Extracto
del libro de Gilad Atzmon « Quel Juif Errant ?
(The
Wondering Who) ed.KontreKulture
El profesor Yeshayahu Leibowitz, un filósofo nacido en
Letonia, de la Universidad hebraica, fue probablemente el primero en sugerir
que el holocausto se había convertido en la nueva religión judía. El filósofo
israelita Adi Ophir ha señalado también que, lejos de ser simplemente una narración
histórica, “el holocausto” contiene numerosos elementos religiosos
fundamentales. Tiene sus sacerdotes (por ejemplo Simon Wiesenthal, Elie Wiesel,
Deborah Lipstadt) y sus profetas (Shimon Peres, Benyamin Netanyahu, que son los
que advierten contra el judeocidio iraní por venir). Tiene sus mandamientos,
sus dogmas (por ejemplo “nunca jamás”) y sus rituales (días del recuerdo,
peregrinaciones a Auschwitz, etc). Hay un orden simbólico y esotérico
establecidos (por ejemplo los kapos, las cámaras de gas, chimeneas, cenizas,
los campos de prisioneros, etc). También se cuenta con un templo, Yad Vashem,
altares (los museos del holocausto) en las grandes ciudades del mundo entero.
La religión del holocausto está sostenida por enormes recursos financieros mundiales,
lo que Norman Finkelstein llama “la industria del holocausto” así como
instituciones como el Holocaust Education Trust.
Necesité muchos años para comprender que el holocausto, la
creencia central de la fe judía contemporánea, no era una narración histórica, porque las narraciones históricas no tienen
necesidad de la protección de la ley y de los políticos. En cierto momento,
se le dio a un capítulo de la historia de la humanidad, un estatus excepcional
de meta-historia. Su “factualidad” ha sido sellada por leyes draconianas y su
análisis asegurado por instituciones sociales y políticas.
La religión del
holocausto es judeo-céntrica hasta la médula. Ella define la razón de ser judío.
Para los judíos sionistas, ella significa un decaimiento total de la diáspora y
ella considera al Goy como un asesino potencial irracional. Esta nueva religión
judía predica la venganza. Ella podría ser la más siniestra religión conocida
del hombre: en nombre del sufrimiento judío, da permiso de matar, arrasar,
aniquilar, saquear, de proceder a limpiezas étnicas.Ella ha hecho de la
venganza un valor occidental aceptable.
Los que critican la noción de “religión
del holocausto” han subrayado que, si bien la veneración del holocausto tiene
muchas características de una religión organizada, no ha creado una divinidad
exterior para adorar. Estoy totalmente de acuerdo: la religión del holocausto
encarna la esencia de la visión del mundo democrático y liberal. Ella propone
una nueva forma de culto, transformar el amor de sí mismo en una creencia
dogmática en la cual el fiel practicante se adora a sí mismo. En la nueva religión, en lugar del viejo
“Yahvé” es “el Judío” a quienes los judíos adoran: un valiente y espiritual
sobreviviente del genocidio supremo que emergió de las cenizas y dio un paso
hacia adelante listo para un nuevo comienzo.
En cierta medida, la religión del holocausto es la señal de
la salida final judía del monoteísmo, pues cada judío o judía es potencialmente
un dios o una diosa. Abe Foxman es el dios de la anti-difamación, Alan
Greenspan es el dios de la “buena economía”, Milton Friedman es el dios del
“libre mercado”, Lord Goldsmith el dios del “fuego verde”, Lord Levy el dios de
la colecta de fondos, Paul Wolfowitz el dios del “intervencionismo moral”
americano. La AIPAC es el Olimpo americano donde los mortales, elegidos en
Estados Unidos, vienen a pedir gracia, perdón por ser Goyim y un poco de
dinero.
La religión del holocausto es la etapa concluyente y final de
la dialéctica judía, es el fin de la historia judía, porque ella es la más
profunda y la más sincera forma de “amor a sí mismo”. Más que llamar a un Dios
abstracto para designar a los Judíos como pueblo elegido, en la religión del
holocausto los judíos eliminan a este intermediario divino y, simplemente, se
eligen ellos mismos. La doctrina de identidad judía trasciende la noción de
historia –Dios es el maestro de ceremonias. El nuevo dios judío, es decir “el
judío” no puede ser sometido a ninguna ocurrencia o contingencia humana. Así,
la religión del holocausto está protegida por las leyes, mientras que todas las
otras narraciones históricas son debatidas abiertamente por los historiadores,
los intelectuales y gente ordinaria, el
holocausto se estableció como una verdad eterna que trasciende el discurso
crítico.
Algunos intelectuales judíos en Israel y en el extranjero,
aceptan lo que dice Leibowitz. Entre ellos, encontramos a Marc Ellis, un
importante teólogo judío que da una mirada reveladora sobre la dialéctica de la
nueva religión: “La teología del holocausto”, dijo Ellis, “produce tres temas
que están en una tensión dialéctica: sufrimiento y autonomización, inocencia y
redención, singularidad y normalización”.
Si bien la religión del holocausto no ha reemplazado al
judaísmo, ella dio a la “judería” un nuevo significado. Le da a los judíos un
papel central en su propio universo. El “sufriente” y el “inocente” caminan
juntos hacia la “redención”. Dios queda
fuera del juego, ha sido despedido al haber fracasado su misión histórica.
Después de todo, no estuvo allí para salvar a los judíos. En la nueva religión
“el judío” como el nuevo dios judío, se protege a sí mismo.
De cierta manera todos
estamos sometidos a esta religión, algunos son creyentes, los otros solamente
están sometidos a su poder.
Los que tratan de revisar la historia del holocausto deben
sufrir malos tratos de los grandes sacerdotes de esta religión. La religión del
holocausto constituye “la realidad de Occidente”. Nosotros no estamos
autorizados ni a tocarla ni a hacer investigaciones sobre el tema.
MONSEÑOR
FELLAY SOBRE LOS JUDÍOS:
“Los judíos son nuestros hermanos mayores”. http://rorate-caeli.blogspot.com/2009/02/fellay-jews-are.html
“El
antisemitismo no tiene lugar en nuestras filas” http://rorate-caeli.blogspot.com/2009/02/fellay-jews-are.html
“Somos
semitas de corazón” http://www.laportelatine.org/district/france/bo/RetraitExcom090124/reactions/FranceCath02/FC02.php