De Nuevo Huonderland
Sacerdotes de la Fraternidad, mantenganse firmes!
La traición está en todas partes. La traición abunda.
El 20 de mayo, día en que terminó el mandato de Mons. Huonder como jefe de la grande diócesis suiza de Chur desde 2007, la controvertida cuestión de su futuro lugar de jubilación se resolvió de una vez por todas con una Declaración firmada conjuntamente por él mismo y por el Superior General de la Fraternidad, P. Davide Pagliarani – el Obispo vivirá en la escuela de varones de la Fraternidad en Wangs, en el este de Suiza. Habían surgido dudas sobre dónde se retiraría el obispo debido a la improbabilidad natural de que un obispo Conciliar se estableciera dentro de una casa Tradicional, pero en ambos lados del abismo doctrinal entre el Concilio Vaticano II y la Tradición Católica, ha prevalecido el sueño anti-doctrinal de tender un puente sobre ese abismo. Sobre su decisión, el mismo Obispo acaba de escribir: “De acuerdo con los deseos del Papa Francisco, me esforzaré allí (en Wangs) para contribuir a la unidad de la Iglesia”. Es una intención honorable, pero no tiene en cuenta la maldad del Vaticano II.
Para como va el mundo moderno, y con él la Neo-Iglesia, y con la Neo-Iglesia la Neo-Fraternidad, Mons. Huonder es un eclesiástico decente y bien intencionado, lleno de buenas intenciones que puede hacer que cualquier persona “decente” piense que es un buen compañero, y que es seguro mezclarse con él, y es seguro colocarlo dentro de una escuela “decente”. Ciertamente, uno puede esperar que un entorno católico en Wangs le haga bien.
Pero desde el punto de vista de Dios y de la verdadera Iglesia Católica, él es un creyente en el Concilio Vaticano II, y por lo tanto cree en trabajar con el actual Papa de ese Concilio, el Papa Francisco junto con todos los seguidores de la Tradición que no comprenden más la ambigüedad y la maldad objetivas de ese Concilio con sus seis Papas Conciliares. En efecto, ese Concilio es profundamente impío y contamina todo lo que toca (véanse varios números de estos “Comentarios” que pronto aparecerán), y desvía de la verdad a todas las personas que creen en él. Por lo tanto, desde el punto de vista de la salvación de las almas, que es el punto de vista de Dios, Mons. Huonder, objetivamente hablando, está contaminado y desviado, no es apto para la compañía de los católicos o de una escuela católica, tanto más peligroso cuanto que él es subjetivamente decente, bien intencionado, simpático, y así por el estilo.
Tampoco se le debe culpar más o menos que a miles y miles de otros obispos “decentes” desde el Vaticano II por haberse dejado engañar por una serie de Papas Conciliares, ni se le debe insultar como si fuera un villano, ni se le debe rechazar socialmente como a un paria. Pero los católicos deben evitar absolutamente cualquier tipo de contacto, social o de otro tipo, que pueda dar lugar a cualquier tentación de mantener con él, mientras crea en el Vaticano II, cualquier tipo de compañía en asuntos de la Fe. Y si para evitar tal tentación sería necesario evitar su compañía por completo, entonces su compañía debería ser rechazada por completo. Dios y la Fe deben ser lo primero, lo último y lo más importante, de lo contrario corremos el riesgo de perder nuestras almas.
En conclusión, sólo podemos desear a Mons. Huonder en su retiro toda la gracia de Dios para comprender la perfidia del Vaticano II, y a los internos Tradicionalistas de la escuela de la Fraternidad en Wangs toda la gracia de Dios para que le ayuden con su ejemplo de ellos a comprender el peligro de los “deseos” del Papa Francisco para con la Fraternidad, de lo cual acaba de salir a la luz otro ejemplo.
En los últimos días ha llegado desde Roma el informe de que el sacerdote argentino, que fue nombrado por Mons. Fellay ecónomo general de la Fraternidad, a petición del Papa y por consenso del nuevo Superiore de la Fraternidad, el P. Pagliarani, ha sido reincorporado a la Iglesia oficial, y siempre por el deseo del Papa Francisco, vive actualmente en la Casa Santa Marta, donde vive el propio Papa; este sacerdote será incardinado en la diócesis de Roma, esperando su posible nombramiento como obispo por el Papa Francisco. Aunque tal informe fuera sólo verdad a medias, ¿no revelaría la incapacidad o falta de voluntad de los altos funcionarios de la Fraternidad para entender que Mons. Lefebvre luchó contra el Concilio Vaticano II por razones de fe?
Kyrie eleison.