FUENTE: Le
Sel de la terre N° 90, otoño 2014, págs. 190-192
MONSEÑOR
LEFEBVRE Y EL UNA CUM
En el canon de la misa, el
sacerdote comienza orando por la Iglesia:
“In primis quæ tibi offerimus pro Ecclesia tua sancta
catholica: quam pacificare, custodire, adunare, et regere digneris toto orbe
terrarum: una cum famulo tuo Papa nostro N. [los cuales te ofrecemos,
primero, por tu Santa Iglesia católica, para que te dignes pacificarla,
protegerla, mantenerla unida y gobernarla por toda la redondez de la tierra,
juntamente con tu siervo, nuestro Papa N.)”.
En Le Sel de la terre 37 (pág. 240), Dominicus publicó una
“Disputatio respecto al “una cum” para explicar y defender el verdadero sentido
de esta oración. Les ofrecemos aquí las explicaciones de Mons. Lefebvre,
sacadas de una de sus conferencias en el retiro predicado a las religiosas de
Saint-Michel-en-Brenne, el 1 de abril de 1989.
A estas afirmaciones de Mons.
Lefebvre podemos añadir el parecer de Santo Tomás de Aquino. En su comentario a
las oraciones de la misa (III, q. 83, a. 4), escribe:
“Deinde sacerdos secreto commemorat, primo
quidem, illos pro quibus hoc sacrificium offertur, scilicet pro universali
Ecclesia, ET PRO his qui “in sublimitate sunt constituti” (I Tim. 2, 2) ; et specialiter quosdam qui offerunt
vel pro quibus offertur” [el sacerdote, en voz baja, conmemora aquellos por
quienes este sacrificio es ofrecido, es decir por la Iglesia universal, Y POR
aquellos que, según san Pablo “son establecidos en dignidad”, y especialmente
aquellos que ofrecen o por quienes se ofrece.]
Así, para Santo Tomás de
Aquino, “una cum”, en esta oración, es equivalente a “et pro (y por)”.
Le Sel de la Terre
***
Dom Guillou
repasa todas las oraciones del Canon romano. Las repasa unas después de otras y
muestra la diferencia. Él da traducciones, muy buenas traducciones. […] Por
ejemplo, para […] este famoso UNA
CUM de los sedevacantistas.
“-Dice usted una cum? ¡Dice una cum en el canon de la misa! Entonces no
podemos rezar junto a ustedes, ustedes no nos católicos, ustedes no son esto,
ustedes no son lo otro…”
¡Ridículo!,
¡ridículo!... porque ellos [los sedevacantistas] pretenden que cuando se dice una cum Summo Pontifice, con el
papa; entonces usted se adhiere a todo lo que el papa dice. Es ridículo. Este
no es en absoluto el sentido de la oración.
Te igitur
clementissime Pater, es entonces la primera oración del Canon. He aquí como la
traduce Dom Guillou, una traducción muy exacta […]: A Ti, ¡Padre clementísimo!, por
Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, humildemente rogamos y pedimos que aceptes y
bendigas estos dones, estas ofrendas, estos santos y puros sacrificios; los
cuales te ofrecemos primeramente por tu Santa Iglesia católica, para que te
dignes pacificarla, protegerla, mantenerla unida y gobernarla por toda la
redondez de la tierra, y con ella, tu siervo nuestro Santo Padre el Papa N…
No se dice
en esta oración que nosotros nos adherimos a todas las ideas que el Papa puede
tener o todas las cosas que puede hacer. ¡Con ella, tu siervo nuestro Santo
Padre el Papa, nuestro Obispo y todos aquellos que tienen el culto de la fe
ortodoxa católica y apostólica!
Entonces,
justamente en la medida en la que, eventualmente, desgraciadamente, los papas
[…] serían deficientes en la fe ortodoxa, católica y apostólica; pues buen,
nosotros no estamos en unión con ellos, nosotros no estamos con ellos por
supuesto. ¡Nosotros rezamos por el Papa y todos aquellos que tienen el culto de
la fe ortodoxa católica y apostólica!
Entonces él
tenía (Dom Guillou) una pequeña nota a este respecto, para aclarar un poquito,
justamente:
“En la
traducción oficial, basada en un estudio crítico de Don Batte, el UNA CUM o “en
unión con” de los sedevacantistas de todos los matices no equivale más que a la
conjunción “y” reforzada, sea por la necesidad de retomar la frase, sea para
corresponder al estilo solemne del canon romano. De todas maneras, todo
católico permanece siempre en unión con el Papa en la esfera precisa donde se
ejerce la asistencia divina, infalibilidad confirmada por el hecho de que tan
pronto como hay una diferencia de la tradición dogmática, el discurso papal se
enreda en contradicciones.
Recojamos el buen grano, sabiendo que por el resto es más necesario que nunca pedir a Dios, con las muy antiguas Letanías Mayores, que sean “conservados en la santa religión” las “ordenes eclesiásticas” y el mismo “Señor Apostólico” (es decir el papa): Ut dominum apostolicum et omnes ecclesiasticos ordines in sancta religione conservare digneris, te rogamus, audi nos”.
Esta es una
de las peticiones de las letanías de los Santos. Pedimos conservar el papa en la
verdadera religión. Nosotros pedimos eso en las letanías de los Santos. Lo
que prueba que algunas veces puede suceder, que desgraciadamente tal vez sucede
qué hay vacilaciones, pasos en falso, hay errores que son posibles.
Hemos creído
demasiado fácilmente desde el Concilio Vaticano Primero, que toda palabra que
sale de la boca del Papa es infalible. ¡Nunca se dijo tal cosa en el Vaticano
I! Jamás el Concilio dijo una cosa semejante. Son necesarias condiciones muy
precisas por la infalibilidad; condiciones muy, muy precisas. La mejor prueba
es que durante el concilio, el mismo Papa Paulo VI dijo “No hay nada en este
concilio que esté bajo el signo de la infalibilidad”. Entonces está claro, ¡El
mismo lo dijo! Lo dijo explícitamente.
Entonces no
hay que permanecer con esta idea que es FALSA, que un cierto número de
católicos mal instruidos, mal enseñados, creen. Entonces, evidentemente, no
comprenden, están completamente desesperados, no saben a qué atenerse.
Hay que
conservar la fe católica tal y como la Iglesia la enseña…