Carta
de los Obispos
Con
el Vaticano II, el Diablo dominó Roma.
Quien es el católico que puede pensar, ¿todavía es su hogar?
Quien es el católico que puede pensar, ¿todavía es su hogar?
Un
lector pregunta cuáles fueron las circunstancias detrás de la carta del 7 de
abril de 2012, dirigida a Mons. Fellay y a sus dos Asistentes, por los otros
tres obispos entonces de la Fraternidad San Pío X. La carta se está volviendo
rápidamente historia antigua, pero los lectores recordarán que la carta jugó un
papel importante en la concientización de los Católicos Tradicionales acerca de
los cambios significativos de dirección de la Fraternidad, que se habían
producido de forma subrepticia a lo largo de los últimos 15 años, y de los que
muchos de ellos no se habían dado cuenta. Pero en marzo de 2012 el animal
acababa de romper su cubierta, o de salir a la luz.
En
ese mes, en “Cor Unum”, la revista de la Fraternidad que se publica tres veces
al año para sacerdotes, el Superior General (SG) escribió que era hora de que
la Fraternidad cambiara la política de Monseñor Lefebvre de no llegar a un
acuerdo práctico sin un acuerdo doctrinal, ya que la hostilidad de los
eclesiásticos romanos con respecto a la tradición católica disminuía, por lo
que debería crecer más la confianza que la Fraternidad tenía depositada en los
conciliares romanos. De hecho, desde principios de los años 2000, más y más
sacerdotes y laicos de la Fraternidad sospechaban que la Fraternidad estaba
siendo conducida en una dirección diferente. Ahora el propio SG estaba
confirmando esas sospechas. Ese “Cor Unum” causó un gran revuelo en la
Fraternidad.
En
la mesa de la cena en el Priorato de la Fraternidad en Londres, Inglaterra, el
editor de estos “Comentarios” se preguntó en voz alta si debía escribir al SG
una carta de protesta contra el cambio de dirección, y enviarla a Mons. Tissier
para que revisara el contenido. Un compañero de mesa preguntó si no convenía
entregar la carta también a Mons. de Galarreta, en caso de que la carta pudiera
ir a la sede de la Fraternidad como protesta conjunta de los tres obispos
contra una desviación tan grave de la constante predicación y práctica del
Arzobispo de “primero la Doctrina”. El cofrade tenía razón, y así nació la idea
de una carta de los tres obispos. Cuando se le consultó sobre el proyecto,
Mons. Tissier recomendó que se redactara un borrador de la carta, y cuando se
le entregó, le dio su entusiasta aprobación. El borrador fue presentado a Mons.
de Galarreta, quien también lo aprobó, pero lo reforzó considerablemente
reescribiendo la última parte del mismo. Un texto final fue firmado por los
tres obispos y enviado a la sede de Menzingen con copias para el SG y sus dos
Asistentes.
Su
respuesta llegó apenas una semana después. No en vano, la Casa General había
estado cambiando la dirección de la Fraternidad mientras disfrazaba el cambio.
Pensaban los jefes sinceramente que la Roma conciliar se estaba volviendo más
católica, hasta el punto de que las graves reservas del Arzobispo en cuanto a
la cooperación con los Neo-modernistas de Roma habían quedado obsoletas. Al
Cardenal Ratzinger en 1988 el Arzobispo le dijo que la cooperación era
imposible, porque la FSSPX y Roma estaban trabajando en direcciones diametralmente
opuestas – Roma quería descristianizar la sociedad mientras que la FSSPX se
esforzaba por recristianizarla. Pero en 2012 la sede de la FSSPX se mantuvo
firme en que la situación había cambiado, por lo que al oponerse a los tres
obispos no se estaba oponiendo al Arzobispo. Pero, ¿qué habría dicho éste
último sobre las correrías del Papa Francisco? Más, ¿qué no habría dicho? Sin
embargo, en una entrevista-libro recientemente publicada del ahora ex-SG, Mons.
Fellay repudia vigorosamente hasta la más mínima crítica al Papa Francisco.
Y
así, en una fecha preestablecida, en junio de 2012, este último se presentó en
Roma con un asistente de confianza para sellar un acuerdo con Roma que por fin
pondría fin a la “disputa innecesaria” de 37 años entre la FSSPX y Roma.
¿Innecesaria? ¿Disputa? ¡Roma conciliar está en guerra con la Tradición
católica! Y los romanos obviamente se enteraron de la carta de los tres
obispos. En cuyo caso, ¿de qué les habría servido atrapar al liderazgo oficial
de la Fraternidad si los otros tres de sus cuatro obispos hubieran evitado la
trampa? La tradición corría el riesgo de volver a empezar. Y así el SG en 2012
fue enviado lejos de Roma, con las manos vacías. Tendría que ponerse a trabajar
en esos obispos para hacerlos volver en sí. No perdió el tiempo…
Kyrie
eleison.
CARTA DE LOS TRES OBISPOS AL CONSEJO GENERAL DE LA FRATERNIDAD SAN PIO X Y LA RESPUESTA DE MENZINGEN