domingo, 10 de noviembre de 2013

EL ANTIJUDAÍSMO CATÓLICO.-


 “El Crucifijo es un objeto de horror para los judíos. Es por eso que la cuestión judía es religiosa, pues el misterio de la ceguera de la sinagoga es un fenómeno religioso”.

Este tema es de una constante actualidad, y ya que las confusiones más numerosas se dan cuando se toca el problema del judaísmo, nos parece necesario tocar el tema de en qué consiste el antijudaísmo católico.

Es en 1890, en agosto, que el periódico La Croix, fundado por los Asuncionistas se proclamará “el periódico católico más antijudío de Francia, el que porta a Cristo, signo de horror para los judíos”. Pero para el catolicismo, y esto lo distingue claramente del antisemitismo biológico, el problema judío es un problema esencialmente religioso y no racial. Los redactores de La Croix en el siglo XIX lo decían: “Nosotros creemos que la cuestión es completamente religiosa, pues el misterio de la conservación de la raza judía en medio del mundo es un fenómeno religioso. (…) La cuestión de Cristo y del pueblo deicida domina desde lo más alto todo este asunto”.


La actitud dañina del judaísmo sinagogal, ya había sido notada, con gran agudeza, por Joseph de Maistre. Él, que entre los autores contrarrevolucionarios fue el primero en expresarse sobre el asunto, declaró con una cierta severidad: “Los judíos merecen una atención particular por parte de todos los gobiernos, no hay que sorprenderse si el gran enemigo de Europa los favorece de una manera tan visible. Todo lleva a creer que su dinero, su odio y su talento, están al servicio de las grandes conspiraciones. El talento más grande y más funesto de esta secta maldita, que se sirve de todo para llegar a sus fines, ha sido, desde su origen, el de servirse de los mismos príncipes para perderlos” (Cuatro capítulos inéditos sobre Rusia, Cap. IV, Vaton, 1859)

 Concepción católica de la cuestión judía.

El enemigo de la cristiandad, la sinagoga, está, según Joseph de Maistre, ligado al espíritu satánico de la Revolución que enrola a todos aquellos que se oponen a la Iglesia y al reinado social de Jesucristo. La cuestión que se le plantea a la cristiandad por el judaísmo, es de naturaleza estrictamente espiritual, el fondo esencial del problema es completamente religioso, únicamente religioso.

Pierre Sorlin, en su obra muy documentada La Cruz y los judíos, expone la concepción católica del problema judío con claridad: “Esta afirmación es una de las más constantes en La Croix. Durante veinte años, la Buena Prensa no dejó de recordar que existe un problema porque Israel es el pueblo deicida”. Toda la argumentación de los Padres asuncionistas estuvo entonces centrada sobre este aspecto religioso de la cuestión judía, lo que se puede expresar como un antijudaísmo teológico  y no, como algunos escriben, como un “antisemitismo”:

« El pueblo deicida se separó. El deicido es la marca de ruptura. Dios había escogido un pueblo para difundir su Nombre y dar nacimiento al Salvador. Le dio a este pueblo cualidades particulares, y especialmente una gran fuerza de resistencia ante la adversidad. Para permitirle sobrevivir, les dio un código destinado a protegerlos. (…) Decepcionados por la pobreza de Cristo, los judíos lo mataron y concibieron contra sus discípulos un odio inexpiable” (La Croix, 9 de septiembre 1896)

Dios ha repudiado a los que renegaron de su Hijo único y consubstancial, “Dios verdadero de Dios verdadero”, y rompió su Alianza con ellos. Por consecuencia, Él constató así la esterilidad del judaísmo farisaico y rabínico, que se enseña actualmente en las sinagogas, judaísmo que mató a su Hijo, y lo condena, lo desaprueba y lo maldice. Por este hecho, no hay absolutamente ninguna fidelidad de los descendientes de Abraham respecto a Dios, solamente aquellos judíos que respondieron al Mesías, los Apóstoles y los convertidos a la Iglesia. A los judíos convertidos en cristianos no se les puede reprochar nada, son perfectos cristianos, miembros de la Iglesia, miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Esta es la gran diferencia con el antisemitismo racista y biológico que se opone a los judíos por su origen étnico, lo que es absolutamente inaceptable para la doctrina católica que no distingue en Jesucristo ni judíos ni paganos, sino solamente las almas consagradas por el agua, la sal y el Espíritu, todas llamadas por la gracia, a la vida divina sin distinción mundana de ninguna clase.

Israel se convertirá.-

El antijudaísmo católico, que no escatima sus violentas críticas respecto al judío talmudista entenebrecido por las nieblas de la sinagoga, está convencido que el regreso a la Verdad de los hijos de Israel es una bendición salvadora para él y para la Iglesia. Así, durante la Parusía –señala La Croix- “Las naciones infieles aclamarán al Salvador, y los más ardientes serán los judíos” (La Croix, 29 de enero de 1892). Esta convicción está profundamente inscrita en los principios católicos: “Los judíos son los restos del pueblo elegido que debe convertirse en los últimos días, el gran conflicto universal solo terminará con el mundo, por la conversión de Israel dispersa” (La Croix, 28 de febrero de 1890).

-Los cristianos tienen el deber de tratar de convertir a los judíos. Esto es precisamente lo que hizo La Croix, pidiendo expresamente al pueblo deicida que se convirtiera, invitando a los católicos a hacer un esfuerzo particular para lograrlo:
« Se debe rezar por la conversión de los judíos; esa es la obra por excelencia. La conversión prometida de los judíos será la única solución definitiva a la cuestión judía” (29 de septiembre de 1897)

 “Que el israelita renuncie a la fe judía, que se vuelva cristiano, borra inmediatamente el signo de maldición de su alma y de su frente. Solo la conversión puede borrar la maldición. Los judíos convertidos que se alinean sinceramente bajo la bandera de Cristo, vuelven a pertenecer a la nación escogida” (6 de noviembre de 1894-2 de enero de 1897)

El anticristo.-

Sin embargo, debemos tener en cuenta un punto –conforme a la Escritura, antes de convertirse, los judíos establecerán el reinado del anticristo: “Los judíos proclamarán un día un falso Cristo que ellos reconocerán después de haber rechazado al verdadero Cristo, y este será el anticristo, que dominará al mundo y reinará en Jerusalén. Toda la historia se desarrolla para preparar este gran drama histórico del cual somos los actores, y en este drama del mundo, el judío tendrá un papel principal hasta el fin del mundo. La conversión de los judíos, es decir, el final de la lucha, será la señal del fin del mundo” (La Croix, 12 de dic. de 1883)

Dios confió a Israel una labor magnífica y Satanás le dio una misión abominable. Todo el problema judío, la única cuestión judía se resume en estos dos mandatos totalmente contradictorios que no pueden tratarse, ni pensar en arreglarse, sino de un modo exclusivamente religioso.

"Ordenamos a los obispos escribir sabias y útiles disposiciones (…) para preservar completamente la vida católica de sus rebaños de la contaminación por la perfidia judía." BENEDICTO XIV.


"El pueblo hebreo, elegido en otro tiempo por el Señor para ser participante de los celestes misterios, cuanto más en alto fue levantado en dignidad y gracia sobre todos los otros, tanto más, por culpa de su incredulidad, fue después abatido y humillado; cuando llegó la plenitud de los tiempos fue reprobado como pérfido e ingrato, después de haber quitado la vida indignamente a su Redentor". SAN PIO V.


 TOMADO DE LA QUESTION