Fuente: TV Libertés (Video)
Nota: NP transcribe y traduce las preguntas que ha considerado más relevantes.
El papa Francisco les ha hecho la proposición de una
prelatura personal para la FSSPX. Con esta situación canónica ustedes conservan una
independencia con los obispos. Mons. Schneider que ha visitado sus seminarios lo
insta a aceptar esta proposición incluso si la situación en la Iglesia no es satisfactoria
al 100%. ¿No hay con el tiempo un riesgo de creación de una Iglesia más o menos
autónoma, autocéfala, si debe continuar esta situación de distanciamiento
constante respecto a Roma, respecto al papa, respecto a la curia, respecto a
los obispos? ¿Espera usted para firmar una proposición de Roma, la aparición en
la Sede de Pedro de un Pio XIII que todos esperamos?
Creo que no
es necesario esperar que todo esté arreglado en la Iglesia, que todos los
problemas estén arreglados.
Hay sin embargo
cierto número de condiciones que son necesarias y para nosotros la condición
necesaria es la condición de la supervivencia. Yo le he hecho saber a Roma,
sin ninguna ambigüedad, que de la misma manera que Mons. Lefebvre dijo en su
tiempo: hay una condición sine qua non,
es decir, si la condición no se cumple, nosotros no nos movemos: que podamos
permanecer tal como somos, es decir, conservar todos los principios que hemos
mantenido, que son principios católicos.
Efectivamente,
nosotros tenemos reproches graves a lo qué pasó desde el concilio, en la
Iglesia, en ciertos hombres, la famosa cuestión de la manera en que se ha
conducido el ecumenismo, por ejemplo, lo que se llama la libertad religiosa, la
relación entre la Iglesia y el Estado, luego la libertad de dar, y a qué titulo
dar a cada quien la libertad de ejercer su religión (...) y yo creo que
avanzamos por ese lado, en la buena dirección, es decir que Roma está cediendo.
Es interesante
que desde hace dos años podemos decir que nos dicen que hay cuestiones que
estaban enunciadas, proposiciones hechas por el concilio, que no son criterios
de catolicidad. Esto quiere decir que tenemos derecho a no estar de acuerdo y
sin embargo ser considerados católicos.
Precisamente
este conjunto de cuestiones sobre las cuales discutimos. Esta es una primera
parte. La segunda parte es que si hay un riesgo de cisma, de establecimiento
de una Iglesia paralela. Yo he evocado este problema con el mismo papa, el papa
Francisco, y los dos estamos de acuerdo. Ya hay ahora un cierto número de
disposiciones prácticas que vuelven prácticamente imposible el cisma, es decir
que en la práctica, en los actos de todos los días, nosotros expresamos a Roma,
nosotros mostramos nuestra sumisión, reconocemos a estas autoridades. Y no
solamente en la Misa diciendo el nombre del papa y de los obispos del lugar en
el canon de la Misa, sino que también tenemos el hermoso ejemplo del papa
que nos da el poder de confesar y también de (hacer) actos jurídicos.
Es complicado
pero puede suceder que un sacerdote cometa actos delictuosos, nosotros tenemos
referencias de Roma que nos piden juzgar este caso, realmente es una relación
normal. Y no solamente la confesión: el verano pasado se confirmó que el
Superior General puede libremente ordenar a los sacerdotes de la Fraternidad,
sin tener que pedir permiso al obispo del lugar. Este fue un texto de Roma
publicado en varias partes y que dice que la Fraternidad ordena, por lo tanto, lícitamente
pues dice que libremente.
He aquí entonces
actos planteados, actos jurídicos que son canónicos y que ya están en su sitio
y que en mi opinión suprimen la posibilidad de cisma. Evidentemente siempre hay
que velar.
Y hoy, concretamente ¿Qué es lo que falta?
Falta el sello y luego también la afirmación clara y neta que se respetarán estas garantías.
¿Y es el papa quien debe dar ese sello, esas
garantías?
Es el papa quien
lo hace. Sí.