viernes, 17 de mayo de 2019

ACERCA DEL SUPUESTO MILAGRO EUCARÍSTICO DE SOKÓLKA



Fuente (extracto)

El 12 de octubre de 2008, en la iglesia San Antonio de Sokolka, la  Misa de las 8:30 la celebró un joven vicario, Filip Zdrodowski. Durante la Comunión, a uno de los sacerdotes se le cayó la Hostia. El sacerdote ni siquiera se dio cuenta. Se lo dijo una mujer que estaba arrodillada cuando iba a recibir la Eucaristía. 
El sacerdote se quedó paralizado del susto y pensando que se había ensuciado, la metió en el vasculum, un pequeño recipiente plateado que contiene el agua que utilizan los sacerdotes para lavarse los dedos después de haber dado la Comunión. 
Al final de la Santa Misa, la sacristana, la Madre Julia Dubowska, cogió el vasculum con la Hostia y, para mayor seguridad, la metió en otro recipiente que luego encerró en la caja fuerte donde se guardaban los cálices. 
Una semana después, el domingo 19 de octubre, sobre las 8:00, la monja abrió la caja fuerte, encontró la Hostia prácticamente disuelta pero con extraños coágulos rojos. 
De inmediato convocó a los sacerdotes para mostrar lo que había descubierto. La Hostia se había disuelto prácticamente. Parte de la Hostia estaba unida a ese “extraño coágulo rojo”. 


Entonces el párroco de Sokolka se puso en contacto con la Curia Metropolitana de Bialystok. El Arzobispo Edward Ozorowski junto con el Canciller de la Curia, los sacerdotes y los doctores examinaron la Hostia y, desconcertados, decidieron esperar a que se desarrollaran los acontecimientos y observar. 
El 29 de octubre, el recipiente que contenía la Hostia se llevó a la capilla parroquial y se encerró en el sagrario; al día siguiente, a petición del Arzobispo, el P. Gniedziejko, la depositó sobre un corporal. El corporal se colocó en el sagrario. 
Con el paso del tiempo la Hostia “se fundió” con el corporal y “el coágulo” rojo se secó. Sólo entonces se interrogó a dos científicos de fama mundial y especialistas en anatomía patológica de la Universidad de Medicina de Bialystok. 


La Curia Metropolitana de Bialystok ha dejado esta declaración:   

«1.El 12 de octubre de 2008, una Hostia consagrada se le cayó de las manos al sacerdote mientras daba la Comunión. La recogió y la colocó en un recipiente lleno de agua en el sagrario. Después de la Misa el recipiente que contenía la Hostia se colocó en una caja fuerte que había en la sacristía. 
2. El 19 de octubre de 2008, cuando se abrió la caja fuerte, se pudo ver con claridad una mancha roja en la Hostia que se había caído, que a simple vista dio en seguida la impresión de que era una mancha de sangre.
3.El 29 de octubre de 2008, el recipiente que contenía la Hostia se trasladó al sagrario de la capilla de la casa parroquial. El día después, la Hostia se sacó del agua del recipiente y se colocó en un corporal dentro del sagrario. 
4. El 7 de enero de 2009  la muestra de la Hostia la extrajeron y examinaron por separado dos profesionales de histopatología de la Universidad de Medicina de Bialystok. Ellos han dejado la siguiente declaración común: “La muestra enviada para su examen parece tejido del miocardio. Según nuestra opinión , de todos los tejidos de los organismos vivos, es el que más se le parece”. 


5. La Comisión ha constatado que la Hostia analizada es la misma que se ha desplazado dela sacristía al sagrario dela capilla de la casa parroquial. No se ha detectado la intervención de terceros. 
6.El caso de Sokolka no se opone a la fe de la Iglesia, sino que la confirma».

 El Dr. Sulkowski y la Dra. Sobaniec-Łotowska

“Al principio estaba convencida de que se trataba de un coágulo”, ha dicho la Dra. Sobaniec-Łotowska. ¡Sin embargo la realidad era mucho más sorprendente! 
Los dos científicos de Bialystok, que para sus investigaciones independientes han utilizado los microscopios ópticos más modernos y el microscopio electrónico de transmisión, han llegado a la misma conclusión (el Dr. Sulkowski no sabía que la muestra que estaba analizando procedía de una Hostia): la muestra analizada no era ni un coágulo ni sangre… era un tejido muscular cardíaco humano aún vivo. Y, algo aún más increíble, era un músculo cardíaco con indicaciones típicas de la fase extrema anterior a la muerte. 
Sin embargo algunas personas, que no sólo nunca han analizado el material sino que ni siquiera lo han visto con sus propios ojos, han afirmado que el color rojo de la Hostia se debe a la prodigiosina, un pigmento rojo que produce la bacteria Serratia marcescens. “Obviamente esto es absurdo” han afirmado los especialistas de Bialystok, debido a que el material analizado corresponde al músculo cardíaco y no a una bacteria. 
Algunas acusaciones eran incluso más absurdas, como la que fomentó el grupo de los llamados “racionalistas” según los cuales el tejido analizado pertenecía a un hombre asesinado. Los doctores han reaccionado con una declaración en la que han expresado “una profunda indignación por el hecho de que la opinión pública fuera inducida a error debido a hipótesis pseudocientíficas falsas sobre el fenómeno analizado, sobre todo por parte de personas que ignoran los detalles correspondientes al análisis, no han tenido acceso al material analizado ni a la documentación recopilada y que a menudo no conocen ni siquiera las técnicas de análisis aplicadas”
La redacción del protocolo por parte de los dos científicos de Bialystok ha durado dos semanas. Cuando la Curia de Bialystok fue informada de los increíbles resultados de los análisis, puso en marcha una Comisión Eclesiástica especial convocada por el Arzobispo el 30 de marzo de 2009. Su labor consistía en examinar el milagro desde el punto de vista teológico y en escuchar a todos los que habían visto la Hostia o habían sido testigos de esos acontecimientos extraordinarios. La comisión también se ocupaba de disipar cualquier duda de mistificación y de constatar que nadie hubiese sustituido a escondidas la Hostia en el Sagrario. Los representantes de la comisión han interrogado a todos los testigos y han comprobado la veracidad de sus testimonios. La labor realizada por la Comisión Eclesiástica ha dado lugar a la siguiente declaración: “La Hostia de la que se ha extraído la muestra para el peritaje es la misma que se ha trasladado de la sacristía al sagrario de la capilla de la casa parroquial. No se ha constatado la intervención de personas ajenas”. Algo que por otro lado también excluyen categóricamente los dos científicos de Bialystok. No era posible que alguien hubiese depositado un fragmento de cuerpo humano en el sagrario. ¿Qué llevaba a pensarlo? Los fragmentos [normales] que formaban la Hostia estaban íntimamente interconectados con las fibras del tejido humano, penetraban uno en otro como si un fragmento de “pan” de repente se hubiera transformado en “cuerpo”. 
No es posible manipular un acontecimiento de este tipo. Nadie, absolutamente nadie, habría sido capaz de hacerlo. “Incluso los científicos de la NASA, que cuentan con las técnicas de análisis más modernas, no habrían sido capaces de recrear artificialmente algo parecido”, ha afirmado la Dra. Sobaniec-Łotowska, añadiendo que este hecho para ella ha tenido especial importancia.