sábado, 23 de julio de 2016

SUPUESTAS REVELACIONES PUBLICADAS POR MONS. FELLAY EN EL COR UNUM 60 DE 1998 - Parte 4




B. CRISTO SACERDOTE Y LA FRATERNIDAD (continuación)


27 de febrero de 1998 : « Este depósito contiene un llamado de Cristo Sacerdote a los sacerdotes de la Fraternidad, llamado que será escuchado por aquellos que Cristo quiera, como ya es el caso del llamado al sacerdocio; llamado al cual la libertad corresponderá según la elección personal de cada sacerdote. Llamado que debe ser conocido en toda la Fraternidad con el fin de que nadie sea privado de él, pero es propuesto solamente como información, sin ninguna obligación.

(…) Esta ascensión espiritual les es prometida y facilitada por la gracia de la vocación transmitida por las obras (Hogares, Signo de la Cruz, Cuadernos). Unidos en y por la Voluntad de Cristo en ellos, -que corresponde a la plena fecundidad del carácter sacerdotal- estos sacerdotes constituyen el INSTRUMENTO querido por el Salvador para regenerar la vida de la Iglesia.

Este instrumento es invisible, es interior a las almas sacerdotales que quieren vivirlo y hacerlo vida por su entrega total a Cristo. No es un grupo constituyéndose en sociedad y distinguiéndose de los otros. Su lazo exterior es solamente hacia algunos responsables de la difusión de las obras…

Los sacerdotes que quisieran responder a este llamado, no deben “hacer” otra cosa más que su deber de estado que ellos reciben de su superior. Lo que la vocación les pide –y les promete- es la unión total a Cristo, unión pedida por el Evangelio, comenzando por el bautismo, reforzada por la ordenación y reactualizada hoy por las necesidades de la Iglesia. Para que la promesa sea vivida en ellos y sea plenamente realizada, no se pide más que extraerla de las obras; la una o la otra, según la orientación personal, pero necesariamente primero de los Cuadernos. Impregnarse de ellos. Es todo.

(…) En resumen, la intervención necesaria de Cristo Sacerdote, la única adecuada para restaurar la Iglesia, su Cuerpo Místico, se manifiesta por el reencuentro de dos gracias acordadas separadamente: la fundación de la Fraternidad y la vocación, destinadas a fusionarse en el momento previsto, momento que surge de la situación de la Iglesia actualmente.

(…) Esta unión con Cristo, esta gracia de santidad se ofrece para crear el instrumento a través del cual el Sacerdote único quiere pasar para purificar la Iglesia o digamos, para salvarla de aquellos que la “combaten” actualmente.

Es necesario CREER en este conjunto de gracias. Sin una completa convicción, sin la fe en Él, Cristo Sacerdote no actuará. (…) »


16 de abril de 1998. « Este papel de instrumento es el de la Fraternidad en tanto que comunidad, a saber, primero por el grupo de los “Amigos” (compuesto por los sacerdotes que respondan al llamado de Cristo Sacerdote presente por la vocación, extrayendo de ella la gracia de la unión total a Cristo Sacerdote). Estos “Amigos” se entregan totalmente a su voluntad y se dejan penetrar totalmente de la Voluntad de Cristo. La consecuencia es de ofrecer así al Sacerdote Único un “espacio de almas” donde Él pueda actuar. Pues no son los sacerdotes que actuarán, sino Cristo en ellos. Y del hecho que la única Voluntad del Señor estará presente en estos Amigos, ellos no serán más que uno, en Ella, y estarán unidos entre ellos por una profunda caridad.

¿Cuál será la acción de Cristo Sacerdote a través de este instrumento que Él se prepara para intervenir en la Iglesia? Simplemente la acción debida a su Presencia de caridad, su Presencia UNA en todas estas Almas. Presencia invisible, pues los Amigos no “harán” otra cosa que cumplir el ministerio que les incumbe, entregarse interiormente, en totalidad y por amor, a su Jefe divino. Así, por su sola Presencia, Cristo será en estos sacerdotes-Amigos como un amante de poder divino, infinito, cuya atracción irresistible hará que los sacerdotes vengan, de fuera de la Fraternidad, y se unirán a la Tradición. Los sacerdotes infelices por la situación en la Iglesia, pero incapaces de decidirse a cambiar sin esta gracia escondida en el corazón de los “Amigos”, este llamado de Cristo Sacerdote, encarnado en la respuesta sacerdotal de la Fraternidad.

Luego, serán pequeños grupos que se agregarán a la Fraternidad por un lazo explícito, pero sin cambiar necesariamente de lugar… sólo la misa que ellos celebran cambiará (¡y su “doctrina” conciliar con ella!). Esto podrá producirse en el mundo entero, aquí, allá, gracias a la presencia de los “sacerdotes-Amigos” en los prioratos, los seminarios… Movimiento a la vez discreto y universal. Poder de la gracia invisible aceptada por los Amigos, estos “apóstoles” entregados a Cristo Sacerdote.

Ciertamente, no será la mayoría de los sacerdotes de la Fraternidad que se comprometerán así en totalidad, sino aquellos que Cristo llame a esta entrega de ellos mismos. Los otros deberán simplemente unirse a ellos, en una misma oración, una misma orientación, cada uno según el grado de su propia gracia. El ofrecimiento se hace a todos y no debe haber división a este respecto en la Fraternidad: cada uno toma y da lo que quiere, pero la proposición es conocida por todos, nadie es excluido.

Así, como en un campo de trigo en primavera, la Iglesia verá germinar una nueva VIDA en el mundo; el sacerdocio de Cristo Sacerdote renacerá en su pureza, en su poder, por la intervención de Aquél que la fundó la noche del Jueves Santo.

Es para este renacimiento que Él creó la Fraternidad por medio de de Mons. Lefebvre, él mismo completamente entregado, no teniendo en él más que la Voluntad de Cristo Sacerdote. Es para este renacimiento que Él ha creado la vocación, entregando este depósito sacerdotal en mis manos y giando su transmisión hasta este día. Y el encuentro con la Fraternidad ha sido la primera señal de la realización del plan divino. Después de tres años, el momento está cercano donde todo va a comenzar a fructificar. La situación actual de la Iglesia manifiesta, por otra parte, que esto es urgente. ¡Deo Gratias! »


17 de abril de 1998. « Este instrumento que es la vocación tiene por papel el aportar a la Fraternidad el conocimiento preciso del objetivo histórico de su fundación (la restauración de la fe y de la misa en la Iglesia) y el momento de esta realización, marcada por la entrada de esta vocación en la Fraternidad, gracias al recibimiento oficial del Superior general.

La transmisión está encarnada en las Obras, apoyo de la gracia de unión que ellas contienen. La vocación es un depósito entre mis manos. Este depósito transmitido, toda su riqueza se despliega EN la Fraternidad, y mi misión terminada, es mi vida que se termina también. El objetivo de la vocación ES idénticamente el mismo que el de la Fraternidad; su papel no es más que “despertar” a ésta última, aportarle los medios de realizar este objetivo y marcarle el momento, por el encuentro providencial de dos instrumentos preparados por Cristo Sacerdote, para su intervención de hoy, destinada a Su Iglesia. El instrumento principal es evidentemente la Fraternidad, es decir, el sacerdocio. La gracia mana de la Cruz, de la Misa. Yo la he recibido para transmitirla a la Fraternidad en el momento oportuno, fijado por el Jefe de la Iglesia. ¿Es un recorrido insólito? Es el que ha elegido Cristo Sacerdote. »


1 de mayo de 1998. « Si la Fraternidad ha sido designada para ser el instrumento de la restauración de la Tradición, esto no significa que ella es la única en querer esta finalidad, es de toda la Iglesia que hace ascender la ofrenda de las oraciones, de los sufrimientos, incluso si esta finalidad no es explícita en todas las almas. La Fraternidad tiene un papel específico en la Iglesia que aspira toda entera a glorificar a su Jefe, como en el Antiguo Testamento los judíos aspiraban al advenimiento del Mesías, a través de la voz de los Profetas. No hay que asimilar la Fraternidad a una secta farisaica atribuyéndole una superioridad frente a otros. Ella ha recibido una “delegación” PARA la Iglesia, EN la Iglesia, CON la Iglesia.

Lo mismo para el papel de los sacerdotes en el interior de la Fraternidad. El llamado a la entrega total encontrará respuesta en el mayor número posible, pero habrá también sacerdotes para quien este llamado permanecerá más distante: sacerdotes que podrán responder parcialmente, asociándose con simpatía a los “Amigos” por las oraciones, por las misas. ¿Habrá tal vez quiénes no comprenderán este llamado en lo absoluto? A ellos, solamente se les pide no manifestar su indiferencia, o su oposición, con el fin de salvaguardar la unidad de la Fraternidad. Cristo Sacerdote interviene por un objetivo que concierne a toda la comunidad, porque ella ha sido fundada para esta misión. Ningún miembro debe introducir la división. Su caridad debe permitirle mantener la unidad mediante el silencio sobre su oposición personal. » (sigue en la parte 5)
_____________________________

Leer el Suplemento del Cor Unum 60 de 1998 (en francés)

ENTRADAS RELACIONADAS:


SUPUESTAS REVELACIONES PUBLICADAS POR MONS. FELLAY EN EL COR UNUM 60 DE 1998    
Parte 1  -  Parte 2  -  Parte 3  -  Parte 4  -  Parte 5 - Parte 6 - Parte 7