VOZ DE FÁTIMA, VOZ DE DIOS N ° 52
24 de febrero de 2018
“Vox túrturis audita est in terra nostra”
(Cant. II, 12)
¿Qué
cuestión actual podrá compararse en gravedad con la cuestión de la gnosis, que
es la doctrina de la Anti-Iglesia? ¿Y qué es la Anti-Iglesia sino este cuerpo
del cual el demonio es la cabeza y los malos, los miembros? Estos
miembros, otrora dispersos, se unirán progresivamente hasta la llegada del
Anticristo, cuya oposición a Nuestro Señor y a su Iglesia será completa y
aparentemente triunfante, pero su triunfo será de corta duración. En realidad, la
victoria verdadera corresponderá a la Iglesia Católica, cuyos miembros serán
santificados por la paciencia y obtendrán la vida eterna, mientras que el Anticristo
y los que obstinadamente perseveren en seguirlo, irán al fuego eterno en castigo
de sus crímenes, junto con Lucifer y los ángeles rebeldes.
Esta
oposición entre la Iglesia y la Anti-Iglesia es la esencia del drama que
vivimos y que durante el Concilio Vaticano II opuso a los obispos fieles a la
Iglesia a los obispos liberales imbuidos en mayor o menor grado de las
doctrinas masónicas.
Todo
el drama entre Mons. Lefebvre y la Iglesia Conciliar, todo el drama que divide
la Tradición con respecto a los acuerdos con Roma, todo el drama que
caracteriza al mundo actual, encuentra su razón profunda en la irreductible
oposición entre la doctrina católica y la gnosis, entre la Iglesia Católica y
la Anti-Iglesia.
Algunos
pueden encontrar simplista esta afirmación, pero lean los documentos pontificios,
lean lo que los Papas enseñaron al respecto, y verán cómo el combate entre la
Iglesia militante y sus crueles enemigos (el demonio, el mundo y la carne) se
resume en este combate entre la Iglesia y la Anti-Iglesia. ¿Qué fue el Concilio
Vaticano II sino el triunfo de las ideas masónicas del Estado neutral y del
relativismo doctrinal?
¿Para
qué Roma quiso los acuerdos con Mons. Lefebvre (que los rechazó) y los quiere
con los superiores de la Fraternidad, sino para integrarlos como integró a Campos? ¿E integrarse para qué? Para que se apresure el triunfo de la
Anti-Iglesia. Incluso lo que parece no tener conexión con este combate tiene
algún vínculo con él. ¿Qué más desea la Anti-Iglesia sino la destrucción de la
Iglesia?
La
doctrina de la Iglesia está consignada en los documentos de su Magisterio
infalible, mientras que la doctrina de la Anti-Iglesia está en la gnosis, la
cual, careciendo de un magisterio, busca una sistematización a través de
autores como René Guénon, que preparan las bases doctrinales para el
advenimiento del Anticristo. Esto explica la imprecisión, más
aparente que real, de su doctrina, la que, de hecho, está todavía en vías de
finalización y no llegará nunca a una perfecta definición, pues el error es
por naturaleza obscuro.
Que
Nuestra Señora, que aplastó la cabeza de la serpiente, nos asista y proteja
contra los enemigos del reino de su divino Hijo.
+
Tomás de Aquino OSB