ROMILDA FERRAUTO, desde Roma, 03/05/2017
La perspectiva de un acuerdo entre el Vaticano y la
fraternidad tradicionalista fundada en 1980 (sic) por Mons. Lefebvre jamás
había estado tan cerca. Un expediente del cual el papa Francisco se ocupa
personalmente y del cual Romilda Ferrauto, exredactora en jefe de la sección francófona
de Radio Vaticano, analiza los alcances para La Vie.
Una solución está cerca. En Roma, ya casi nadie lo
duda: después de décadas de ruptura y de interrupciones, la FSSPX debería pronto
entrar en el seno de Roma. Mons. Guido Pozzo, secretario de la Comisión
pontifical Ecclesia Dei, encargado de dialogar con ella, lo confirma sin dudar a
La Vie. Además, en otras entrevistas
recientes, él ya había indicado se encaminaban hacia una reconciliación “en un futuro cercano”.
Otra
confirmación: el proyecto de regularización canónica de la FSSPX se realizará fácilmente por la creación de una
Prelatura personal. Esta figura jurídica extremadamente flexible no había sido
aplicada hasta hoy más que al Opus Dei. La Prelatura personal, que forma parte
de la estructura jerárquica de la Iglesia, sin estar circunscrita a un
territorio, como las diócesis, permite la realización de cargas pastorales
particulares. Claramente esta es “una
buena solución”.
Mientras
que todas las tentativas de conciliación lanzadas por los papas, desde Paulo VI hasta
Benedicto XVI, fracasaron, se avanza a grandes pasos hacia el final de la
última “fractura” hasta ahora de la Iglesia católica. Un anuncio del acuerdo el
13 de mayo próximo, durante el viaje del papa Francisco a Fátima, es una
hipótesis factible, según el periodista italiano Francesco Grana, autor de un
reciente artículo que alertó a numerosas redacciones. Una fecha que Mons.
Pozzo, al contrario, no confirma: “Yo
siempre he dicho que no hemos definido un plazo temporal preciso”,
responde. Francesco Grana, por su parte, quiere creerlo: “Porque la FSSPX tiene una gran devoción por Nuestra Señora de Fátima.
Y porque eso sería un hermoso gesto, un hermoso regalo…”
El
papa a la maniobra
Joven, dinámico y bien informado, Francesco Grana
dirige Il Faro di Roma (“el faro de
Roma”), un periódico on line, en italiano y español, “que se esfuerza en llevar al mundo la mirada del papa Francisco” y
que se consolida día tras día. “Nosotros
estamos con Francisco”, tiende a añadir con convicción,
una precisión vuelta casi necesaria mientras que la división no cesa de
acentuarse, en el panorama mediático romano, entre los detractores y defensores
del pontífice argentino. Sin embargo Francesco Grana no niega que el Santo
Padre podría optar por diferir el anuncio unas pocas semanas para no eclipsar
los otros aspectos destacados de su viaje a Fátima. Pero él está absolutamente
seguro y cierto: el anuncio vendrá antes del verano [invierno en el hemisferio Sur. Nota de NP] 2017 pues el papa Francisco
tiene prisa de cerrar este expediente. “Todo
está en sus manos. Cuando en el Vaticano todo va muy rápido, esto quiere decir que
es el mismo Bergoglio quien lo quiere”, afirma este fino conocedor y
admirador del papa.
Y pensar que las cosas se iniciaron
mal
cuando, después del fracaso de las discusiones doctrinales llevadas a cabo bajo
el pontificado de Benedicto XVI, Mons. Bernard Fellay, Superior general de la
FSSPX, tuvo palabras muy duras respecto al “nuevo
papa modernista”, a quien acusó de promover un relativismo peligros y de
sostener declaraciones “no verdaderamente
católicas”. “Pero de hecho las
discusiones continuaron tras bastidores”, nota Francesco Grana, y esto se dio
a conocer cuando, con ocasión del Jubileo de la Misericordia, el papa Francisco
dio la sorpresa al conceder a los sacerdotes lefebvristas la facultad de absolver lícitamente los pecados a los fieles durante la confesión. Más
recientemente, ha tenido un gesto todavía más significativo: él validó, bajo
ciertas condiciones, la celebración de los matrimonios por los sacerdotes de
esta comunidad tradicionalista. “En el
fondo, la unidad ya ha sido restablecida”, estima la prensa italiana.
El enfoque pastoral más eficaz que
las discusiones doctrinales
Los
vaticanistas más expertos reconocen, por cierto, que el cisma lefebvrista refleja
también una singularidad francesa y tienen dificultades a veces para tomar su
medida. Pero lo que más les llama la atención, en el fondo, es que este papa
venido de lejos, puesto en el index por los conservadores, pueda lograr lo que
el papa teólogo Benedicto XVI no pudo. La situación es paradójica. “Para hacerlo simple, comenta Francesco
Grana, se puede decir que el enfoque
pastoral se revela finalmente más eficaz que el enfoque doctrinal. El papa
Francisco dijo una vez, bromeando, que a los teólogos habría que enviarlos a
una isla desierta”.
De hecho, si no niega la
importancia de los estudios teológicos, este papa privilegia
los gestos concretos, y quiere ir muy rápido sin titubear. La unidad teológica
vendrá más adelante. Él actuó de la misma manera respecto a los luteranos, en
ocasión del quinto centenario de la Reforma, o también respecto al patriarca de
Moscú con quien se reunió en Cuba. En este caso preciso, la plena comunión
deberá ser restablecida sin esperar que la situación sea completamente
satisfactoria. Si creemos al sitio Vatican
Insider, reputado como cercano a la Santa Sede, Roma no pedirá a los
miembros de la FSSPX más que lo absolutamente necesario para ser católico: la
profesión de fe, el reconocimiento de la validez de los sacramentos celebrados
según la liturgia posconciliar y la obediencia al papa.
¿Un
acuerdo sin condiciones?
La crisis se desarrolló sobre una base de oposición
no solamente a la reforma litúrgica, sino al concilio Vaticano II en su
conjunto. ¿Entonces esto quiere decir que se renuncia a exigir de la FSSPX que
acepte previamente las cctas del concilio? Mons. Pozzo responde que “la pregunta está mal planteada”. “La
autoridad del concilio, que por otra parte no promulgó ningún dogma nuevo,
nunca ha estado en discusión con la FSSPX”, afirmó el secretario de la
Comisión Ecclesia Dei. El problema es la justa interpretación de ciertas de sus
enseñanzas y orientaciones. De todas maneras, “la profundización y la clarificación de las formulaciones y
expresiones contenidas en ciertos documentos conciliares que plantean
dificultad a la FSSPX, podrá y deberá continuar después de la regularización
canónica”, agregó.
A
este respecto, podemos señalar que la FSSPX ha anunciado su intención de señalar un cierto número de ambigüedades,
entre las cuales está la doble hermenéutica, o dicho de otro modo la doble clave de
lectura, del concilio desde el inicio: la de la renovación en continuidad con la
Tradición y la de ruptura con la Tradición. Ahora bien, en dos discursos
memorables, Benedicto XVI admitió la existencia de una crisis vinculada al
concilio Vaticano II y atribuyó la responsabilidad a un concilio virtual que
habría sustituido al concilio real. El concilio virtual, según el papa emérito,
habría alterado las intenciones de los padres conciliares. Así, “lejos de presentar algún peligro para la
Iglesia”, asegura Mons. Pozzo, la reflexión doctrinal que deberá seguir a
la regularización canónica de la FSSPX “representará
al contrario una gran oportunidad de alcanzar una mejor comprensión y una
aplicación más auténtica del espíritu de los Padres del concilio”.
Por
otra parte, la constitución de una Prelatura personal permitirá a la FSSPX conservar la autonomía
necesaria para ejercer sus actividades apostólicas y pastorales. “Es una Sociedad de vida apostólica clerical
que obra en diferentes países y regiones”, recuerda Mons. Pozzo. “Ella conserva las tradiciones
disciplinarias y teológicas anteriores a las reformas del concilio Vaticano II,
de dónde la necesidad de una estructura adecuada”. De la misma manera,
Benedicto XVI erigió un ordinariato personal para los anglicanos deseosos de
entrar en la comunión católica, conservando sus tradiciones espirituales,
litúrgicas y pastorales, compatibles con la doctrina de la Iglesia católica.
En síntesis: la plena comunión de la FSSPX con la Iglesia de Roma parece definitivamente inminente. Estrategia bien orquestada
o simple ironía del destino, al concluir un acuerdo canónico con los
tradicionalistas -señala Francesco Grana de manera divertida- “el papa que molesta por sus elecciones de
vida, ganará puntos frente a los conservadores y a los nostálgicos del pasado. Hará
callar a quienes lo acusan de acercarse al protestantismo y querer provocar un
cisma en la Iglesia católica”
En la espera, otro cisma podría producirse en el seno mismo del campo integrista, presa de profundas divisiones. Pero ese es otro asunto.
En la espera, otro cisma podría producirse en el seno mismo del campo integrista, presa de profundas divisiones. Pero ese es otro asunto.