viernes, 25 de octubre de 2019

COMENTARIO ELEISON Número DCXLI (641) - 26 de octubre de 2019


Padre Bruehwiler
En la Iglesia de Dios, lo primero y más importante es la doctrina.
Comprometerla significa traición.
El siguiente análisis de la situación actual de la Neo-Fraternidad San Pío X apareció en el boletín parroquial #3 del P. Aloïs Bruehwiler en San Gallo en Suiza para el otoño de este año. El P. Bruehwiler es un antiguo sacerdote de la Fraternidad, misma que abandonó en 2015 porque no pudo reconciliarse con la falsa dirección que está tomando la Neo-fraternidad, que sigue buscando el reconocimiento por parte de las autoridades de la Neo-iglesia en Roma, aunque éstas insisten siempre en la aceptación por parte de la Neo-Fraternidad de los documentos profundamente anticatólicos del Vaticano II como condición indispensable de dicho reconocimiento. El artículo del P. Bruehwiler se adapta aquí a la extensión A4 de cada uno de estos “Comentarios”.
En una época de grave crisis, en la que los fundamentos mismos de la vida son atacados, sacudidos y hasta derribados, un católico debe con toda humildad y confianza en la protección de Dios Todopoderoso, concentrarse en “lo único necesario” (Lc. X, 42), sin cuestionar a Dios, sino aceptando humildemente la prueba que su Sabiduría Eterna ha permitido (¿o incluso establecido?) como un medio cargado de gracia para castigarnos o purificarnos o santificarnos o salvarnos, cuerpo y alma.
Puesto que la Madre Iglesia, humillada y encadenada desde el Vaticano II, está tan ocupada e inundada como siempre por los siniestros poderes masónicos establecidos en el seno de la “Iglesia Conciliar”, la omnisapiente Providencia de Dios dio a los católicos un fiel sucesor de los Apóstoles, Monseñor Lefebvre, para garantizarnos, en nuestras extremas y continuas necesidades, una fuente de emergencia de la doctrina inalterada de Cristo. Cuanto más habla y actúa el Neo-vaticano bajo la influencia del “humo de Satanás”, más atención deben prestar los católicos a la herencia doctrinal que nos dejó el Fundador de la Fraternidad San Pío X si quieren salvar sus almas. Porque así como san Pablo advirtió a los Corintios que guardaran el Evangelio como él lo había predicado a ellos y como lo había recibido de Cristo (I Corintios XV, 1–3, etc.), así también hoy el abandonar la enseñanza del Arzobispo sobre la Nueva Misa y el Concilio es, en efecto, abandonar la enseñanza de Cristo.
Pero poco después de la muerte del Arzobispo en 1991, los líderes de la Fraternidad emprendieron un nuevo camino, por el cual se han empeñado desde entonces en “normalizar” la posición canónica de la Fraternidad en el seno de la Iglesia Oficial, como si fuera la Fraternidad del Arzobispo y no la Iglesia Conciliar la que era anormal. Este cambio de dirección comenzó a aparecer claramente con el intento de los líderes de la Fraternidad en 2001 de someterse a los Romanos Conciliares, y se centró aún más claramente con la Carta a esos líderes el 7 de abril de 2012, de tres de los cuatro obispos de la Fraternidad, uno de los cuales fue poco después excluido de la misma. La Fraternidad estaba siendo dividida en dos, y quien aprobó esa exclusión entonces debe estar aprobando ahora a los nuevos amigos de la Fraternidad, como el obispo suizo de la Neo-iglesia, cuya doctrina sobre el Concilio y la Misa está lejos de la doctrina de Monseñor Lefebvre. Así pues, la Neo-fraternidad se está formando sobre la base de la unidad práctica antes de la verdad doctrinal, lo cual es un principio francmasónico, no católico en absoluto. Sin embargo, cada vez más sacerdotes y laicos ciegos parecen esperar que se llegue a un acuerdo entre la Fraternidad y Roma.
El problema se remonta al Vaticano II (1962–1965) cuando los fieles católicos, en sus familias y en el trabajo, tuvieron que aprender a su costa lo que significa para los Oficiales de la Iglesia apartarse de la Verdad Católica. Los católicos ya no podían seguir u obedecer a los Papas, obispos y sacerdotes aunque tenían autoridad sobre ellos, porque la Autoridad Católica está al servicio de la Fe y la Justicia. Por el contrario, el “Motu Proprio” de Benedicto XVI de 2007, y el ambiguo y engañoso Comunicado de Prensa del Superior General de la FSSPX emitido al mismo tiempo, son dos ejemplos de un serio desprecio por la verdad y la justicia. Como dijo Mons. Tissier en 2016, “La misa ‘Motu Proprio’ no es la verdadera misa”. Podríamos añadir que la Neo-fraternidad, que se viene formando desde 1991, ya no es la verdadera Fraternidad.
Kyrie eleison.