Mientras la serpiente marina del acuerdo entre Roma
y el FSSPX continúa profundizando las divisiones, el Padre Thouvenot dio una
entrevista asombrosa el 16 de febrero de 2018 al boletín informativo del
distrito de Alemania.
Después de esbozar su papel como Secretario General
y dar algunos detalles técnicos sobre el Capítulo General que se celebrará el
próximo mes de julio, afirmó:
“Nuestros estatutos prevén que la Fraternidad
realice “los trámites necesarios para llegar a ser de derecho pontificio”. Esta
fue, por lo demás, la preocupación de Mons. Lefebvre contra la injusta e ilegal
supresión de la Fraternidad en 1975 y en el momento de las propuestas de
reconocimiento canónico que formuló en 1987. Pero esta cuestión de nuestra
condición jurídica es consecuencia de la situación anormal de la Iglesia y del
mal proceso que se nos hizo. Somos católicos, romanos,
profundamente unidos al papa y a la jerarquía de la Iglesia, pero en la fe
católica. Nosotros seguimos al papa, vicario de Cristo y sucesor de san Pedro,
no a Lutero o Lamennais. Reconocemos el magisterio, la autoridad del
Pontífice romano y los concilios, pero en continuidad con la Tradición, no en
las novedades que corrompen la fe, la liturgia y la doctrina de la Iglesia.
Para responder a su pregunta, es probable que
durante el Capítulo se plantee la cuestión del estatuto de la Prelatura
personal. Pero es sólo el Superior General quien dirige la Fraternidad y es
responsable de las relaciones de la Tradición con la Santa Sede. Mons.
Lefebvre, en 1988, tuvo a bien precisar este aspecto”.
Es preciso corregir dos puntos gravemente inexactos,
pero tristemente significativos.
1
- ¿Los estatutos de la FSSPX disponen que la FSSPX tome las medidas necesarias
para volverse de derecho pontificio?
En efecto, es cierto que Mons. Lefebvre planeó,
cuando se creó la FSSPX en 1970, que ésta "tomaría las medidas necesarias
para volverse de derecho pontificio". Esta mención es perfectamente
natural y no tiene nada que ver con la situación actual de la Iglesia. Inicialmente establecida como de derecho diocesano, que es lo correcto, toda congregación que tiene presencia en varias diócesis, normalmente
llega a ser de derecho pontificio. Esta mención de los estatutos de la FSSPX es, por lo tanto, atemporal, y utilizarla como argumento para buscar hoy un acuerdo
con Roma sin tomar en cuenta el hecho que ella está ocupada por los enemigos de
la Iglesia, considerados canónicamente como sospechosos de herejía; es
una superchería. Por el contrario, Mons. Lefebvre siempre prefirió la unidad en
la profesión integral de la Verdad católica y el combate público que tal unidad impone, a un reconocimiento canónico que impondría a la Sociedad que él fundó, sólo el silencio acerca de las fechorías y peligros de la Roma
conciliar.
“Hay quienes están dispuestos a sacrificar el combate de la fe diciendo: “¡entremos primero en la Iglesia!” (...) Callemos nuestro problema dogmático. (...) No hablemos más de la maldad de la misa. (...) No digamos nada sobre la libertad religiosa, los derechos humanos o el ecumenismo. Callemos, callemos, y entonces podremos entrar en el marco de la Iglesia, y una vez que estemos en el interior de la Iglesia, verán ustedes: podremos combatir, podremos hacer esto, podremos hacer lo otro… ¡Es absolutamente falso! No se entra en un marco y bajo superiores, diciendo que vamos a cambiar todo cuando estemos dentro, ¡mientras ellos tienen todo en sus manos para frenarnos!, ¡ellos tienen toda la autoridad”. Mons. Lefebvre, Ecône, 21 de enero de 1984).
“Hay quienes están dispuestos a sacrificar el combate de la fe diciendo: “¡entremos primero en la Iglesia!” (...) Callemos nuestro problema dogmático. (...) No hablemos más de la maldad de la misa. (...) No digamos nada sobre la libertad religiosa, los derechos humanos o el ecumenismo. Callemos, callemos, y entonces podremos entrar en el marco de la Iglesia, y una vez que estemos en el interior de la Iglesia, verán ustedes: podremos combatir, podremos hacer esto, podremos hacer lo otro… ¡Es absolutamente falso! No se entra en un marco y bajo superiores, diciendo que vamos a cambiar todo cuando estemos dentro, ¡mientras ellos tienen todo en sus manos para frenarnos!, ¡ellos tienen toda la autoridad”. Mons. Lefebvre, Ecône, 21 de enero de 1984).
“Por
lo tanto, es un deber estricto para todo sacerdote que quiera permanecer
católico, separarse de esta iglesia conciliar, en tanto que ella no vuelva a la
tradición del Magisterio de la Iglesia y de la fe católica” (Mons. Lefebvre, Itinerario espiritual, 1990, pág.
31)
2
- ¿El Superior general es el único responsable de las relaciones de la
Tradición con la Santa Sede?
Para evitar todo debate, el Padre Thouvenot afirmó
lo siguiente:
“Es probable que durante el Capítulo se plantee la
cuestión del estatuto de la Prelatura personal. Pero es sólo el Superior
General quien dirige la Fraternidad y es responsable de las relaciones de la
Tradición con la Santa Sede”.
Ante tal opinión, hay que recordar en primer lugar
que el Superior General de la FSSPX es
superior de la FSSPX, y no el "papa" de la Tradición.
Allí también Monseñor Lefebvre se abstuvo,
explícitamente y en numerosas ocasiones, de caer en este escollo. Incluso si su
autoridad moral estaba allí, ésta nunca dió lugar a un cargo. Por tanto, es muy desafortunado ver cuánto esta
sabiduría del Obispo Lefebvre, tan respetuoso de las Órdenes que pedían sus
sacramentos, ha sido abandonada. Estas
comunidades amigas quedan marginadas en la evolución de las relaciones con
Roma, estando a menudo menos informadas que los simples sacerdotes del FSSPX.
Emitir su propia opinión sobre estas relaciones romanas, a veces incluso provocó que se les denegasen los sacramentos.
En cuanto a la FSSPX, una cosa es que el Superior
general, como Mons. Lefebvre señalaba con sentido común, esté encargado de las
relaciones con Roma; pero ¿es por ello todopoderoso y él único que decide en este
dominio? El Capítulo General, que es la autoridad suprema en
una sociedad religiosa no en materia de gobierno, sino en materia de
directrices y a veces incluso en lo legislativo[1], ¿no tiene ningún
lugar en estas relaciones con Roma en tiempos de crisis? La pregunta se planteó cruelmente en la FSSPX cuando, en 2011, su
Superior general hizo caso omiso de las directrices dadas por el capítulo de
2006, que estipuló que no era posible ningún acuerdo práctico sin un acuerdo
doctrinal previo. En efecto, en 2011, a pesar de la triste constatación de las
discusiones doctrinales que pusieron de manifiesto el desacuerdo total en
materia dogmática, el Superior general siguió el ejemplo de Roma, buscando
"dejar de lado a los teólogos" para llegar a un acuerdo práctico.
El Capítulo de 2012 también decidió que si alguna
vez Roma llegara a ofrecer un estatuto canónico al Superior General en
condiciones aceptables (condiciones enumeradas en dicho Capítulo), habría un
Capítulo deliberativo, lo que significa que la decisión de aceptar este acuerdo
no le correspondía por derecho al Superior General, sino al Capítulo General. Desafortunadamente, estas prescripciones del
capítulo de 2012 fueron ignoradas, a su turno, ampliamente ignoradas por el Superior General de la FSSPX.
Se pretexta que, dado que la erección de
una prelatura personal requiere de un motu proprio del papa, el cual no corresponde que sea aceptado o no (!), tal erección se realizaría sin una decisión previa del
Capítulo General.
Y
lo que es más grave aún, se están liberando de las seis condiciones necesarias establecidas en el capítulo de 2012. Por lo tanto, se entiende la grave crisis
de autoridad que atraviesa actualmente la FSSPX: su origen no está en los
sacerdotes que están en desacuerdo con las decisiones del Superior general. La
crisis de autoridad que atraviesa hoy el FSSPX se deriva de la contradicción
entre las directrices del Capítulo General y las decisiones prácticas tomadas por su
Superior general.
Conclusión
En vísperas de un nuevo Capítulo General de la FSSPX
(julio de 2018), sólo podemos rezar para que la Fraternidad retome la antorcha
de la lucha antiliberal y que termine con la crisis de autoridad que la socava
desde hace algunos años. Esto pasaría inevitablemente por el cambio del hombre a la cabeza de la Sociedad fundada por Mons.
Lefebvre.
Christian Lassale
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[1] – Cf. Emile Lombart, (Decano de la Facultad de
Derecho Canónico del Instituto Católico de Toulouse), Manuel de droit canon, 1958, p. 168: "Casi siempre la
autoridad suprema es detentada por el Capítulo General, que elige al Superior general
y tiene más poder que él. El capítulo se
reúne en momentos fijos (cada 6 años en la mayoría de los institutos recientes)
y en circunstancias extraordinarias, como la muerte o renuncia del Superior
general. En los institutos de clérigos exentos, tiene poder
legislativo; en otros lugares puede tomar ciertas medidas válidas hasta el
próximo Capítulo, que puede mantenerlas".