En
una reciente entrevista al sitio español Adelante
la Fe, Mons. Athanasius Schneider de Kasajstán (probablemente instruido por
miembros liberales de la FSSPX) dijo: “tengo un gran deseo de que la FSSPX sea
reconocida y establecida cuanto antes en la estructura normal de la Iglesia”.
Quisiera enfocarme en algunos de
los comentarios del obispo.
Primero:
“Estoy convencido que en las
circunstancias actuales Mons. Lefebvre aceptaría sin dudarlo la propuesta
canónica de una prelatura personal”.
“Las ordenaciones episcopales de
1988 las hizo porque en conciencia pensaba debía hacerlo, como un acto extremo,
que él sufría, y por eso él dijo que esta situación no debería demorar mucho
tiempo”.
Estas
declaraciones son un insulto para el
Arzobispo. Mons. Schneider simplemente no conoce al hombre en nombre del cual
afirma hablar.
¡Disparates!
El Arzobispo no hizo nada “extremo” al consagrar cuatro obispos.
Parece
necesario recordar a nuestros lectores que cuando se le preguntó si tenía
algunas “dudas” o “remordimientos” sobre lo que hizo, Mons. Lefebvre respondió diciendo: “No, en lo absoluto. Creo que todo lo que sucedió fue suscitado de
manera verdaderamente providencial y casi milagrosa”. “Pienso, pues, que no hay
que tener ninguna vacilación ni ningún escrúpulo respecto de las consagraciones
episcopales”.
El
comentario de Mons. Schneider acerca de que Mons. Lefebvre “dijo que esta
situación no duraría mucho tiempo”, también merece escrutinio. Y su afirmación
de que “Si se permanece mucho tiempo de canónicamente autónomo, se entra
en riesgo de perder una característica típicamente católica, que es estar
sujeto al papa”.
El
Arzobispo no creía ninguna de estas cosas. De hecho, dijo lo opuesto en 1990:
No debemos hacernos ilusiones.
Estamos luchando una batalla avalada por toda una línea de papas. Por lo tanto,
no debemos dudar o temer, dudas como: “¿Por qué debemos seguir por nuestra
cuenta? Después de todo, ¿por qué no unirnos a Roma, por qué no unirnos al
papa?” Sí, si Roma y el Papa estuvieran alineados en la Tradición, si
estuvieran llevando a cabo la obra de todos los Papas del siglo 19 y primera
mitad del siglo 20, por supuesto. Entonces no debemos preocuparnos. Debemos
ante todo confiar en la gracia de Dios.
¿Qué va a pasar? ¿Cuándo terminará
todo esto? Ese es un secreto de Dios. Un misterio, pero debemos luchar en
contra de las ideas actualmente de moda en Roma, las cuales vienen de la misma
boca del papa, de la boca del cardenal Ratzinger, del cardenal Casaroli, del
cardenal Willebrands y los que son como ellos. Está claro, porque todo lo que
hacen es repetir lo opuesto de lo que los papas han dicho y establecido
solemnemente por los últimos 150 años. Está claro, por lo tanto no debemos
dudar ni por un momento.
Mons. Lefebvre creía que “no debemos preocuparnos” por no estar con aquellos
que traicionan la Tradición. Debemos “confiar en la gracia de Dios” y “luchar
contra las ideas actualmente de moda en Roma” por todo el tiempo que persistan.
No debemos “dudar ni por un momento” porque es un “secreto de Dios” cómo todo
terminará.
Mons. Lefebvre tampoco estaría de acuerdo con la creencia de que
ser “autónomos por mucho tiempo” lleva “el riesgo de perder una característica
de la Iglesia Católica”.
Hay que saber que en 2003, el P. Jean Violette, entonces Superior
de Distrito de Canadá, condenó al P. Aulagnier -sacerdote de la Fraternidad en
ese tiempo- porque creía que había “peligro” en no estar “regularizados
canónicamente” por Roma. Lea la carta del P. Violette aquí.
Dos
citas más de Mons. Schneider
merecen atención:
“tengo un gran deseo de que la
FSSPX sea reconocida y establecida cuanto antes en la estructura normal de la
Iglesia, y eso sería para beneficio de todos, para ellos y nosotros. Realmente
sería una nueva fuerza en esta gran batalla por la pureza de la Fe”
“Le he dicho a Mons. Fellay:
Monseñor, precisamos vuestra presencia para ir juntos con todas las buenas
fuerzas de la Iglesia, tener esa unión”
Si
bien es alentador que Mons. Schneider hable frecuentemente acerca de la
Masonería, del modernismo y muchos otros males que afectan la Iglesia en la actualidad,
él es quien necesita volver a la plena comunión con
la Tradición y todos los Papas del pasado. Es más, su “gran deseo” no debería
ser que Roma regularice a la Fraternidad. Debería ser que la Roma modernista se
arrepienta de sus blasfemos caminos y se reestablezca dentro de la estructura
regular de Roma Eterna.
Las
observaciones del Obispo acerca de “unir fuerzas” demuestra una especie de
pensamiento naturalista que minimiza la batalla sobrenatural. De hecho, si, como Mons. Schneider
afirma, los tradicionalistas serán más capaces de lograr un cambio una vez que
la FSSPX sea "regularizada", entonces los modernistas son más tontos
de lo que parecen. Honestamente, ¿el Papa Francisco realmente tomaría medidas
que permitirían a sus enemigos teológicos coordinarse de tal manera que en
última instancia conduciría a la desaparición no sólo del catolicismo
progresista sino posiblemente del Vaticano II? Él y sus aliados liberales no
son tan ingenuos.
Monseñor
Lefebvre dijo que hay “ciertos fieles, que son muy buenas gentes, que aceptaron las consagraciones, pero que tienen un
arrepentimiento en lo profundo: ya no están con la gente que solían estar,
gente que no aceptó las consagraciones, que ahora están en nuestra contra” De
estas personas, el Arzobispo dijo: “¿Van a unirse a nosotros y trabajarán con nosotros”? ¿o van a “tomar un camino
diferente para mantener la compañía de los liberales que nos dejaron?” Mons. Schneider, como los líderes de la FSSPX,
necesitan decidirse. ¿Van a unirse al Arzobispo o van en otro
camino? Yo sé con quién estoy. ¿Y usted?