¿Qué pensaría el Arzobispo acerca de la traición
actual de la FSSPX, y especialmente acerca de la falta de resistencia en contra
de aquellos que activamente están tratando de poner la FSSPX bajo la autoridad
de las autoridades conciliares modernistas? La siguiente conferencia espiritual
que Mons. Lefebvre dio en 1988 nos da la respuesta en términos muy claros: “lamentable”,
“estupefacto”, “realmente triste”…
Y entonces debemos rezar también por todos aquellos
que están dudando o están afligidos en la presente situación.
Para nosotros no hay problema, pues estamos siempre
en el marco de la Fraternidad, en el marco de la Iglesia de siempre, en
fidelidad a la Iglesia de siempre. Pero ciertamente los hay para aquellos que,
como por ejemplo los monjes de Le Barroux o las monjas de Le Barroux, muchos
están angustiados o están luchando para tomar una decisión.
Así que verdaderamente debemos rezar por todos esos fieles que se enfrentan a problemas difíciles, aunque sin duda la mayoría de ellos están con nosotros, nos siguen y no tienen ninguna intención de abandonar la Fraternidad. Pero frente a los sacerdotes que están como abandonándolos, que los alientan a ponerse bajo la autoridad modernista de los obispos, esto es bastante serio, obviamente, y esto plantea un problema grave.
Así que verdaderamente debemos rezar por todos esos fieles que se enfrentan a problemas difíciles, aunque sin duda la mayoría de ellos están con nosotros, nos siguen y no tienen ninguna intención de abandonar la Fraternidad. Pero frente a los sacerdotes que están como abandonándolos, que los alientan a ponerse bajo la autoridad modernista de los obispos, esto es bastante serio, obviamente, y esto plantea un problema grave.
Así que tenemos la oportunidad de escribirles
o de tener contacto con gente que está en esta situación, no temamos en ayudarlos a hacer una valiente y firme
decisión: debemos permanecer en la Iglesia de siempre. No debemos vacilar.
Sin duda todos ustedes leyeron el artículo de Sí Si, No No que demuestra
bastante bien que no es desde hoy que hemos tenido que hacer estas elecciones.
No es desde las consagraciones. ¡Es desde el Concilio! Este artículo, “Ni Cismáticos ni Excomulgados” en mi
opinión está muy bien escrito. Creo que fue escrito de
manera admirable. Realmente resume nuestra posición desde el principio.
Justifica nuestra posición desde el comienzo hasta e incluyendo las
consagraciones, dando las razones de las consagraciones y resolviendo las
dificultades que pudieran tener sobre esto. Es admirable y pienso que es un
artículo realmente extraordinario.
Entonces dicen al comienzo que efectivamente los
católicos están despedazados, es realmente así, por supuesto. Así es como lo
expresan:
“Así -para limitarnos a algunos efectos- ha tenido que elegir entre la encíclica Pascendi de San Pio X, que condena el modernismo y la actual orientación eclesial. Ha tenido que elegir entre el Monitum del Santo Oficio de 1962 que condenaba las obras del jesuita Teilhard de Chardin, y la actual corriente eclesial que no duda en citar esas obras hasta en los discursos pontificios. Ha tenido que elegir entre la invalidez -ya definida- de las ordenaciones anglicanas y la actual orientación eclesial en virtud de la cual, en 1982, un Pontífice Romano participó -por primera vez- en un rito anglicano en la Catedral de Canterbury, bendiciendo a la multitud con el Primado laico de esta secta herética y cismática. Ha tenido que elegir entre la condenación ex cathedra de Martín Lutero y la actual corriente eclesial que, al “celebrar” el V centenario del nacimiento del heresiarca alemán, declaró -por medio de una carta firmada por S.S. Juan Pablo II- que hoy, gracias a las “investigaciones comunes de sabios católicos y protestantes… aparece la profunda religiosidad de Lutero”.
Y un poco más adelante:
Ha tenido que elegir entre la historicidad de los Evangelios y la actual orientación eclesial. Ha tenido que optar entre la Santa Escritura que declara a los judíos incrédulos “que odian a Dios” según el Evangelio, y la actual orientación eclesial, que -en el discurso del primer Papa que visitó la Sinagoga de Roma- descubre que los judíos aún incrédulos son los hermanos mayores de los católicos ignorantes.
Pienso
que así es exactamente, uno debe elegir. No hay otra cosa que hacer. Debemos elegir la fe de siempre. Es por eso que
pienso, como en la declaración que tuve la oportunidad de hacer después de la
primera visita de estos prelados belgas que vinieron en 1974, el once de
noviembre, y como en la declaración que tuve que hacer el 21 de noviembre, que:
“Nosotros escogemos a la Roma eterna. No
queremos a la Roma modernista. No queremos la nueva Roma, que es modernista”.
¡Eso es lo que dije!
Entonces para nosotros esto no plantea ningún
problema porque nosotros nos encontramos en un marco que nos permite hacer esto
[elegir]. Pero entre todos estos pobres fieles que son empujados para la
izquierda o para la derecha, hay algunos que están realmente preocupados, ¡es
muy grave!
Es triste pensar que todos estos mojes y monjas que
fueron a Le Barroux o con los Benedictinos, fueron precisamente porque ellos
hicieron esta elección. Ellos no regresaron a los monasterios modernistas que
están bajo la Iglesia Conciliar, que están bajo esta Iglesia modernista. Ellos
escogieron expresamente a Le Barroux para permanecer en la Tradición, para
conservar la Fe de siempre. Y ahora se ponen bajo la autoridad de la Iglesia Conciliar. Entonces estamos
verdaderamente estupefactos al pensar que, a pesar de las cosas que ellos
ciertamente ven, a pesar de lo que ciertamente saben, no… ¡ellos se quedan! No toman la decisión de salir, de encontrar otro monasterio, o pedir la
renuncia de Dom Gérard para que pueda ser reemplazado, no, nada… sólo obedecen.
Fue también el caso de Fontgombault, donde Dom Roy
aceptó la nueva misa. Y así sucede con Randol, y Jouques, los Benedictinos de
Jouques. Y es lamentable ver con qué facilidad un
monasterio que estaba con la Tradición es puesto bajo la autoridad de las
autoridades conciliares y modernistas. Y todo el mundo está callado. Es
lamentable y realmente muy triste de ver esto.
En cuanto a nosotros, nos alegramos cuando vemos
artículos tan claros como el de Courier
de Rome que realmente pueden abrir los ojos de los fieles y darles el valor para resistir y perseverar.
Igualmente sucede con la declaración que hizo el
buen Padre Tomás de Aquino y yo hago notar especialmente lo que dice, lo cual es muy claro:
“Nosotros no seguimos a Mons. de Castro Mayer o Mons. Lefebvre como jefes. Nosotros seguimos a la Iglesia Católica. Y en este momento, estos dos confesores son los únicos obispos que están en contra la autodemolición de la Iglesia. Y no es posible para nosotros desvincularnos de ellos. Ahora sucede lo que pasó en el siglo cuarto durante el tiempo del arrianismo, cuando era un signo de ortodoxia estar en comunión con Atanasio”.
Esto es muy cierto. Tiene razón, él muestra la razón
de la elección que hizo. Afortunadamente, hay por lo menos unos pocos monjes
que se las arreglaron para escapar de las garras de la Iglesia Conciliar.
Luego están por supuesto aquellos que, como Dom
Gérard y sus monjas, dicen:
“Pero no hemos cambiado nada, no hay cambio con nosotros. Continuamos el mismo oficio, la misma liturgia, las mismas leyes. ¿Qué cambio hay en nosotros? ¿Por qué está usted preocupado? No hay razón, continuamos como siempre. Sólo que continuamos bajo una autoridad diferente.
¡Ahí está el peligro! Esta otra autoridad realmente
existe. Y ella ya se ha hecho sentir. Es suficiente mirar en el mismo periódico
la declaración del Arzobispo de Lyon. Es muy claro cuando concluye:
“Ayudémonos unos a otros en este camino, para permanecer firmemente apegados al Concilio Vaticano II, a todo el Concilio, que es parte de las Tradiciones de la Iglesia. Prosigamos nuestra obra apostólica con plena confianza. Demos lo mejor de nosotros para anunciar el Evangelio, que es la parte esencial. Este es el objetivo de nuestro Sínodo diocesano, cuya preparación comenzará en octubre.”
¡El Sínodo diocesano que regulará las relaciones
entre la diócesis y el monasterio! ¿Y cuáles serán las pautas que se darán en
ese momento? Eso es algo que tendremos que averiguar. Está bien decir que nada
ha cambiado, pero esperemos un poco.
No tuvimos que esperar mucho para las decisiones que
ellos tomaron, por ejemplo las relativas al P. Bisig y el P. Baumann. Ustedes
saben, uno era rector de seminario y el otro vicerrector.
Ellos fueron profesores por un buen número de años. Ellos tomaron nuestros
seminaristas, los reunieron, los vigilan, los cuidan. ¿Y hemos de creer que no
son tan malos? Y luego, en este seminario que será erigido, ¿cómo funcionará
este seminario que, en principio, se supone que permanecerá en la Tradición?
Este seminario deberá hacer una peregrinación a Igraspa, que está justo en la
frontera entre Austria y Alemania. Y durante la peregrinación sólo celebrarán
la nueva misa, estará sometido completamente al obispo de Augsburg, y los
profesores y el rector del seminario serán sacerdotes diocesanos, en lugar del
P. Bisig y el P. Baumann, quienes tendrán que asistir al seminario por un año y
luego pasar un examen con el obispo para obtener su asignación ¡si es que
consiguen una! ¿Qué no lo ven venir?
Este es exactamente el domino absoluto, no solamente en la formación, que será impartida por sacerdotes que son claramente conciliares, sino también un dominio sobre la liturgia. Ellos serán forzados a
someterse a la nueva liturgia. ¿Qué harán entonces estos seminaristas? ¿Lo
aceptarán así nomás? ¡Increíble! No dirán: "Oh, nada ha cambiado, nada ha
cambiado..." Así que siempre que
sea posible, la iglesia conciliar los someterá inmediatamente a la obediencia a
la iglesia conciliar.
Obviamente, con Dom Gérard parece ser más difícil,
más delicado. Ellos no quieren moverse muy rápido porque saben que si ellos
fueran demasiado duros y demasiado rápidos, tal vez causen que el monasterio se
retracte, y eso significaría un paso atrás. Así que proceden hábilmente, gentilmente, poco a poco. Lo que
probablemente pasará es que ellos dirán: “Ustedes deben aceptar que los sacerdotes que irán a retiros con ustedes, los sacerdotes diocesanos, se les permita celebrar la
nueva misa, obviamente, porque ellos están acostumbrados a la nueva misa. Sin
duda. Entonces, cuando estos sacerdotes diocesanos se les presenten para la
comunión en la mano, se permite recibir la comunión en la mano en todas las
parroquias diocesanas. No vemos por qué, ahora que ustedes forman parte de la
diócesis y ahora que ustedes comparten el trabajo pastoral, ¿por qué ustedes
podrán negarle la comunión en la mano a
los diocesanos que se les presenten?"
¿Qué harán entonces, en este punto, los monjes de Le
Barroux? Bueno, probablemente harán como
hizo Dom Augustin: aceptar. Ahora dan la comunión en la mano los de Dom
Augustin. Así es, no hay nada que puedan hacer al respecto. Esta transferencia de autoridad es lo
grave, es lo que vuelve esto realmente grave. No es suficiente decir: “no hemos
cambiado a nivel práctico”. Es esta
transferencia [de autoridad] que es muy grave porque la intención de estas
autoridades es destruir la Tradición. Está claro, la destrucción de la
Tradición. Nosotros no podemos hacerlo. “Todos deben someterse”, esto es lo
que el Cardenal Ratzinger dijo muy claramente en una entrevista con un
periódico de Frankfurt. Dijo: “Es inadmisible que haya católicos que no se
sometan a la forma de pensar de todo el episcopado”. Todo esto es muy claro.
Recemos por esta gente valiente que necesita tomar decisiones,
para que sean firmen y conserven la fe.
Mons. Lefebvre, Conferencia espiritual en Ecòne, 8 de Octubre de 1988.