica de siempre,
en el verdadero sacerdocio, en la verdadera Misa, en los verdaderos
sacramentos, en el mismo catecismo, con la misma Biblia. Esto es lo que nos importa. Esto es la Iglesia. El
reconocimiento público es una cuestión secundaria.
5. Una y otra vez tuve que darme cuenta que ya no se estaba hablando con un
lenguaje claro. La segunda intención de la cruzada del rosario dice: “Por el
retorno de la Tradición en la Iglesia…” ¿Qué quieren decir por “la iglesia”? La
Iglesia Católica tal como fue fundada por Jesucristo o la iglesia posconciliar?
Si significa la Iglesia Católica, entonces no es posible un retorno porque la
Tradición es una parte integrante de la Iglesia Católica; si es la iglesia
posconciliar, es ella la que abandonó la Tradición. Entonces es ella quien
tiene que retornar a la Tradición, no la Tradición a la iglesia.
Estas son las
principales razones que me llevaron a tomar mi decisión. A pesar de las
advertencias de los tres obispos auxiliares, Monseñor Williamson, Monseñor
Tissier de Mallerais y Monseñor de Galarreta; a pesar de tenerse conocimiento
de la actitud del Papa Benedicto XVI, que nada avanzaría sin la aceptación del
Vaticano II, las conversaciones y negociaciones continuaron.
Podrían argumentar: “Nuestro Superior General no firmó nada”. –Pero él estaba listo para el acuerdo sin haber resuelto las diferencias doctrinales, como lo prueba su carta del 17 de junio de 2012. Ellos estaban listos para hacerlo, pero Roma no quiso.- La confianza en los Superiores ha sido sacudida, está destruida.
Podrían argumentar: “Nuestro Superior General no firmó nada”. –Pero él estaba listo para el acuerdo sin haber resuelto las diferencias doctrinales, como lo prueba su carta del 17 de junio de 2012. Ellos estaban listos para hacerlo, pero Roma no quiso.- La confianza en los Superiores ha sido sacudida, está destruida.
Agradezco con todo
mi corazón a mis queridos fieles por todas sus oraciones y sacrificios con los
cuales apoyaron mi ministerio sacerdotal. Me recomiendo a sus oraciones en el
futuro,
Padre Martin Fuchs
Jaidhof, 5 Enero,
2014