miércoles, 19 de septiembre de 2018

19 DE SEPTIEMBRE: ANIVERSARIO DE LA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EN LA SALETTE




"Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo". Hoy, en el 172° Aniversario de la aparición de Nuestra Señora en La Salette, Francia; publicamos el comentario que sobre ese pasaje formula el P. Gilbert Combe, confidente de Melania, en su libro titulado El Secreto de Melania, Pastora de La Salette y la crisis actual (1904). 

"Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo. Roma, es decir los habitantes de Roma perderán la fe: Porque es a Pedro y no a los habitantes de Roma que las promesas divinas fueron hechas."

Esta importante clarificación del P. Combe, coincide exactamente con lo que dijimos en una entrada de noviembre de 2014:

Sin entrar en la polémica relativa a la versión extensa del Secreto de Melania (de 1879), cumplimos hacer ciertas advertencias a los lectores acerca de la frase "Roma perderá le fe y se convertirá en la sede del Anticristo", que los sedevacantistas, interpretándola del peor modo posible, veneran como si se tratase de una profecía irrefutable y de una verdad ciertamente revelada por el Cielo:

a) Ante todo, tengamos en cuenta que esa frase no está en la redacción original de 1851. Esto no implica que haya que tenerla por falsa, pero sí permite tenerla como dudosa.
b) Aunque la frase sea verdadera, la interpretación que hacen de ella los sedevacantistas (y muchos tradicionalistas no sedevacantistas) dista de ser la única concebible. La versión del secreto que contiene dicha frase también menciona otras dos ciudades: París y Marsella: "París será quemada y Marsella será engullida". Y todos están de acuerdo en que París significa la ciudad, no el gobierno de Francia, ni el Arzobispo de París, ni su curia, ni la diócesis, etc.; y todos concuerdan en que Marsella significa la ciudad, no el Obispo de Marsella, ni su curia, ni la diócesis, ni el gobierno civil de esa ciudad. Entonces, congruentemente, la palabra Roma también debe ser entendida en un sentido más bien literal, como en los otros dos casos, significando no la Santa Sede, sino la población de la ciudad cuando dice "perderá la fe", y Roma como lugar físico cuando dice "y se convertirá en la sede del Anticristo". Así, el sentido más probable de la frase sería que los habitantes de Roma perderán la fe y que en esta ciudad tendrá su asiento el más importante órgano directivo de la acción anticatólica, como pudiera ser un comando mundial de la Masonería. Parece muy razonable esta interpretación, pues el demonio, queriendo imitar las obras de Dios, pondría la sede de su vicario, que es el Anticristo, junto a la sede del Vicario de Cristo.

c) Esa frase, según los sedevacantistas, significa que la Santa Sede perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo, y profetiza, entonces, el presente estado de la iglesia, la que, por causa del modernismo imperante, actualmente se encontraría sin Papa y sin o casi sin Obispos, y con el número de sus fieles tan mermado, que no pasaría de unos pocos miles; lo cual equivale a decir esto otro: que las puertas del infierno prevalecieron contra ella, porque, en rigor y entre otras razones, ni la Santa Sede puede desviarse tanto como para que llegue a ser la sede del Anticristo, ni la Iglesia Católica puede quedar reducida a un ínfimo remanente de fieles católicos dispersos por el mundo, sin Papa y sin Obispos. Cita: 

"Doctrina de la Iglesia. 
1) La perennidad del Primado está definida explícita y directamente en el Concilio Vaticano (D 1824s). [D 1825 Canon. Si alguno, pues, dijere que no es de institución de Cristo mismo, es decir, de derecho divino, que el bienaventurado Pedro tenga perpetuos sucesores en el primado sobre la Iglesia universal... sea anatema. NdB].
2) La perennidad de la Iglesia está definida explícita, pero indirectamente, en el mismo Concilio (D 1821 1824s).
3) La perennidad de la Jerarquía la definió implícitamente el Concilio Vaticano I. En efecto, definió explícitamente la perennidad del Primado (D 1824s). Es así que también definió que es propio del Primado el tener subordinados a él y el gobernar a los Pastores u Obispos de la Iglesia universal (D 1827-1831); luego siempre habrá Pastores u Obispos subordinados al Primado. Esto mismo se enseña explícitamente en la introducción a la Constitución de la Iglesia (D 1821)." 
Cita de Sacrae Theologiae Summa, por los Padres de la Compañía de Jesús, 4.ª ed., Madrid, B.A.C., 1962, trat. III, "De la Iglesia de Jesucristo", por el P. J. Salaverri S.J., n° 294.