San Francisco de Asís, Zurbarán (detalle)
SUEÑO PROFÉTICO DEL HERMANO JACOBO MASSA,
UNO DE LOS PRIMEROS FRANCISCANOS
ESTA PROFECÍA VE EL FUTURO
DE LA ORDEN FRANCISCANA BAJO LA FIGURA DE UN ÁRBOL QUE CRECE Y DA FRUTOS, PERO QUE
LUEGO ES AZOTADO POR UNA FURIOSA TEMPESTAD HASTA SER DERRIBADO, Y QUE,
FINALMENTE, REBROTA TRIUNFANTE DESDE LA RAÍZ DEL PRIMER ÁRBOL.
CABE PREGUNTARSE SI ESE
ÁRBOL ES TAMBIÉN FIGURA DE LA IGLESIA, DE LA CUAL LA ORDEN FRANCISCANA ES UNA
RAMA PRINCIPAL, Y SI LA GRAN TORMENTA QUE LO DERRIBA ES LA CRISIS INAUGURADA
CON EL FATÍDICO VATICANO II.
(“Florecillas”, Cap. XLVIII, extracto)
Cómo
el hermano Jacobo de Massa vio, bajo la forma de un árbol, a todos los
hermanos
menores del mundo
“El hermano Jacobo
de Massa, a quien Dios abrió la puerta de sus secretos y dio a perfección la
ciencia y la inteligencia de la divina Escritura y de las cosas que están por venir,
fue de tanta santidad, que los hermanos Gil de Asís, Marcos de Montino,
Junípero y Lúcido, dijeron de él que no conocían en el mundo a nadie más grande
ante Dios (…)
Este hermano Jacobo
(…) estando una vez en oración, fue arrebatado en Dios, y permaneció tres días
en arrobamiento (…) En aquel rapto le
fue revelado por Dios lo que había
de suceder respecto a nuestra Orden (…) después de haberle revelado Dios muchas cosas sobre el estado de la Iglesia militante, tuvo la
visión de un árbol hermoso y grande y muy fuerte, cuyas raíces eran de oro, y sus
frutos eran hombres, todos hermanos menores (…)
Después vio cómo
Cristo se sentaba en un trono grandioso y de una blancura deslumbrante y cómo
llamaba a San Francisco y le daba un cáliz lleno de espíritu de vida y lo
enviaba, diciéndole: Vete a visitar a tus hermanos y dales de beber de este
cáliz del espíritu de vida, porque el
espíritu de Satanás se va a levantar contra ellos y los va a sacudir y muchos de ellos caerán y no volverán a
levantarse. Y Cristo dio a San Francisco dos ángeles para acompañarle.
Vino, pues, San Francisco y comenzó a dar de beber del cáliz de la vida a sus
hermanos. (...) Y eran
pocos los que lo recibían y lo bebían con el debido respeto y la debida
devoción. Los que lo recibían con devoción y lo bebían todo, al punto se
volvían resplandecientes como el sol; los que lo derramaban todo y no lo
recibían con devoción, se volvían negros y oscuros, deformes y horribles a la
vista; los que en parte lo bebían y en parte lo derramaban, se volvían en parte
luminosos y en parte tenebrosos, más o menos según la cantidad que habían
bebido o derramado. Pero quien más resplandeciente aparecía era el hermano (…) que le había hecho contemplar más profundamente el abismo de la infinita
luz divina, en la cual había conocido
las adversidades y la tempestad que había de levantarse contra aquel árbol, hasta sacudirlo y derribarlo con
todas sus ramas. (…)
Después de esto sobrevino una tempestad de viento, que sacudió el árbol con tanta
violencia, que los hermanos caían a tierra, siendo los primeros en caer aquellos que habían derramado todo el cáliz del
espíritu de vida, y eran llevados
por los demonios a lugares de tinieblas y tormentos. (...) los que habían bebido todo el cáliz, fueron transportados por los
ángeles a un lugar de vida, de luz eterna y de esplendorosa bienaventuranza (...)
Aquella tempestad duró tanto, que derribó el árbol y se
lo llevó el viento. Pasada la
tempestad, de la raíz de este árbol, que era de oro, brotó otro árbol, todo de oro, el cual produjo
hojas, flores y frutos de oro. De este árbol y de su expansión, de su
profundidad, belleza, fragancia y virtud, es mejor ahora callar que hablar.
En alabanza de Cristo. Amén.”