Fuente (extracto)
El 12 de octubre de 2008, en la
iglesia San Antonio de
Sokolka, la Misa de las 8:30
la celebró un joven vicario, Filip
Zdrodowski. Durante la Comunión, a uno de los sacerdotes se le cayó la
Hostia. El sacerdote ni siquiera se dio cuenta. Se lo dijo una mujer que
estaba arrodillada cuando iba a recibir
la Eucaristía.
El sacerdote se quedó
paralizado del susto y pensando que
se había ensuciado, la metió en el
vasculum, un pequeño recipiente
plateado que contiene el agua que
utilizan los sacerdotes para lavarse
los dedos después de haber dado la
Comunión.
Al final de la Santa
Misa, la sacristana, la Madre Julia
Dubowska, cogió el vasculum con
la Hostia y, para mayor seguridad, la metió en otro recipiente que
luego encerró en la caja fuerte
donde se guardaban los cálices.
Una semana después, el domingo 19 de octubre, sobre
las 8:00, la monja abrió la caja fuerte, encontró la
Hostia prácticamente disuelta pero con extraños coágulos rojos.
De inmediato convocó a los
sacerdotes para mostrar lo que había descubierto. La Hostia
se había disuelto prácticamente. Parte de la Hostia estaba unida a ese “extraño
coágulo rojo”.
Entonces el párroco de Sokolka se puso en
contacto con la Curia Metropolitana de Bialystok. El
Arzobispo Edward Ozorowski junto con el Canciller de la
Curia, los sacerdotes y los doctores examinaron la Hostia y,
desconcertados, decidieron esperar a que se desarrollaran los
acontecimientos y observar.
El 29 de octubre, el recipiente que contenía la
Hostia se llevó a la capilla parroquial y se encerró en el
sagrario; al día siguiente, a petición del Arzobispo, el P. Gniedziejko, la depositó sobre un
corporal. El corporal se colocó en el
sagrario.
Con el paso del tiempo la Hostia “se fundió” con el
corporal y “el coágulo” rojo se secó. Sólo entonces se
interrogó a dos científicos de fama mundial y especialistas en
anatomía patológica de la Universidad de Medicina de
Bialystok.
La Curia Metropolitana de Bialystok ha dejado
esta declaración:
«1.El 12 de octubre de 2008, una Hostia consagrada se le
cayó de las manos al sacerdote mientras daba la Comunión.
La recogió y la colocó en un recipiente lleno de agua en el
sagrario. Después de la Misa el recipiente que contenía la
Hostia se colocó en una caja fuerte que había en la sacristía.
2. El 19 de octubre de 2008, cuando se abrió la caja fuerte, se pudo ver con claridad una mancha roja en la Hostia que
se había caído, que a simple vista dio en seguida la impresión
de que era una mancha de sangre.
3.El 29 de octubre de 2008, el recipiente que contenía la
Hostia se trasladó al sagrario de la capilla de la casa parroquial.
El día después, la Hostia se sacó del agua del recipiente y se
colocó en un corporal dentro del sagrario.
4. El 7 de enero de 2009 la muestra de la Hostia la
extrajeron y examinaron por separado dos profesionales de
histopatología de la Universidad de Medicina de Bialystok.
Ellos han dejado la siguiente declaración común: “La
muestra enviada para su examen parece tejido del
miocardio. Según nuestra opinión , de todos los tejidos de los
organismos vivos, es el que más se le parece”.
5. La Comisión ha constatado que la Hostia analizada es la
misma que se ha desplazado dela sacristía al sagrario dela
capilla de la casa parroquial. No se ha detectado la
intervención de terceros.
6.El caso de Sokolka no se opone a la fe de la Iglesia, sino
que la confirma».
El Dr. Sulkowski y la Dra. Sobaniec-Łotowska
“Al principio estaba convencida
de que se trataba de un coágulo”, ha dicho la Dra. Sobaniec-Łotowska.
¡Sin embargo la realidad era
mucho más sorprendente!
Los dos
científicos de Bialystok, que para
sus investigaciones independientes
han utilizado los microscopios
ópticos más modernos y el
microscopio electrónico de
transmisión, han llegado a la misma
conclusión (el Dr. Sulkowski no
sabía que la muestra que estaba
analizando procedía de una
Hostia): la muestra analizada no
era ni un coágulo ni sangre…
era un tejido muscular cardíaco
humano aún vivo. Y, algo aún
más increíble, era un músculo
cardíaco con indicaciones típicas de
la fase extrema anterior a la muerte.
Sin embargo algunas personas, que no sólo nunca
han analizado el material sino que ni siquiera lo han
visto con sus propios ojos, han afirmado que el color
rojo de la Hostia se debe a la prodigiosina, un
pigmento rojo que produce la bacteria Serratia
marcescens. “Obviamente esto es absurdo” han afirmado
los especialistas de Bialystok, debido a que el
material analizado corresponde al músculo cardíaco y no a
una bacteria.
Algunas acusaciones eran
incluso más absurdas, como la que fomentó el grupo de
los llamados “racionalistas” según los cuales el tejido
analizado pertenecía a un hombre asesinado. Los doctores
han reaccionado con una declaración en la que han
expresado “una profunda indignación por el hecho de que
la opinión pública fuera inducida a error debido a hipótesis
pseudocientíficas falsas sobre el fenómeno analizado, sobre
todo por parte de personas que ignoran los detalles
correspondientes al análisis, no han tenido acceso al
material analizado ni a la documentación recopilada y que
a menudo no conocen ni siquiera las técnicas de análisis
aplicadas”.
La redacción del protocolo por parte de los dos
científicos de Bialystok ha durado dos semanas. Cuando la
Curia de Bialystok fue informada de los increíbles
resultados de los análisis, puso en marcha una Comisión
Eclesiástica especial convocada por el Arzobispo el 30 de
marzo de 2009. Su labor consistía en examinar el milagro
desde el punto de vista teológico y en escuchar a todos los
que habían visto la Hostia o habían sido testigos de esos
acontecimientos extraordinarios. La comisión también se
ocupaba de disipar cualquier duda de mistificación y de
constatar que nadie hubiese sustituido a escondidas la
Hostia en el Sagrario. Los representantes de la comisión han
interrogado a todos los testigos y han comprobado la
veracidad de sus testimonios. La labor realizada por la
Comisión Eclesiástica ha dado lugar a la siguiente
declaración: “La Hostia de la que se ha extraído la muestra
para el peritaje es la misma que se ha trasladado de la
sacristía al sagrario de la capilla de la casa parroquial. No se
ha constatado la intervención de personas ajenas”. Algo
que por otro lado también excluyen categóricamente los
dos científicos de Bialystok. No era posible que alguien
hubiese depositado un fragmento de cuerpo humano en
el sagrario. ¿Qué llevaba a pensarlo? Los fragmentos [normales] que
formaban la Hostia estaban íntimamente interconectados
con las fibras del tejido humano, penetraban uno en otro
como si un fragmento de “pan” de repente se hubiera
transformado en “cuerpo”.
No es posible manipular un
acontecimiento de este tipo. Nadie, absolutamente nadie,
habría sido capaz de hacerlo. “Incluso los científicos de la
NASA, que cuentan con las técnicas de análisis más
modernas, no habrían sido capaces de recrear
artificialmente algo parecido”, ha afirmado la Dra.
Sobaniec-Łotowska, añadiendo que este hecho para ella
ha tenido especial importancia.