miércoles, 22 de noviembre de 2017

DECLARACIÓN DE LOS OBISPOS DE LA RESISTENCIA EN EL CENTENARIO DE LAS APARICIONES DE NUESTRA SEÑORA EN FÁTIMA



[Español-English] 

El año 2017, tanto la Iglesia como el mundo están inmersos en una crisis sin precedentes en toda la historia humana, una crisis reconocida por mucha gente, pero bien comprendida por muy pocos, porque la Iglesia Católica, que es la luz del mundo, ha estado en tinieblas desde el Concilio Vaticano Segundo (1962-1965).
La crisis se se origina hace por lo menos 500 años, cuando Martín Lutero dividió la Cristiandad con su falsa “Reforma”, haciendo posible la organización, doscientos años más tarde, de la Masonería y de la falsa religión del Liberalismo, que se disparó en la Revolución Francesa de 1789, diseñada, por su Libertad, Igualdad y Fraternidad, para derribar el trono y el altar, y por sus “derechos humanos”, para suplantar los derechos de Dios. Tan exitoso fue el Protestantismo y el Liberalismo en remodelar las mentes de los hombres, que, a pesar de la admirable acción de retaguardia de la Iglesia durante el siglo XIX, en 1917, otros 200 años más tarde, estalló en Rusia la Revolución Comunista que se esforzó por abolir a Dios completamente, y todo rastro de Él sobre la tierra.
Sin embargo, sólo unos meses antes de en Rusia se diera este gigantesco paso hacia el Nuevo Orden Mundial sin Dios, destinado a apoderarse del mundo entero por los mismos enemigos de Dios que promovieron el Protestantismo y fabricaron la Masonería; Él intervino. A través de Su Madre, que se apareció aquí en Fátima a tres niños pastores, Dios prometió a su única Iglesia, la Iglesia Católica, un remedio por el cual sus hombres de Iglesia, en cualquier tiempo que escogieran desde ese momento, podrían hacer retroceder la apostasía mundial y obtener un período de paz para toda la humanidad antes del fin del mundo.
El doble remedio presentado por la Madre de Dios a través de la hermana Lucía de Fátima en la década de 1920, era muy simple. Todo lo que el Papa Católico tenía que hacer era convocar a los obispos para que, unidos a él, consagraran Rusia (no el mundo) al Corazón Inmaculado de María. Y todo lo que los sacerdotes católicos y los laicos tenían que hacer, era, cada primer sábado de mes, confesarse, recibir la Comunión, recitar cinco de los quince Misterios del Santo Rosario, y meditar por 15 minutos sobre cualquiera de los quince Misterios. Ciertamente tales acciones no son mucho pedir a los católicos, pero desde la década de 1920, la crisis en la Iglesia y en el mundo ha empeorado desde que Nuestra Señora se apareció a los niños en Fátima.
Así que en el mundo estalló, en 1939, la Segunda Guerra Mundial con sus 66 millones de víctimas, y en la Iglesia -mucho peor- comenzó, en 1962, el Concilio Vaticano II con sus miles de millones de víctimas espirituales, llegando desde la confusión esquizofrénica a la pura pérdida de esta Fe, que es la única que puede salvar a las almas en la eternidad. Para oponerse a estos desastres, en 1970 un verdadero gran hombre de Dios, Mons. Lefebvre, fundó una congregación católica clásica para formar verdaderos sacerdotes; pero, desde hace varios años, sus propios sucesores a la cabeza de su Sociedad de San Pío X, han estado haciendo repetidos intentos para someter a todos los sacerdotes de la Sociedad al control de los conciliares. ¡Qué triste ejemplo de la corrupción del hombre moderno por el liberalismo!
Sin duda, muchos Cardenales, obispos, sacerdotes y laicos católicos, provenientes de todos los ámbitos de la Iglesia Católica, aunque confundidos por culpa de las autoridades criminales de la Iglesia conciliar, tienen alguna noción de que Nuestra Señora de Fátima tenía razón, de que Mons. Lefebvre tenía razón, y de que el Vaticano II estaba equivocado; pero millones de católicos están demasiado paralizados por la falsa obediencia como para sentirse capaces de actuar. Sin embargo, los cuatro obispos católicos signatarios se declaran dispuestos a ayudar lo mejor que puedan a estos católicos para mantener la fe, y, en particular, para alentarlos a prestar atención a Nuestra Señora de Fátima, practicando la devoción de los primeros sábados, y luchando por la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado.
Sólo así la Iglesia el mundo pueden apartarse de su desastroso camino actual. Sólo así puede su Amado y Divino Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, estará de nuevo en su legítimo puesto de cabeza de TODAS LAS NACIONES.
Fátima, Fiesta de la Realeza Universal de Nuestro Señor Jesucristo, 2017.

+ Jean-Michel Faure
+ Dom Tomás de Aquino
+ Richard Williamson
+ Gerardo Zendejas


Declaration on occasion of the Centenary of the Apparitions of Our Lady in Fatima, Portugal
In the year 2017, both Church and world are in the grip of a crisis without precedent in all human history, a crisis recognized by many people but properly understood by very few, because the Catholic Church is the light of the world and it has been in darkness ever since the Second Vatican Council (1962-1965).
The crisis goes back at least 500 years when Martin Luther split Christendom with his false “Reformation,” making possible the organization 200 years later by Freemasonry of the false religion of Liberalism, which exploded in the French Revolution of 1789, designed by its Liberty, Equality and Fraternity, to pull down throne and altar, and by its “rights of man” to replace the rights of God. So successful were Protestantism and Liberalism in remoulding the minds of man that despite the admirable rearguard action of the Church through the XIX century, in 1917, another 200 years later, there exploded in Russia the Communist Revolution which strove to abolish God altogether, and all trace of Him on earth.
However, just months before this gigantic step was taken in Russia towards the godless New World Order, meant to take over the entire world for the selfsame enemies of God who had promoted Protestantism and fabricated Freemasonry, God took action. Through His Mother appearing here at Fatima to three peasant children, God promised to His one true Church, the Catholic Church, a remedy by which His churchmen at any time that they chose from then on, could roll back the worldwide apostasy and obtain a period of peace for all mankind before world´s end.
The double remedy presented by God´s Mother through Sister Lucy of Fatima in the 1920´s, was simple. All that the Catholic Pope had to do was to summon the bishops of the entire world to join him in consecrating Russia (not the world) to the Immaculate Heart of Mary. And all that the Catholic priests and laity had to do was on each first Saturday of the month to go to Confession, receive Communion, recite five of the fifteen Mysteries of the Holy Rosary, and meditate for 15 minutes on any of the fifteen Mysteries. Surely such actions are not too much to ask of Catholics, but ever since the 1920´s, the crisis of Church and world has grown only worse in the course of the century since Our Lady appeared to the children in Fatima.
Thus in the world, there broke out in 1939 the Second World War with its 66 million human casualties, and in the Church, far worse, there began in 1962 the Second Vatican Council with its thousands of millions of spiritual casualties, reaching from schizophrenic confusion to sheer loss of that Faith which alone can save souls for eternity. To oppose these disasters, in 1970 a true and great man of God, Archbishop Lefebvre, founded a classical Catholic Congregation to form true priests, but for several years now his own successors at the head of his Society of Saint Pius X have been making repeated attempts to submit all Society priests to the Concilarists´control. What a sad example of the corruption of modern man by Liberalism.
No doubt many Catholic Cardinals, bishops, priests and laity, coming from all quarters of the Catholic Church, but confused by the delinquency of the Conciliar Church authorities, have some inkling that Our Lady of Fatima was right, that Archbishop Lefebvre was right, and that Vatican II was wrong, but millions of Catholics are too paralyzed by false obedience to feel able to take action. However, the four Catholic bishops undersigned, declare themselves willing to help any such Catholics as best they can to keep the Faith, in particular to encourage them to heed Our Lady of Fatima by practising the devotion of the First Saturdays, and by striving for Russia´s Consecration to her Immaculate Heart. Thus alone can Church and world be turned off their present disastrous track. Thus alone can her Beloved and Divine Son, Our Lord Jesus Christ, be restored to His rightful place at the head of ALL NATIONS.

                                                                           + Jean-Michel Faure
                                                                           + Dom Tomas Aquinas
                                                                           + Richard Williamson
                                                                           + Gerardo Zendejas

Fatima, Feast of the Universal Kingship of Our Lord Jesus Christ, 2017