sábado, 8 de septiembre de 2018

COMENTARIO ELEISON Número DLXXXII (582) - 08 de septiembre de 2018


¿A Dónde, la “Resistencia – II?
¡Resistentes, ninguno de nosotros puede renunciar!
¡Somos parte de un gran glorioso designio de Dios!
Cuando Juan Pablo II se convirtió en Papa en 1978, muchos católicos esperaban sinceramente que la situación de la Iglesia mejorara con respecto a la de Pablo VI, pero recuerdo que Monseñor Lefebvre dijo que si Juan Pablo II no limpiaba la casa de Roma en los primeros seis meses de su pontificado, no podría romper con las políticas establecidas en Roma por Pablo VI. Del mismo modo, si el P. Pagliarani no limpia pronto la casa en la cima de la Sociedad, los partidarios de Mons. Fellay que le rodean pueden impedirle hacer cualquier cambio significativo en las desastrosas políticas de su predecesor. La podredumbre que comenzó con el GREC en los años 90 ha tenido tiempo de echar raíces profundas.
Por lo tanto, si alguien está preocupado por el futuro de la “Resistencia”, sobre la base de que la Fraternidad está volviendo al buen camino con el nuevo Superior General de manera que la “Resistencia” ya no sea necesaria, la primera parte de la respuesta es que todavía no es seguro que la Fraternidad esté volviendo al buen camino. Debemos esperar y ver. El P. Pagliarani es un buen hombre, seguramente con buenas intenciones, y rezamos por él, pero si elige ante todo unir a liberales y anti-liberales dentro de la Fraternidad por medio de compromisos humanos y políticos, nunca salvará a la Fraternidad de su actual declive. Nuestra fe es nuestra victoria sobre el mundo, dice San Juan (I Juan V, 4), y no nuestras políticas. Por lo tanto, la “Resistencia”, ese pequeño y disperso grupo de obispos, sacerdotes y laicos que hacen lo que pueden para resistir las desastrosas políticas de Roma y Menzingen, no puede dejar de resistir, por desorganizados que estén, por ineficaces que parezcan. Alguien en la Iglesia debe luchar por lo por que Monseñor Lefebvre luchó.
De hecho, en segundo lugar, imagínense a un converso guiado por la gracia de Dios, aún hoy, a la fe católica. Por sus mismos principios la fe debe encarnarse en alguna parte. Puede ser que el converso no lo encuentre en las payasadas del Novus Ordo. Se aleja de la Iglesia Conciliar hacia la Tradición. Encuentra la Fraternidad San Pío X, pero luego descubre que se está volviendo conciliar. ¿Adónde se dirige ahora? Si no hay “Resistencia”, se arriesga a abandonar a Cristo encarnado. Alguien en la Iglesia debe estar viviendo por la lógica de la verdadera Fe de los 20 siglos, de lo contrario corre el riesgo de haber almas que concluyen que la Fe es obsoleta en el mundo de hoy. Del mismo modo, las almas que abandonan el alto trapecio de la Fraternidad necesitan una red de seguridad católica en la que puedan caer, con o sin el nombre de “Resistencia”.
Y en tercer lugar, hay muchas maneras de mezclar el whisky con agua, pero todas dependen de alguien que produzca whisky puro. De manera similar, hay una variedad aún mayor de maneras de mezclar a Nuestro Señor con el mundo, pero todas dependen de que algunas personas mantengan en sus vidas, y no sólo en sus palabras, un ejemplo para que todos vean de la verdadera vida católica. Esta función siempre fue desempeñada por las Órdenes y Congregaciones religiosas de la Iglesia. De ahí su importancia de ellos. Después del Concilio que las arruinó, esa función fue desempeñada especialmente por el Arzobispo y su Fraternidad. Pero hoy, desde todas partes del mundo, llegan los informes de la Fraternidad Felleysada que da un ejemplo cada vez más débil de la vida y de la moral católica. Alguien en la Iglesia debe dar testimonio, al menos esforzándose por estar a la altura de las altas normas de doctrina y moral que Nuestro Señor mismo exige de las almas (Mt. V, 48).
Y una cuarta razón para que la “Resistencia” no se resigne o abandone la fatigosa lucha por la Verdad, es que no puede hacerlo, porque si lo hiciera, entonces, como dice Nuestro Señor (Lc XIX, 40), las piedras de la calle tendrían que gritar. En otras palabras, la Verdad puede ser asfixiada por toda la humanidad, pero no son los hombres, es Dios quien está a cargo del mundo, y Dios nunca permitirá que la Verdad sea completamente silenciada, porque eso frustraría Su propósito al crear el mundo, el cual es poblar el Cielo.
Por lo tanto, la “Resistencia” puede cambiar de forma mañana o pasado mañana, y en este sentido su actual falta de forma ¡ayudará realmente! – pero de una forma u otra Dios la hará continuar (cf. Is. VI, 9).
Kyrie eleison.