FSSPX USA: Las últimas noticias de Roma concernientes a las disposiciones relativas a nuestros
matrimonios. ¿Qué significa esto para la Fraternidad y cómo nos afectará en la
práctica?
Mons.
Fellay: Permítame recordar el contexto. El contexto es
que, durante años, una especie de jurisprudencia fue establecida por la Iglesia
oficial, por Roma, que afirma que nuestros matrimonios serían inválidos. Desde
luego, tenemos suficientes elementos en la Ley Canónica para probar que este no
es el caso. Pero sin embargo, la gente que quiere romper -por decirlo así- su
matrimonio, tiene una puerta fácil con esta estipulación. Y así durante años he
intentado ver con Roma lo que puede hacerse para bloquear esta situación
irreal e injusta. Finalmente, después de diferentes ideas a través de los años
-he estado discutiendo esto durante casi 10 años- y es ciertamente una
iniciativa del Santo Padre- vino la idea de decirle a los obispos: ¿Por qué no
reconocer esta situación como católica y darles por lo tanto delegación? Este
es realmente el contexto. [Mons. Fellay omite esta parte del "contexto": "Mientras las
autoridades romanas actuales estén imbuidas del ecumenismo y del modernismo y
que el conjunto de sus precisiones y el nuevo derecho canónico estén
influenciados por estos falsos principios, será preciso instituir autoridades
de suplencia, guardando fielmente los principios católicos de la Tradición
católica y del Derecho canónico. Es el único medio de permanecer fieles a
Nuestro Señor Jesucristo, a los Apóstoles y al depósito de la fe transmitida a
sus sucesores que permanecieron fieles hasta el Vaticano II. Por lo que hace al
problema de las comisiones, que hacen en cierta medida suplencia a la defección
de las Congregaciones romanas dirigidas por prelados imbuidos de los principios
revolucionarios del concilio, me parece que habría que comenzar muy
modestamente, según las necesidades que se presenten, y ofrecer esta
institución como un servicio para ayudar a los sacerdotes en su ministerio y a
las religiosas para los casos difíciles de resolver, o para las resoluciones
que reclaman un poder episcopal de suplencia" (Mons. Lefebvre,
carta de 15-1-91 al Superior General citada en la Ordenanzas de la FSSPX).] Ahora
bien, como muchos documentos, debe leerse entre líneas. Yo creo que el
propósito está en el segundo párrafo que dice a los obispos: los sacerdotes de
la Fraternidad, a pesar que la Iglesia los etiqueta como irregulares, son
capaces de recibir la delegación necesaria para bendecir o recibir el
consentimiento en el matrimonio. Entonces creo que debe leerse como un nuevo
paso hacia la Fraternidad [Es decir que con esto no son los tradicionalistas los que se mueven hacia Roma apostata, sino que es Roma liberal y modernista la que se mueve hacia el tradicionalismo. (!!!). Como si el pez chico dijera en el estómago del grande: "no es que tú me tengas a mí, soy yo el que te tengo a ti"], de hecho; esto es como un paso en tratar de tener a la
Fraternidad “en el bolsillo”; no, por el contrario, sino para reconocer que lo que
hacemos es católico y decirle a los obispo: “ustedes pueden dar la delegación
incluso a estos sacerdotes” ["Optimismo ingenuo" grave, en el mejor de los casos]. Y otra
cosa muy interesante: ... dicen que incluso en ese caso, si los sacerdotes diocesanos serán
delegados para recibir el consentimiento, sin embargo la Misa será celebrada
por un sacerdote de la Fraternidad. Entonces el hecho de que hay una
declaración clara de que el sacerdote de la Fraternidad celebrará la Misa es de
nuevo otro nuevo paso en la buena dirección, diciendo que estos sacerdotes no
sólo pueden sino que dirán la Misa. Y obviamente en la manera correcta, sin
ninguna irregularidad. [¡Gracias, anticristos romanos, por reconocer que tenemos derecho a decir la Misa!] Entonces
tenemos de alguna manera una cierta contradicción en el texto. ... Debe
ser entendido de tal manera que, primero, Roma quiere afirmar que nosotros, a
sus ojos, no estamos completamente en orden canónico. Ellos quieren hacer esa afirmación.
Pero a pesar de eso: “trátenlos normalmente como si no hubiera desorden”. Eso
es lo interesante. [¡Gracias, de nuevo, herejes romanos, por disponer que seamos tratarnos como si no viviéramos en el desorden!] Ciertamente,
hay diferentes manera de mirar a este texto; puede haber una manera positiva o
pesimista. Pero, viendo al Santo Padre, considerando cómo el Papa Francisco nos
trata desde hace tiempo, está muy claro que este es un paso benevolente hacia
nosotros; no una trampa, no un mal truco o un ardid. No: es una voluntad de que
nos traten correctamente en todos los niveles. [¡Gracias papa Francisco, porque aunque te esfuerzas por destruir todo lo que todavía queda en pie en la Iglesia, aunque barres con los restos de la fe y de la moral verdaderas; con nosotros, al menos, eres benévolo y perfectamente honesto! Maravilla: eres el árbol malo dando frutos buenos sólo para la FSSPX. Como si Mons. Lefebvre nunca hubiera dicho esto: "Han renunciado a su posibilidad de oponerse a Roma. Ellos deben permanecer silenciosos debido a los favores que se les han otorgado. Entonces, ellos comienzan a deslizarse siempre tan lentamente hasta que terminan admitiendo los errores del Vaticano II. Es una situación muy peligrosa. Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas (...) se sometan a Roma” (Mons. Lefebvre, Fideliter N°79, enero 1991, poco antes de su muerte en marzo de 1991) ¿Exageraciones o pesimismo de Mons. lefebvre? Hay que elegir entre creer a Mons. lefebvre o creer a Mons. Fellay]
FSSPX USA: Excelencia, usted habló de una posible
contradicción en el texto o incluso diferentes formas de leerlo entre líneas.
Algunos fieles que asisten a las misas de la Fraternidad tal vez tengan una
interpretación diferente, esperando que ahora deben aceptar a sacerdotes de la
diócesis para recibir sus votos. Y algunos de ellos se sienten incómodos con la
idea de que el sacerdote diocesano, por ejemplo, venga a una capilla de la
Fraternidad a recibir sus votos. ¿Qué le diría a aquellos que esperan o piensan
que esta provisión de Roma es simplemente otro obstáculo para los fieles para
casarse con sacerdotes de la Fraternidad?
Mons. Fellay: Creo que cuando vamos a la situación
práctica, es difícil ver de antemano. Intentaremos tratar con los obispos; trataremos
de sacarle el mejor partido al texto. Ya tenemos ahora mismo ejemplos de
obispos, especialmente en Argentina, el país del Papa, donde el obispo
simplemente otorgó la delegación a nuestros sacerdotes. Punto. Y esperamos que
esta será la situación general. La correcta interpretación del texto. ["Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas (...) se sometan a Roma”] Esto
no excluye una situación donde, digamos, un obispo se mostrará obstinado e
insistirá en imponer un sacerdote. Entonces nosotros tenemos que ver la
situación concreta. Definitivamente, como es un matrimonio de nuestros fieles,
ellos tienen su voz. Y es por eso que yo leo de esta manera el texto que habla
de “en una imposibilidad del plan A, ir al plan B”, que es dar directamente la
delegación a los sacerdotes de la Fraternidad. Entonces,
si hay casos donde nos sentimos incómodos, debemos decirlo. Y eso incluso está
en el texto. Probablemente tendremos aquí y allá algunas dificultades, pero
tienen solución. [Un calmante de palabras vagas y optimistas... sin relación alguna con el "sí sí no no" de Cristo.]
SSPX USA: Ya que el documento menciona la posibilidad de que
los ordinarios locales dén directamente la delegación a la Fraternidad, y
usted ha mencionado posibles ejemplos que ya existen, ¿cómo los sacerdotes de
la Fraternidad intentarán obtener esta delegación? ¿Depende de los sacerdotes
individuales, priores locales, Superiores de Distrito, la Casa general? ¿Nos
puede aclarar cómo va a funcionar esto?
Mons. Fellay: Nosotros indicaremos a los diferentes Distritos
el modo, la manera de tratarlo. Podemos tener diferentes escenarios. En
general, como yo digo, intentaremos no tratar esto caso por caso, sino tener
políticas generales con los obispos. Y esto significaría que habría contactos con el Superior del Distrito. [“Muchos de los que nos han abandonado para unirse a Roma (conciliar) no comprendieron justamente lo que es el liberalismo y cómo las autoridades romanas, desde el concilio Vaticano II, están infestadas de estos errores. Si lo hubieran comprendido, hubieran huido, la hubieran evitado, se hubieran quedado con nosotros. Pero ellos no quieren creer en estos errores ¡Es grave! Porque al acercarse a estas autoridades, uno se contamina forzosamente. Estas autoridades están imbuidas (…) de los principios del liberalismo: necesariamente, ellas actúan de conformidad con su manera de pensar. Por consiguiente, cuando ellas comienzan a tener relaciones con nosotros, ellas imponen estas ideas, puesto que son las autoridades. Son las autoridades, nosotros somos los inferiores, entonces ellas nos impondrán sus ideas. Mientras ellas no se deshagan de estos errores, del liberalismo y del modernismo, no habrá medio de entenderse con ellas.” (Mons. Lefebvre en una conferencia a sus seminaristas en septiembre de 1988)]
FSSPX USA: Hablando de políticas generales, en el documento
emitido por la Casa general, hubo una indicación de que habría directrices para
toda la Fraternidad. ¿Es prematuro comentar estas directrices o ya se ha discutido
acerca de ellas?
Mons. Fellay: Creo que es muy pronto. También debemos
ver cómo este texto de Roma será recibido a nivel local. Y nosotros todavía no
tenemos las respuestas. Pero pueden imaginarse fácilmente que, con este texto,
la mayoría de los obispos no se molestarán pues se trata de una apertura hacia
nosotros. Y ellos simplemente lo concederán. ["Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas (...) se sometan a Roma”]
FSSPX USA: ¿Cómo trataríamos con la cuestión del matrimonio en
lugares donde, por ejemplo, el obispo no quiera colaborar? ¿Hay un riesgo de
tener ciertos países o diócesis donde los obispos concederán la delegación y
otros no?
Mons. Fellay: Hablando estrictamente, podríamos
esperar eso. Es posible, digamos, que los obispos se opongan a la disposición
del Papa. Lo sabemos. Y no temo porque [en se caso] nosotros regresamos a la presente
situación, prevista por el Derecho Canónico, que dice que, si hay una grave
dificultad, o en latín, grave incommodum,
los dos futuros esposos pueden proceder. Y ellos deben tener, para esa
situación, testigos, y si un sacerdote está disponible, el sacerdote.
FSSPX: También,
desde la perspectiva de los que quieren contraer matrimonio, ¿espera usted una
especie de “prueba” para los esposos que hemos preparado para el matrimonio?
¿No sería extraño para un sacerdote que no tuvo papel en la preparación de los
esposos el ser testigo de sus votos e incluso no tener idea si están adecuadamente
preparados?
Mons.
Fellay: De nuevo, yo creo que el texto prevé que nosotros preparamos,
hacemos las pruebas, y el sacerdote local está allí solamente para la
ceremonia, como poniendo el sello a una realidad que es toda nuestra [toda, salvo el rito esencial de la recepción del consentimiento...]
FSSPX
USA: Usted contestó esto hace poco, pero tal vez podría explicarlo.
Usted parece interpretar esto más como un paso hacia la regularización o por lo
menos de la buena voluntad de Roma que interpretar estos gestos como una
especie de trampa para abstenernos de hacer la obra que hemos estado haciendo.
¿Puede comentar un poco más sobre esta dicotomía?
Mons. Fellay: Creo que este no es
el primer paso que va en esa dirección. Dije que he estado discutiendo acerca
de esta cuestión por 10 años. Yo hablo acerca de otros problemas que podrían
requerir una intervención de Roma, de la más alta autoridad; los actos
católicos que establecemos y que serían reconocidos por Roma. Y yo veo que esto
está sucediendo a diferentes niveles. Entre más avanzamos, más intensa es esta
práctica común. Esto
significa que, a pesar de que hay ciertas declaraciones de que nosotros somos
irregulares, cada vez más y más somos tratados [por los anormales] como si las cosas fueran
normales. En los años recientes, todos escucharon acerca del poder de confesar
en todo el mundo, en todas partes. Y siendo no sólo válidas, sino lícitas; esto
es, todos pueden, sin problemas de conciencia, venir con los sacerdotes de la
Fraternidad. Ese es un ejemplo. Otro
ejemplo son las ordenaciones. El año pasado, recibí una carta de Roma
diciéndome: “Usted puede ordenar libremente a sus sacerdotes sin el permiso del
ordinario local”. Entonces, si yo puedo ordenar libremente, eso significa que la
ordenación es reconocida por la Iglesia, no solo como válida sino en orden. Si
yo puedo hacerlo libremente, está claro que esto ya está reconocido y aceptado.
Entonces este es otro paso más en esta aceptación de que somos “católicos normales”
a pesar de esta sensación subyacente de que todavía no estamos completamente en
orden. Cada vez más, esto está pasando y no es el primer paso. Francamente, no
veo ninguna voluntad para interferir o asumir el control, sino simplemente el
reconocimiento de que lo que hacemos es católico. [Luego, Mons. lefebvre estuvo equivocado; se engañó y nos engañó. Una vez más la cita: "Tales concesiones de Roma tienen como único objetivo conseguir que los Tradicionalistas (...) se sometan a Roma”]
FSSPX
USA: Para cambiar de tema un poco, aunque supongo que está
relacionado indirectamente, falta poco más de un año hasta el próximo Capítulo
General de la Fraternidad. ¿Puede usted decir algo acerca de qué preparativos
están en marcha y qué significa para la Fraternidad; o es quizá demasiado
temprano?
Mons. Fellay: El Capítulo sucederá, sea que todo avance o
esté de la manera que estamos ahora. En cualquier caso, incluso si somos
reconocidos antes, eso implicará un Capítulo General de acuerdo a nuestras
políticas internas. Entonces si sucede antes, o en ese momento, en cualquier
caso será la ocasión para que examinar nuestra fidelidad a nuestros estatutos,
cuan rigurosamente los cumplimos, cuáles son las fallas, cuáles son los puntos
que necesitan mejoras, cuáles son las nuevas cuestiones y nuevos problemas. Supongo que,
con este nuevo posible reconocimiento por parte de Roma, esta voluntad, cuando
ocurra, suscitará una serie de nuevas cuestiones, de nuevas situaciones. Ciertamente ya
reflexionamos sobre ellos ahora, pero tendremos que ponerlos en directrices o
políticas para toda la Fraternidad. En cualquier caso, yo creo que será un
Capítulo importante y lo estamos preparando, definitivamente. Un año no es
demasiado para prepararlo.
FSSPX USA: Excelencia, hablando de otra cuestión más
universal, Amoris Laetitia ha
generado una tremenda cantidad de confusión y controversia desde que fue
emitida el año pasado. Por un lado, uno puede decir que es alentador ver que algunos
se despiertan a la crisis en la Iglesia; por otro lado, los resultados
pastorales de ese documento son realmente devastadores. Hay algunos que afirman
que la Fraternidad ha sido demasiado suave en su crítica a Amoris Laetitia. ¿Cuáles son sus pensamientos acerca de este
documento y la controversia que se engendra?
Mons. Fellay: En ese tiempo, yo le escribí al Papa
Francisco, y nosotros preparamos un texto para despertar a los cardenales, una
carta de nuestros tres obispos. Pero, no diré “desafortunadamente” -esa no
sería la palabra correcta- cuatro cardenales tomaron la iniciativa justo
antes de que nosotros enviáramos la carta. Ese es el por qué no hubo mucho
ruido acerca de esto porque ya estaba hecho. Entonces nuestra carta se quedó en
un cajón. [¿Y por qué se mantiene en secreto? Respuesta obvia: porque podría dañar el acuerdo] De
hecho, ciertamente estamos haciendo todo lo que podemos con los que levantan su
voz [¡salvo levantar varonil y claramente la propia voz!] Creo que es importante que la gente se dé cuenta que nosotros ya no somos
los únicos que se quejan, que denuncian, que atacan situaciones malas que están
dañando a las almas. Esta puede ser una de las razones de por qué, aquí y allá,
yo no hablo inmediatamente, dejando que su voz aparezca y no mezclando la mía con
la suya. [¡Muy noble de su parte, Monseñor! Pues sepa que el pastor que calla es un mercenario que huye y deja abandonadas a las ovejas. Y es mucho peor el que no sólo calla, sino que ¡pone a las ovejas en las garras de los lobos conciliares en cuanto a los matrimonios!] Porque comúnmente, cuando lo hacemos, ellos son descalificados porque
esta tendencia a descalificarnos en la Iglesia moderna todavía está muy
presente. Y así, dejando oír su voz, para toda la Iglesia, es probablemente
mejor. Y todos de cualquier manera saben lo que pensamos y cuáles son nuestras
posiciones. Esto no ha cambiado [!!!] y todo mundo lo sabe. Así
que mientras que haya voces en la Iglesia que hablen en la dirección correcta, decir
que un día u otro hablé más suavemente, no cambia nada en el panorama general,
en el gran combate que todavía está allí. Esto
es muy, muy claro. Y esto absolutamente no significa que nosotros hemos bajado
nuestra voz, por política, para no arriesgar un posible acuerdo -que no es la
palabra correcta- o un reconocimiento canónico, simplemente no es verdad. Si
alguien se tomara el cuidado de revisar todo lo que he escrito y dicho, dirían
que simplemente yo continúo. Todavía somos los mismos. [Increíble ceguera, en el mejor de los casos...] Y
yo insisto en Roma en cuanto a decir que así somos y no vamos a cambiar. Podemos ser
un poquito menos controversiales en atacar a las personas. Pero nuestra razón
no sería solo una ganancia personal. Lo que buscamos es el camino más eficiente
para beneficiar a toda la Iglesia. Algunas veces se gana más dando un simple
argumento que ladrándolo. Se deben ver los casos. Todavía estamos en combate,
lo sabemos, y definitivamente no está terminado. ["No debemos dudar ni un minuto. Los que nos están traicionando… dicen que hay que ser caritativos, tener buenos sentimientos, que hay que evitar las divisiones. Dan la mano a los que destruyen la Iglesia, a los que tienen ideas modernistas y liberales, aunque están condenadas por la Iglesia. Hacen el trabajo del diablo. Se encuentran en una vía sin salida porque no se puede dar la mano a los modernistas y al mismo tiempo guardar la Tradición. Fue eso lo que mató a la Cristiandad de Europa. Son los liberales los que han permitido que se instale la Revolución, precisamente porque ellos han tendido la mano a los que no tenían sus principios. Hay que elegir. Nosotros hemos elegido ser contra-revolucionarios, [estar] en contra de los errores modernos, estar en la Verdad Católica y defenderla. Este combate entre la Iglesia y los liberales modernistas es el combate en el cual nos encontramos a raíz del Concilio Vaticano II. Cuanto más se analizan los documentos del Vaticano II y la interpretación que le dieron las autoridades de la Iglesia, más uno se da cuenta que no se trata sólo de algunos errores… sino, en realidad, de una perversión del espíritu. Es una concepción totalmente diferente de la Revelación, de la Fe y de la Filosofía, es una perversión total. No tenemos nada que hacer con estas gentes, pues no tenemos nada en común con ellos. El combate que libramos es el de Nuestro Señor, continuado por la Iglesia. No lo podemos dudar: o estamos con la Iglesia o estamos contra Ella; no estamos con esta Iglesia conciliar que cada vez tiene menos en común con la Iglesia Católica”. (Conferencia dada por Mons. Lefebvre en 1990, pocos meses antes de su muerte, citada acá)]